Durante las últimas semanas, la opinión pública de Paraguay asistió estupefacta a un triste expectáculo ofrecido por sus representantes en el Senado. Como consecuencia de un error numérico al agregar a un miembro en un grupo de Whatsapp, por parte de la Senadora Desiree Masi, sus adversarios políticos pudieron tener en sus manos conversaciones auténticas que encienderon la alarma.
Las conversaciones, cuyo cariz humorístico no está del todo dilucidado debido a que los participantes se negaron a realizar las debidas aclaraciones, hablaban nada más y nada menos que de asesinar al presidente de la república. Algunos de los métodos sugeridos por los participantes fueron: un atentado con bomba, una inyección letal o la contratación de un sicario de la violenta zona fronteriza con Brasil.
Con la soberbia característica de quien se supone ijmpune, por tener el respaldo de los medios otrora hegemónicos, los participantes del chat se negaron rotundamente a ser investigados. Sin más opciones, las autoridades debieron emplazar a los senadores que participaban del grupo Whatsapp para entregar sus celulares, estableciendo un lapso de cuarenta y ocho horas.
En caso de persistir la negativa de los presuntos implicados en el complot, se recurrirá a la proveedora de Whatsapp, que es Facebook, a través del mismo Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay, para así poder verificar la autenticidad de la conversación.
Lo más sorprentdente de todo es que con absoluta irresponsabilidad, el partido de la prensa paraguaya liderado por Vierci y Zuccolillo, ha hecho todo el esfuerzo posible por desacreditar las denuncias sobre el macabro complot. Los esfuerzos periodísticos por minimizar las graves denuncias derivaron en agrias recriminaciones por parte de los denunciantes, quienes acusaron al diario ABC color de tener mucha experiencia encubriendo magnicidios.
Es particularmente alarmante la participación en las conversaciones del Senador Roberto Acevedo, dado que se trata de un legislador que se ha visto envuelto en varios oscuros episodios de Sicariato. En el año 2010 estuvo a punto de ser asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia, y la misma prensa argentina lo describió como un matón que a punta de pistola se hizo devolver 2,8 millones de dólares, que había entregado al lavador de dinero del narcotráfico Hernán Arbizu, hoy preso en Estados Unidos.
Un presunto capo mafioso, Jorge Rafaat, murió en medio de una verdadera batalla entre dos bandas rivales de criminales que estalló en las calles de la fronteriza ciudad Pedro Juan Caballero. Su brutal homicidio, para el cual se usaron cañones anti-aéreos, se produjo el mismo día en que Acevedo asumió la presidencia del Congreso. Rafaat había denunciado que Acevedo lo había amenazado y que soñaba con verlo muerto.
A fines del año 2016, en un enfrentamiento entre la policía del Brasil y miembros del hampa, terminó ejecutado Jefferson Barbosa, el sicario que atentó contra Acevedo en el año 2010. Un legislador oriundo de la misma zona fronteriza, afirmó a través de la prensa que todos aquellos que tuvieron problemas con Acevedo en aquellos parajes, no solo terminaron muertos, sino que también sus cadáveres fueron descuartizados.
El mismo diario ABC color, que defiende los intereses del empresario Aldo Zuccolillo, realizó no hace mucho graves acusaciones contra Acevedo, que había amenazado con enviar al infierno a uno de sus corresponsales. El mismo diario se había hecho eco de publicaciones del periodista argentino Jorge Lanata, quien fue uno de los tantos que narro los entretelones de la relación de Arbizu con el hoy presidente del Congreso de Paraguay.
Sin embargo, hoy lo defiende con uñas y dientes, solo porque su propietario intenta evitar la Enmienda constitucional que facilite la reelección del actual presidente., Horacio Cartes. La prensa facciosa de los medios comerciales pretende, con ese objetivo, mantener su papel dominante dentro de las agendas políticas, dado que un gobierno estable y fuerte que no claudique ante sus intereses les podría resultar fatal. En ese contexto, han llegado a sentenciar que una Enmienda de la Constitución es una violación de la misma.
En un país desarrollado se dice que la Constitución dice lo que la Corte Suprema dice que dice. En Paraguay, sin embargo, algunos pretenden que la Constitución diga, lo que Zuccolillo y Vierci dicen que dice, aunque quienes la “defiendan” se nieguen a entregar sus celulares cuando se los pide un juez.
Lo dijo un famoso pensador español: Cuando un hombre pide justicia, la mayoría de las veces solo está pidiendo que le den la razón.
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