No tengo la más mínima duda de que la poesía peruana es, junto a la mexicana, la de mayor importancia en el imaginario poético hispanoamericano. Tampoco me embarga saber que esta tradición atraviesa desde mediados de los años setenta una caída libre en cuanto a calidad, sin que ello signifique dejar de saludar y reconocer a los que han sabido forjar un “yo poético”.
En LA HEGEMONÍA DE LO CONVERSACIONAL, del poeta y escritor José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), se nos brinda un breve pero contundente ensayo del lazo que comparten muchos de los últimos poetas peruanos (1998 – 2008): la preeminencia, voluntaria e involuntaria, del estilo conversacional, o del “británico modo”.
Como nada nace de la nada, Yrigoyen nos detalla cómo este estilo ingresó “oficialmente” a Perú, contándonos la relación que a lo largo del tiempo los poetas han tenido con esta vertiente fruto de las fervientes lecturas de T. S. Eliot.
Basta leer los poemarios para corroborar la fuerza del estilo conversacional. Lo que el autor propone es una especulación que yace en una global lectura responsable, centrada en mediados del ochenta, de la que destacan las voces de Roger Santiváñez y Domingo de Ramos, como aquellas de la década siguiente: Victoria Guerrero, Miguel Ildefonso, Lorenzo Helguero, Roxana Crisólogo y Montserrat Álvarez. Todos ellos han brindado lo mejor, o más interesante, de su poética cada vez que se han acercado a esta “lírica forma de narrar”.
A partir de la muestra Piedra/Sangre, colección de quince poemarios, del que únicamente refulge DIARIO DE NAVEGACIÓN de Diego Lazarte, se nos brinda un panorama, no solo suscrito a este plausible proyecto editorial, de lo que es la novísima poesía peruana, describiendo sus virtudes y taras, guiándonos por los senderos que nos llevan al legado “conversacional” del gran Rodolfo Hinostroza. En este sentido, se reconocen los aportes de Manuel Fernández, Jerónimo Pimentel, Miguel Ángel Sanz Chung, Paul Guillén, Andrea Cabel y Romy Sordómez, que en ningún momento son catalogados de “conversacionales totales”, sino que al igual que sus pares de lustros precedentes, han sabido licuar el latente respiro del “británico modo”.
Como todo libro, este no está libre de reparos. No voy a ser vocero de los mediocres que reclaman una mención, valiéndose de risibles discursos que denotan la no-lectura del libro. Este escritor, periodista, blogger, editor de extraordinarias publicaciones, reseñista de libros que le gustan y lesionado jugador de basketball, solo reclama por la ausencia de José Miguel Herbozo, tanto en el ensayo como en la colección P/S.
Podemos estar o no de acuerdo con los puntos de vista de Yrigoyen; pero más allá de nuestros pareceres, es importante señalar que en LA HEGEMONÍA DE LO CONVERSACIONAL es notorio el destierro de la lambisconería, el asco al amiguismo y el alejamiento de los intereses paralelos que desde los ochenta muchísimo daño le vienen haciendo a la poesía peruana. Que este recomendable ensayo sea entonces un punto de partida hacia trabajos que intenten brindar radiografías justas.
Editorial: Lustra Editores – Centro Cultural de España de Lima.
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