El escritor y colaborador de este diario, Herme Cerezo (Valencia, 1957), presentó hace unas semanas el primer volumen de “Historia del Balonmano de la Comunidad Valencia”, una obra que nos enseña “la riqueza del pasado de un deporte que, a pesar de las penurias que ha vivido, lleva desde 1934 jugándose en nuestra tierra”.
Herme fue entrenador en diferentes clubes de Valencia y, de la mano de la Federación de Balonmano de la Comunidad Valenciana (FBMCV), ha concluido siete años de investigación con una obra que empieza con el balonmano a 11 y termina con “el hito más importante de toda esa época”: la proclamación del club alicantino Calpisa como campeón de la Recopa en 1980.
Resulta fascinante tener delante a alguien con tanto conocimiento de un deporte que un servidor practicó durante casi 10 años. No en vano, el presidente de la Real Federación Española de Balonmano (RFEBM), Francisco Blázquez, anunció en la presentación que será condecorado con la Insignia al Mérito Deportivo. “No sabía nada y no daba crédito. Para mí es un motivo de inmensa alegría. Me gustaría que mi libro sirviera de base para que otras personas sigan investigando”, comenta emocionado.
¿Qué nos puede enseñar este libro?
Nos enseña la riqueza del pasado de un deporte que, a pesar de las penurias que ha vivido, lleva desde 1934 jugándose en nuestra tierra, que goza de una relativa buena salud y que tiene una belleza que se aprecia mejor en directo que a través de las cámaras de televisión.
¿En qué momento de tu vida te das cuenta de que tienes que escribir una historia del balonmano de la Comunidad Valenciana?
La idea surge porque yo entrené toda la vida con un amigo que se llamaba Juanlu García. Entre nuestras aspiraciones había el hacer una historia del balonmano. Él tenía por costumbre coleccionar recortes de prensa, con lo cual tenía una base documental muy importante. En diciembre de 2007 Juanlu falleció, yo dejé el balonmano y se quedó el proyecto en el aire. Años después me llamaron de la Federación para que me volviera a involucrar, les propuse hacer el libro y en seguida me dieron ordenador y mesa para trabajar.
La Federación Valenciana te ha acompañado y ayudado en todo este proceso.
Y me ha soportado. Porque hay días en los que las cosas no te salen. Cuando no encuentras lo que buscas te conviertes en un ser insoportable. Pensé que el proyecto iba a durar dos años y medio y al final han sido siete el primer tomo. Y ellos han tenido la suficiente paciencia para no presionarme.
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“Para que la lectura fuera amena se me ocurrió montar una especie de ‘collage’ que conjugara datos, fotografías y entrevistas con gente que ha vivido esa época”
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¿Cómo se plantea un libro de historia de más de 700 páginas para que sea capaz de resultar ameno y captar la atención?
Cuando empecé a escribir el libro a penas había nada en la Federación Valenciana. Sólo 15 o 20 fotos y las memorias de Juan Torres a partir del año 61. Tuve que reconstruir el pasado en base a datos y resultados. Para que la lectura fuera amena se me ocurrió montar una especie de “collage” que conjugara datos, fotografías y entrevistas con gente que ha vivido esa época.
El subtítulo del libro es “Del balonmano a 11 al Calpisa, campeón de la Recopa”. ¿Por qué tomas este hito como referencia?
Porque es el más importante de toda esta época. A nivel escolar el equipo Jesús y María de Valencia consigue en 1961 el campeonato de Europa en Lisboa.
El Calpisa es la continuación del Club Balonmano Obras del Puerto de Alicante, que es un histórico de la zona. Siempre había estado en mitad de la tabla hasta que llega a la presidencia Andrés Muñoz que decide, a través de una inmobiliaria llamada Calpisa, hacer un gran equipo. Para ello ficha al mejor portero de España, Pitu Perramón, que había jugado en el FC Barcelona y en el Granollers. Este jugador sirvió de reclamo para atraer a media docena más de grandes jugadores, como Santos Lavaca, Albisu, Melo… En cuatro temporadas ganaron cuatro ligas y tres copas del Rey. Luego se mantuvo una buena línea hasta que en 1.980 ganaron la Recopa.
¿Qué peso tuvo el balonmano valenciano en España durante los años 70 y 80?
Te pondré algunos ejemplos. Hasta que aparece el Calpisa, los títulos de liga se los habían repartido siempre el FC Barcelona, el Atlético de Madrid y el Granollers, lo que se conoce como la triada clásica del balonmano. El Calpisa fue el primero en romper esa tradición. Además, tuvimos a dos clubes valencianos como fundadores de la División de Honor. El Altos Hornos de Sagunto lleva más de 50 años pelando por estar en las máximas divisiones. Y, por otro lado, tenemos la historia del Marcol, un equipo amateur que en el año 71 ganó la Copa del Generalísimo en su primer año en la máxima categoría. A nivel de fichas, la Federación Valenciana ocupaba el tercer o cuarto lugar en España.
La presentación tuvo lugar el 30 de septiembre en el Complejo Polideportivo de la Petxina (Valencia) y en ella estuvieron, además del autor, Francisco Blázquez, presidente de la RFEBM; Arturo Tejedor, presidente de la FBMCV; María Teresa Girau, concejala de Deportes de Valencia; y Francisco Lloret, periodista y director de CV Radio.
Me llamó la atención en la presentación que comentaras que, ya con el libro casi cerrado, descubres que el balonmano a 11 se jugó durante la República y te pones a investigar.
Desde el inicio tuve metido en la cabeza saber cómo había entrado el balonmano en España. La teoría clásica es que entró a través de las academias militares, como una asignatura más de preparación. Y eso es verdad, pero no sólo empezó por ahí. También a través del movimiento scout y de un sindicato estudiantil femenino llamado FUE que tuvo mucha fuerza durante la República. Para saber un poco más tenía que localizar a una mujer que había sido entrenadora y me puse en contacto con Recaredo Agulló, que es la persona que más sabe de atletismo de Valencia. Él fue quien me dijo que el balonmano se jugó en la República en Valencia. Empecé a indagar y encontré las fuentes que hablaban de los scouts y de la FUE. Esto me obligó a modificar todo el principio del libro y hacerle engordar 60 páginas.
¿En aquella época ya se podía hablar de “balonmano” como tal?
Así es, con las mismas reglas del balonmano a 11 que luego se jugó hasta los años 60. Sólo que la técnica y la estrategia no era la misma. De hecho, si ves alguna foto puede parecer un partido de rugby porque están todos los jugadores apelotonados. De la indumentaria mejor ni hablar.
¿Por qué desapareció el balonmano a 11?
El origen del balonmano está en países nórdicos como Noruega, Dinamarca, Suecia o Alemania donde los inviernos son muy duros. De hecho, en el fútbol paran las ligas. En estos lugares querían seguir jugando en invierno y se les ocurre montar partidos en grandes almacenes y naves industriales. Además, el balonmano a siete requería menos jugadores que el balonmano a 11, donde el juego era muy intenso y había constantes cambios. Se necesitaban al menos 17 o 18 jugadores, mientras que la modalidad que hoy conocemos, con tener tres o cuatro reservas es suficiente. El balonmano a siete fue ganando espectacularidad y le comió el terreno.
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“La gran pregunta que se me ha quedado pendiente después de escribir el libro es por qué en España, durante la época de Franco, el balonmano fue un deporte tan respaldado a todos los niveles”
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Aún así coexistieron durante muchos años.
En España, la última competición de balonmano a 11 fue en 1959. En el resto del mundo en 1966. Creo que la Federación Internacional fue arrinconando esa especialidad en beneficio del balonmano a siete porque llegó un momento en el que el desarrollo técnico fue muy superior. Aunque al principio los jugadores jugaban a las dos modalidades.
Incluso al baloncesto...
Así es. De hecho, cuando empecé con el libro, en algunas fuentes documentales me resultó lioso aclarar qué era balonmano a siete y a once mientras coexistieron. Conseguí saber que en cada temporada se jugaba primero al balonmano a 11 y que en enero o febrero empezaban las competiciones de balonmano a siete.
De hecho, comentas en el libro que las crónicas de la época no diferenciaban entre baloncesto y balonmano.
Incluso a veces está equivocado. En el titular se indica que es un partido de balonmano y dentro hay una crónica de baloncesto, y al revés.
La gran pregunta que se me ha quedado pendiente después de escribir el libro es por qué en España, durante la época de Franco, el balonmano fue un deporte tan respaldado a todos los niveles. Se le hizo crecer mucho y llegó a ser el segundo deporte de España después del fútbol. El balonmano es correr, saltar y lanzar. Igual que el atletismo. Sin embargo, el balonmano para chicas fue fomentado desde el primer momento, mientras que el atletismo estuvo prohibido para las mujeres hasta el año 1962.
La lectura de tu libro se hace amena porque tiene anécdotas que son auténticas joyas. Cuéntame alguna.
En 1954 se jugó en Valencia una fase final del balonmano a siete. Vinieron el Real Madrid, el Atlético y el Granollers, entre otros. Se jugó en la Calla Císcar, donde se hizo un pabellón descubierto en el que se podía jugar a balonmano, baloncesto y hockey sobre patines. Cabían 1.500 personas. En aquella época la gente andaba escasa de dinero y al acabar la jornada del viernes cayó una tromba de agua. No se podía jugar y a alguien se le ocurrió que la forma de secar la pista era rociarla de gasolina y prenderle fuego. No lo hicieron, pero lo pensaron y eso es lo grave (risas).
Esto me hace pensar que la gente, por muchos problemas económicos que haya tenido, cuando ha creído en algo ha luchado por ello. Por ejemplo, el Puerto de Sagunto ha viajado en camionetas al aire libre, ha dormido en pensiones de mala muerte y ha comido fabada de lata. Cuando venía un equipo de Madrid a jugar a Valencia, en donde había dos equipos (el Español y el Altos Hornos), jugaban un sábado contra uno y el domingo contra el otro para economizar la estancia.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que todo el mundo ha hecho de todo. Un entrenador hacía árbitro en un entrenamiento, un federativo hacía de árbitro o de entrenador. Como no había dinero, todo el mundo colaboraba para hacer lo posible por que se pudiera jugar.
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“El balonmano tiene todos los alicientes para ser un gran deporte y para atraer a mucha más gente, pero le falta marketing”
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Para confeccionar el libro has hecho 35 entrevistas. Por desgracia, muchas de esas personas no han podido verlo publicado.
Hay gente que me ha ayudado contándome sus vivencias y otras físicamente, prestándome apoyo moral y documental o abriéndome puertas. Tengo que citar a José Julio Espina, que me encaminó hacia Adrián Prats, que había sido entrenador en los 60 del Sporting Salesiano. Grabé 5 horas de conversación y cuando acabé supe que mi libro no iba a durar dos años, sino bastante más. El fallecido Juan Torres fue el primer secretario de la Federación que sistematizó y amplió las memorias como base de recopilación de datos de cada temporada. Arturo Tejedor y Francisco Blázquez, cuando estaban en la FBMCV me apoyaron en todo momento. En Castellón, Miguel Bernat y Salvador Blanch también me dieron material y sus memorias. No puedo dejar de citar a Rafael Solaz, que es un bibliófilo valenciano que me abrió las puertas del Ateneo Mercantil, que tenía más de 20 años de diarios de Alicante.
¿Cómo te quedaste cuando el presidente de la RFEBM te dijo en la presentación de tu libro que te van a otorgar la insignia al mérito deportivo en reconocimiento a todos estos años de trabajo?
No sabía nada y no daba crédito. Para mí es un motivo de inmensa alegría. Es reconocer a una persona que durante mucho tiempo ha estado callada trabajando en algo. Y me gustaría que mi libro sirviera de base para que otras personas sigan investigando. Juan de Dios Román, antiguo presidente de la RFEBM, me dijo que hacían faltan muchos libros de este tipo en el balonmano nacional. Creo que tiene que haber gente se dedique a dejar constancia escrita de lo que va sucediendo.
Recuerdo el momento en el que se anunció el romance entre Iñaki Urdangarín y la Infanta Cristina. Mucha gente pensó que se produciría una eclosión del balonmano. ¿Qué le falta a este deporte para dar ese salto?
Creo que le falta marketing, vender mejor su imagen. Piensa en el baloncesto de la NBA a nivel de fotografía, reportajes, vídeos, comentarios... El balonmano tiene todos los alicientes para ser un gran deporte y para atraer a mucha más gente. Es un deporte muy apropiado para ciudades no muy grandes porque con relativamente poco dinero puedes estar en un nivel muy alto, como pasó con Ciudad Real, que fue campeón de Liga y de Europa y gracias a ello la localidad tuvo mucha promoción en televisión.
¿Cómo llevas el segundo y el tercer volumen?
El segundo lo tengo ya bastante adelantado. Cuando publiqué este libro tenía escrito hasta el año 2012 y ahora estoy trabajando en el segundo periodo que va desde 1981 hasta 2000 o 2005.
Después de haber hecho un libro de Historia de Valencia a través de su transporte público, uno de cuentos, otro de relatos cortos (junto a otros autores) y uno de Historia del deporte, ¿qué será lo próximo?
Mi gran asignatura pendiente es escribir una novela. De hecho, tengo empezadas varias pero me falta rematarlas. De momento espero terminar los dos volúmenes que faltan de la Historia del Balonmano de la Comunidad Valenciana y divulgar este deporte tan bonito.
Herme Cerezo (derecha) y Guillermo Peris (izquierda), director de Diario Siglo XXI. / Foto: David Rivas.
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