Si alguien ha venido para devolver al Paraguay su sitial de amparo y reparo de terroristas y criminales internacionales, es precisamente quien proclamó una y mil veces que cambiaría su imagen: el nunca bien ponderado cura Fernando Lugo.
El gobierno del cura Fernando Lugo, es el único de izquierda marxista y bolivariana (al menos eso dice su propaganda) , que es atacado por una guerrilla marxista y bolivariana, el EPP, que domina gran parte del norte del Paraguay, específicamente los departamentos de Concepción y Canindeyú, donde tiene su zona liberada.
En su desesperado intento por tapar el sol con un dedo, el cura Lugo incluso ha demandado por “difamación y calumnia” a un viejo amigo de infancia, el intendente de San Carlos Luís Aníbal Schupp, quien brindó profusos detalles de los vínculos que unen al defenestrado obispo católico con diferentes grupos terroristas.
Ante la querella, Schupp se ratificó en sus acusaciones e incluso fue más allá afirmando que uno de los principales jefes del grupo insurgente, Juan Arrom, está unido a él por lazos de familia.
“Es de público conocimiento que fue o es pareja de la suegra de Juan Arrom (Teresa Rojas), quien le dio una hija; estas son las cosas que él debe aclarar al pueblo paraguayo”, expresó el viejo amigo y ex aliado político del cura, hoy traicionado como muchos otros por el Mesías Arzobispal.
La bajunería y la traición hacia sus seguidores ha sido una constante en la trayectoria política del cura con sus compañeros de ruta, a quienes no duda en dar un trato indigno y humillante. El vilipendio, la puñalada por la espalda, el arrojar la piedra y esconder la mano han demostrado ser sus principales armas en este año y medio de gobierno, signado por la corrupción y los escándalos.
“Fernando Lugo considera que su cargo como presidente de la República lo faculta a realizar acusaciones sin evidencias y a realizar comentarios difamatorios, del tipo de la época de las dictaduras” opinó el editorialista de un importante diario de la capital paraguaya.
El cura Fernando Lugo afirma que la guerrilla que hostiliza a su gobierno está integrada por delincuentes comunes, aunque lo mismo podría decirse de su entorno y gabinete de ministros.
La guerrilla por su parte acusó a Lugo de haber traicionado todas sus promesas de campaña, y de ser un instrumento del imperialismo más en la larga lista de déspotas impuestos por Washington que asolaron al Paraguay en las últimas décadas.
Muchos de los nombres más destacados en la actual administración son recordados por su asociación criminal en una banda delictiva que se pretendía revolucionaria, la misma acusación que hoy realizan a sus ex cofrades del EPP.
Según la ficha policial del influyente funcionario del Ministerio de Hacienda del cura Lugo, Raúl Monte Domecq Serratti, facilitó su vehículo para ser transportado el mimeógrafo robado del colegio Cristo Rey, además de efectuar relevamientos en zonas barriales para perpetrar robos y asaltos con los cuales munir de fondos a su organización criminal.
Antecedentes de la misma índole tienen otros de los funcionarios ubicados en puestos de responsabilidad por el cura con hijos, como Guillermo Brañas, Diego Abente Brun, Gustavo Codas, López Perito o Dionisio Borda.
El nominado por el cura Lugo para dirigir Itaipú, Gustavo Codas Friedman, intentó asaltar a su propia madre cuando militaba en la organización delictiva OPM, hecho que no le impide hoy gozar de la confianza arzobispal para dirigir el multimillonario presupuesto de la represa binacional.
Dionisio Borda, en tiempos en que integraba la misma banda de Codas “regalaba dinero, máquinas, semillas” a campesinos para captarlos para la OPM. El dinero era obtenido a través de expertos enviados por las Naciones Unidas, Gerrit De Pager y Antonio Jaime Elizalde Hevid, de filiación “marxista”. Actualmente es el principal vínculo de los gobiernos paraguayos con la usura internacional, incluídos BID, World Bank y FMI.
Miguel Ángel López Perito, ministro sin cartera del cura Lugo, también tiene un pasado comprometido con la violencia y el crimen organizado. En otros tiempos, el mismo diario ABC color que promocionó a su grupo político Tekojoja, presentó a López Perito y otros de su entorno como peligrosos terroristas, con sus fotografías en la tapa.
Hoy López Perito es el ministro encargado del trabajo sucio de recaudar fondos en negro para los objetivos políticos del cura Fernando Lugo, quien lo convirtió en una especie de ministro sin cartera y delegado plenipotenciario del gobierno luguista para perpetrar actos de corrupción.
López Perito dedica todo su tiempo a buscar de dónde distraer dinero público para sus propios fines, al punto que ya cuenta con un frondoso prontuario en apenas un año y medio de abocarse a trabajar para el régimen arzobispal. Entre sus antecedentes, figura el haber nombrado a su hijastro David Yinde como director de la Dinatrán, quien luego fue arrestado en pleno congreso de Transportistas al comprobarse que se hallaba metido hasta los tuétanos en la corrupción. López Perito negó toda relación con el detenido, a pesar de ser conocido que su nombramiento respondió a su proximidad familiar.
LA NUEVA SOCIEDAD DEL “CAMBIO”
Mientras los antiguos revolucionarios-delincuentes se dedican a llenarse los bolsillos distrayendo dinero público, los actuales revolucionarios-delincuentes son perseguidos con saña, y con el asesoramiento de siempre: la CIA y los militares brasileños, hoy con el agregado de los chacales enviados de Alvaro Uribe. El ministerio del Interior ha reactivado el entrenamiento de uniformados paraguayos en sitios bajo la tutela norteamericana, el ofrecimiento de recompensas premiando la delación y la red de informantes encubiertos de la dictadura militar.
El resultado de tanto “cambio” no se hizo esperar, y un viento de caza de brujas contra la izquierda no tardó en soplar. Como botón de muestra, esta tarde fue detenido el dirigente campesino José Villalba, por ser hermano de una guerrillera y por hablar como ella.
Decía Marx que la violencia es la partera de toda sociedad que lleva en sus entrañas una nueva, pero en el caso del Paraguay, la violencia ha sido sólo una constante en el trato con el cual el gobierno ha intentado aplacar la desesperante realidad social.
El gobierno del cura Fernando Lugo, desafortunadamente, es apenás uno más en la lista.Y los integrantes de su entorno, aunque duela decirlo, son el principal santuario de terroristas del país.
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