Resulta tan burdo, patente y descarado, a la vez que evidente y patético el juego, que el señor Rodríguez Zapatero y sus apoyos en el Gobierno, han empezado a poner en práctica en la comunidad andaluza que, si no fuera porque, a la vez, se producen importantes desvíos de dineros de los impuestos de todos los españoles hacia dicha región, que van en detrimento de otras regiones, tan o igualmente, necesitadas de ayuda como las comunidades andaluzas y manchegas; seguramente se merecerían la burla, la chacota y, el mismo, desprecio, a causa de la falta de habilidad, sensibilidad política, finura y oportunidad, de semejante cacicada.. Las encuestas les empezaban a ser contrarias al PSOE andaluz, el PP del señor Arenas parece que había comenzado a calar hondo, no sólo en las clases altas andaluzas, lo cual no tendría nada de particular, sino, y esto era lo que más les dolía al PSOE, entre las propias clases menos favorecidas, aquellos que habitualmente siempre votaban socialista y que, desengañados por una gestión desastrosa del partido en el Gobierno, daban evidentes muestras de tener la intención de cambiar su intención de voto, poniendo en inminente peligro el feudo más sólido y compacto en el que se han venido apoyando todos los gobiernos del PSOE.
Lo curioso de lo que está ocurriendo actualmente en Andalucía, con el gobierno del PSOE, es que, vean ustedes la paradoja, los actuales directivos de la comunidad utilizan para gobernarla las mismas tácticas caciquiles contra las que los trabajadores de la tierra andaluces y manchegos estuvieron luchando durante cientos de años para erradicarla. Del clásico “señorito andaluz” al actual “señorito socialista andaluz” no hay más diferencia que aquel actuaba desde su cortijo, desde los límites del municipio sobre el que ejercía su influencia y éste lo hace en un ámbito más amplio, desde el Parlamento de Andalucía o el de Extremadura. Cuando, desde la Moncloa, se habla de un proyecto de “Economía sostenible para Andalucía” no crean ustedes que se trata de mejorar su industria, o fomentar sus cultivos o potenciar sus vinos, no señores, se refiere a una economía que “permita sostenerse en Andalucía el clan socialista”, el mismo que la viene dominando desde hace tantos años, primero con el señor Chávez, que todavía no ha podido explicar las ayudas a las empresas donde trabajaba su hija y, ahora, lo ha heredado el inefable señor Griñán, que viene mostrando parejas “aptitudes y actitudes”, que las que tanto rédito le proporcionaron a su antecesor.
Toda la parafernalia que se ha montado en Andalucía, con la celebración de un Consejo de Ministros en Sevilla, con un montaje ad hoc para escenificar la gran “estima” del gobierno del señor Rodríguez Zapatero por las comunidades andaluza y extremeña y la forma extremadamente dadivosa con la que se propone recuperar el “cariño” y el presunto voto de sus habitantes, a base de un enorme despilfarro de millones que van a dejar caer sobre ellos en forma de subvenciones; PER rebajado en peonadas; el pago repentino de lo que restaba de la Deuda Histórica –que quisiéramos que alguien nos explicara bien en lo que consiste –, que supone otro pago del Gobierno a la Junta por un importe de 784 millones de euros ( parece ser que en solares y otros activos del Estado). El hecho es que se calcula que estos oportunos e inesperados apoyos no bajarán de los 1.200 millones de euros, para repartir entre Andalucía y Extremadura. Parece que el Gobierno no va a poner tope al gasto público y que no piensa detenerse en su política de intentar mantenerse en el poder, aunque ello sea a costa de seguir endeudando a la nación y a mantener el enorme déficit público que hemos heredado del 2009. Desde que, en Davos, se comprometió a apretarse el cinturón ahorrando 52.000 millones de euros del gasto público y a retrasar la edad de jubilación a los 67 años, alargando el periodo de cálculo de la base a 25 años; parece que ha sufrido una amnesia total y sigue engrosando la bola del gasto público, como si el Tesoro estuviera rebosante de reservas y la economía española garantizara una “cosecha de impuestos” digna de una añada de extraordinarios beneficios empresariales. Por desgracia las noticias no son estas y mucho se teme que, el anunciado aumento del IVA, en lugar de significar más recaudación produzca el efecto contrario y se siga contrayendo, aún más, la demanda, a causa del incremento de precio de los productos y del aumento imparable de la bolsa de desempleados.
Nada que objetar a que el Estado ayude a las poblaciones afectadas por las inundaciones, puesto que ello forma parte de la solidaridad interregional pero, no se entiende que el PER, esta prestación absurda con la que trabajando 35 peonadas ya se tenga derecho a un subsidio agrícola para todo el año, algo propio de un Estado que no se preocupa por conseguir ocupación para que sus ciudadanos trabajen durante los días laborales de todo el año, sino que, por el contrario, les garantiza un ocio retribuido de diez meses al año, lo que me imagino debe fomentar la economía sumergida de muchos de los que lo perciben y la vagancia del resto. Lo malo es que, el Gobierno, con la excusa de favorecer a 40.000 trabajadores que se supone estén afectados por causa de las inundaciones, se ha decidido darle otro recorte a las peonadas, dejándolas en 20, con lo cual el número de personas que tendrán derecho al subsidio va a aumentar considerablemente; más, si se tiene en cuenta que, al parecer, la medida se va a extender a todos aquellos que en diciembre del pasado 2009, antes de la presentación del Real Decreto Ley, y en los meses transcurridos del 2010, hubieran solicitado el subsidio por desempleo o de la renta agraria. En fin, que los 40.000 presuntos beneficiarios de esta medida excepcional pueden quedar convertidos, según datos de la Federación Agroalimentaria de CC.OO, en la friolera de 221.403 potenciales beneficiarios. La pregunta del millón está en: ¿de dónde piensa el Gobierno conseguir tantos millones que le permitan atender a los 4’5 millones de trabajadores en desempleo; pagar los intereses de la deuda pública; seguir manteniendo al gasto público y el despilfarro de salarios pagados a funcionarios; mantener los sueldos astronómicos de los altos cargos políticos del Gobierno y de las CC.AA que, por mucho que vayan aumentando las cifras del endeudamiento comunitario no parecen decididos a privarse de sus gabelas y emolumentos con los que, probablemente, no les va a afectar, como al resto de ciudadanos, el aumento de los impuestos. Lo que no sabemos es cómo, manteniendo este nivel de gasto, vamos a poder cumplir con la obligación de rebajar nuestro déficit público, según nos exige la cláusula de Estabilidad Presupuestaria, al 3% que se nos exige desde Bruselas para el 2013. ¿Bastarán los nuevos impuestos para cubrir tantos agujeros? Mucho nos tememos que sólo sirvan para abrir algunos más.
Es evidente que, el ministerio de Igualdad, de nuestra pizpireta Bibiana Aído, no ha querido entrar en este tema, por estar tan centrada en el feminismo; porque, si lo hubiera hecho, hubiera podido descubrir que, en España, el gobierno del PSOE, ha decidido que se mantengan en ayuno las vacas flacas de la mayoría de las autonomías pero, vean ustedes la maldad, parece ser que habrá unas pocas, todas ellas con el signo del PSOE como divisa, que van a disfrutar de doble ración de pienso, agua fresca y dulces algarrobas para rumiar. Ustedes ya sabrán encontrar, con facilidad, cuales son las que gozan de tamaños privilegios. ¡Así se ganan las elecciones en España!, ¡Vaya por Dios!
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