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​Sobre la paciencia ante las cosas que nos desconciertan siguiendo el ejemplo de San José

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En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".


Hay quien ha visto un sentido negativo en la conducta de María. Así Ratzinger en su libro sobre la infancia de Jesús dice: "lo que Mateo anticipa aquí sobre el origen del niño José aún no lo sabe. Ha de suponer que María había roto el compromiso y —según la ley— debe abandonarla". Aunque esta idea de que José dudó está mencionada por algún Padre de la Iglesia, me parece que repugna a una espiritualidad latina y concretamente española. Esta visión positiva en la conducta de Jesús la siguen algunos Padres de la Iglesia que hablan de que José pensó en quitarse del medio, viendo un misterio demasiado grande para él. No dudó de María, simplemente suspendió el juicio, y dejó paso a la confianza. Sabe del pacto de virginidad, que habían acordado entre los dos, respetando la intuición de María; él, seguramente por acompañarla pues la quería en la situación que ella dispusiera, respetando su compromiso con Dios, pues eso hace el amor.

¿María le dijo lo del ángel a José? Quizá sí, y él la acompañó en su misterio escondido. Quizá se sintió entonces indigno de estar ahí por medio, que molestaba en un plan que no tenía nada que ver con él. Nos dice el Evangelio que Dios interviene en sueños por medio de un ángel que le dice: “José, hijo de David, no tengas recelo... Le pondrás por nombre Jesús, que significa 'El Señor salva'".

A nivel espiritual, veo que estos pasajes nos enseñan a saber esperar ante las dificultades, meditar en el silencio, aguantar sin dejar paso al desconcierto, esperando que se manifiesten las cosas con el tiempo, yo sigo esta norma de conducta: cuando no veo útil actuar de un modo u otro, dejo que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Algunos hablan de esperar que nos señalen por dónde desde “arriba”, esperar el “dedo” de Dios…

En resumen, nos cuesta esperar y nos impacientamos, buscamos actuar enseguida porque no sabemos esperar, perdemos la calma ante las personas cuando no entendemos su modo de actuar. Dios ilumina a José en sueños, en su conciencia, y José es dócil: aprende a ir al paso de Dios.

Benedicto XVI dijo de que el mundo lo salva la paciencia de Dios, y lo pierde la impaciencia de los hombres. En eso sí estoy plenamente de acuerdo con él. Así, la paciencia está unida a la esperanza, y ese confiar va más allá de la razón, muestra una intuición profunda que tiene que ver con la luz pascual, que ilumina la cosas con una fuerza singular. Es un arte no dejarse llevar por las apariencias y saber esperar para ver las cosas en profundidad, con esa luz interior. Al igual que José no entendía nada nosotros tampoco entendemos nada muchas veces pero al igual que él nunca dudó podemos también nosotros no dudar, pues la duda es humana y la aceptación y la confianza es algo divino. Somos invitados a superar las suposiciones (armas del diablo) con esa luz pascual.

​Sobre la paciencia ante las cosas que nos desconciertan siguiendo el ejemplo de San José

Llucià Pou Sabaté
miércoles, 1 de mayo de 2024, 14:30 h (CET)

En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".


Hay quien ha visto un sentido negativo en la conducta de María. Así Ratzinger en su libro sobre la infancia de Jesús dice: "lo que Mateo anticipa aquí sobre el origen del niño José aún no lo sabe. Ha de suponer que María había roto el compromiso y —según la ley— debe abandonarla". Aunque esta idea de que José dudó está mencionada por algún Padre de la Iglesia, me parece que repugna a una espiritualidad latina y concretamente española. Esta visión positiva en la conducta de Jesús la siguen algunos Padres de la Iglesia que hablan de que José pensó en quitarse del medio, viendo un misterio demasiado grande para él. No dudó de María, simplemente suspendió el juicio, y dejó paso a la confianza. Sabe del pacto de virginidad, que habían acordado entre los dos, respetando la intuición de María; él, seguramente por acompañarla pues la quería en la situación que ella dispusiera, respetando su compromiso con Dios, pues eso hace el amor.

¿María le dijo lo del ángel a José? Quizá sí, y él la acompañó en su misterio escondido. Quizá se sintió entonces indigno de estar ahí por medio, que molestaba en un plan que no tenía nada que ver con él. Nos dice el Evangelio que Dios interviene en sueños por medio de un ángel que le dice: “José, hijo de David, no tengas recelo... Le pondrás por nombre Jesús, que significa 'El Señor salva'".

A nivel espiritual, veo que estos pasajes nos enseñan a saber esperar ante las dificultades, meditar en el silencio, aguantar sin dejar paso al desconcierto, esperando que se manifiesten las cosas con el tiempo, yo sigo esta norma de conducta: cuando no veo útil actuar de un modo u otro, dejo que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Algunos hablan de esperar que nos señalen por dónde desde “arriba”, esperar el “dedo” de Dios…

En resumen, nos cuesta esperar y nos impacientamos, buscamos actuar enseguida porque no sabemos esperar, perdemos la calma ante las personas cuando no entendemos su modo de actuar. Dios ilumina a José en sueños, en su conciencia, y José es dócil: aprende a ir al paso de Dios.

Benedicto XVI dijo de que el mundo lo salva la paciencia de Dios, y lo pierde la impaciencia de los hombres. En eso sí estoy plenamente de acuerdo con él. Así, la paciencia está unida a la esperanza, y ese confiar va más allá de la razón, muestra una intuición profunda que tiene que ver con la luz pascual, que ilumina la cosas con una fuerza singular. Es un arte no dejarse llevar por las apariencias y saber esperar para ver las cosas en profundidad, con esa luz interior. Al igual que José no entendía nada nosotros tampoco entendemos nada muchas veces pero al igual que él nunca dudó podemos también nosotros no dudar, pues la duda es humana y la aceptación y la confianza es algo divino. Somos invitados a superar las suposiciones (armas del diablo) con esa luz pascual.

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