Si un milagro no lo remedia, la XII Feria Mundial del Toro, huérfana de patrocinio alguno, pasará un año más en silencio. Así es de trágico el panorama de una feria que poco a poco nos enseña su suerte más suprema. Suerte y muerte que diría Gerardo Diego. Once años se sostuvo en lo más alto por su calidad y belleza, sólo comparable con la del SICAB. Por ello ahora más que nunca me acuerdo de su creador el Ilmo. Sr. Conde de la Maza, que tuvo la suerte de hacer realidad la primera muestra para mayor alegría de la afición y que falleció con el recuerdo de su máximo esplendor. Llevar la vida del toro a la ciudad, ese es su misterio repetía D. Leopoldo.
Hoy vuelve en silencio el toro al campo, regresando al último paraíso que le queda en donde se siente guardián de un patrimonio incalculable para quienes amamos la fiesta como su naturaleza e incomprensible para quienes de tanto vivir en la ciudad solo piensan en rentabilidades. Vergüenza le tendría que dar a los empresarios y a los toreros de a pie del panorama taurino actual, que tanto ganaron en las plazas gracias al toro bravo y que tan poco han aportado a su imagen y proyección fuera de ellas.
No puedo ni debo dejar de recordar a las consejerías de Gobernación, Agricultura, Medio Ambiente y Turismo de la Junta de Andalucía, que tanto apoyaron en las ediciones anteriores, su actual compromiso con el toro, su entorno y el empleo sustentado por todo lo que rodea a este mundo. La llave la tiene D. Luis Pizarro, Consejero de Gobernación y Justicia, para poner encima de la mesa los 80 millones de las antiguas pesetas que harían falta para echar a andar esta edición, me advierten los taurinos.
¿Pero de donde va a sacar el Sr. Pizarro tal cantidad si no hay un euro por parte de la profesión taurina, a excepción de los ganaderos que por dar, lo han dado todo en estos once años en santa y romántica renunciación? No puedo reprochar sino agradecer y mucho a las entidades políticas y organizadoras de este evento por su constante apoyo personal y profesional con el fin de mantener la esperanza de esta feria y de este animal, clave y sustento de la fiesta, en donde al parecer el siempre valiente, orgulloso, leal y ejemplar aficionado volverá a patrocinarlo en solitario.
|