El cura presidente Fernando Lugo junto con el vicepresidente Federico Franco, acompañados de autoridades castrenses y del Ejecutivo, depositaron en la mañana de ayer 7 de septiembre una ofrenda floral en conmemoración del 70 aniversario del fallecimiento del Dictador Nazi Fascista José Félix Estigarribia. El acto se realizó en el Panteón Nacional de los Héroes.
José Félix Estigarribia, el dictador que el 18 de febrero promovió un autogolpe disolviendo el Congreso, es recordado en la historia paraguaya por haber impuesto una constitución totalitaria que sentó las bases para las dictaduras de Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner.
EL DICTADOR ESTIGARRIBIA
José Félix Estigarribia no sólo fue el entregador del área petrolífera del Chaco Boreal a la Standard Oil company y a Bolivia por el acuerdo de paz de Julio de 1938 en Buenos Aires, en la mejor documentada traición de la historia paraguaya. También fue el dictador neo-nazi que con un autogolpe abrió, en febrero de 1940, una oscura etapa de totalitarismo, traición y obsecuencia al imperio norteamericano en Paraguay, que sería continuada por Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner.
Aunque Estigarribia es recordado en forma casi exclusiva, por los autocensurados historiadores paraguayos, en su carácter de comandante del ejército que enfrentó a Paraguay y Bolivia en una guerra inter-imperialista por el petróleo del Chaco, azuzada por la Standard Oil Company y la Shell- también es responsable del funesto legado autoritario que dejó al Paraguay con su herencia Nazi-Fascista y sus leyes represivas.
Estigarribia también fue responsable de la entrega de 50.000 kilómetros cuadrados de territorio reconquistado por Paraguay en la guerra, a un costo de treinta mil muertos, a la empresa Standard Oil que envió como negociador al petrolero tejano Spruille Braden, fundandor de la filial boliviana de la empresa de la familia Rockefeller.
Según el libro del historiador de Michigan State University Leslie B. Rout "Politics of the Chaco Peace", editado en Texas, Estigarribia claudicó en las negociaciones de Buenos Aires en 1938 ante Braden en canje por el respaldo de Washington a la imposición de su dictadura neo-nazi.
LA PENETRACIÓN NAZI EN PARAGUAY
Las leyes represivas nazi-fascistas que impuso por decreto José Félix Estigarribia en julio de 1940, fuertemente influenciado por Hitler y Mussolini, no eran casualidad en un país donde habían echado raíces las ideas Bernard Foester, quien a fines del siglo XIX intentó crear una colonia de arios puros en este país sudamericano.
Hacia 1939 existía en Sudamérica una incipiente red de espionaje nazi, que tenía en el Brasil su centro de operaciones. Dependiente directamente del Abwehr en Hamburgo a cargo del almirante Wilhelm Canaris, los espías nazis hacían reportes sobre los temas que le interesaban al Tercer Reich.
Uno de sus medios de propaganda ideológica fue el "Deutsche Zeitung fuer Paraguay" (Diario Alemán para el Paraguay), quien en su edición del 1º de noviembre de 1938 saludaba la ocupación nazi de los Sudetes con estas palabras:
"Europa se halla aún en formación. Aquellos dos grandes arquitectos, Mussolini e Hitler, se esfuerzan desde que llegaron al poder en dar a ese continente una nueva y sana estructura.
Pero todavía no han llegado al fin de su programa; todavía queda mucho que debe ser limpiado. Los Balcanes tienen que desaparecer. El camino del Danubio y el Mar Negro muestra aquel "Drang Nach Osten (impulso hacia el Este) que siempre ha sido el propósito y la misión de ambos pueblos".
Fuertemente influenciado por la ideas nazis, Estigarribia abrió la dinastía totalitaria en 1940. Poco después falleció en un accidente aéreo, y su labor fue continuada por Higinio Morínigo, quien al finalizar la guerra mundial puso su aparato represivo al servicio del imperio norteamericano, entonces empeñado en blanquear nazis a través del proyecto "Paperclip".
LA DICTADURA DE ESTIGARRIBIA
En fecha 26 de enero de 1940, consumado ya el atropello a la autonomía universitaria, el gobierno de Estigarribia con la firma de todos sus ministros, entre los que se encontraban varios universitarios como Justo Pastor Benítez –junto a José P. Guggiari, uno de los principales culpables de la masacre de estudiantes del 23 de Octubre de 1931, y Efraim Cardozo- deciden solicitar a la Cámara de Senadores integrada sólo por liberales, la intervención de la Universidad Nacional. En la misma fecha se dicta el decreto 331 firmado por el Presidente del Senado Luis A. Riart por el que se otorga “al presidente Estigarribia el acuerdo previsto por el artículo 10 de la Ley 1.048, para intervenir la Universidad Nacional de Asunción”.
El 31 de enero de 1.940, por decreto 20.066 también fue intervenida la enseñanza secundaria y comercial, con el mismo argumento de que “la misma perturbación se nota en los establecimientos de enseñanza secundaria y comercial, en las cuales es también necesaria la directa intervención del gobierno para poner fin a un estado de cosas perjudicial a los intereses de la cultura nacional”. Efraim Cardozo asumió entonces también las funciones del Consejo directivo de la enseñanza.
Ese mismo dìa Efraim Cardozo resuelve: “Expúlsese por tiempo indeterminado de sus respectivas facultades o establecimientos secundarios o comerciales a los alumnos César Garay, Álvaro Escobar, Fulgencio Godoy, Nóbel Llamosas, Gustavo Gatti, Carlos Jorge Freitag, Jaime Martínez Miltos, Julio Mendoza y Fernando Vera”, en su mayoría referentes del franquismo revolucionario y en el caso del último de los mencionados, décadas más tarde presidente del Partido Revolucionario Febrerista.
En la reunión del Consejo de Ministros del 16 de febrero de 1940, Estigarribia expresó con claridad que “Ha llegado a la conclusión de que debe asumir la plenitud de los poderes”, por lo que solicitó “la opinión de los excelentísimos señores ministros” sobre tan importante paso a ser seguidamente dado.
No tiene trascendencia la opinión de los militares, ya que su inmediato plegamiento a la dictadura era de esperar. Pero sí es históricamente significativa la posición asumida por el Ministro Liberal Efraim Cardozo, quien traicionando a su partido y a sus amigos y repitiendo una vez más su triste actuación de alzarse solapadamente contra su jefe, el doctor Jerónimo Zubizarreta durante la conferencia de Paz del Chaco en Buenos Aires, con los lamentables y ya conocidos resultados, dijo: “Señor Presidente: pertenezco a una generación que ha perdido su fe en la democracia. La democracia, señor presidente, es un cadáver, y en política es peligroso abrazarse a los cadáveres. Estoy con usted, mi general”.
Se iniciaba en Paraguay una larga noche de totalitarismo Nazi-Fascista.
UN DIGNO HEREDERO
El gobierno arzobispal del Paraguay, encabezado por el cura Fernando Lugo y aliado a los sectores más retardatarios de la sociedad paraguaya, junto a los grupos conectados vía ONG y USAID con la embajada norteamericana, puede considerarse un digno heredero de los dictadores nazi-fascistas, a pesar de su cacareada adscripción a la teología de la liberación.
Según el referente de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay, para las actuales autoridades las protestas y reivindicaciones de los campesinos en derechos tan básicos como vivir sin tóxicos o contar con un pedazo de tierra, son considerados delitos. Poco importa que gobierne en Paraguay un supuesto teólogo de la Liberación asociado con los organismos represivos de Colombia y la embajada norteamericana.
El “Plan Colombia paraguayo”, según las mismas fuentes, se enmarca en acuerdos de cooperación bilateral entre Paraguay y Estados Unidos, sobre todo el firmado el 26 de septiembre de 1961 por el dictador Alfredo Stroessner, continuador de la obra y heredero de la constitución Nazi-fascista de José Félix Estigarribia.
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