La historia española recuerda que en medio de sublevaciones e inestabilidad política, el almirante Aznar asumió el poder el 18 de febrero de 1931 y convocó inmediatamente a elecciones para el 12 de abril.
El triunfo en esos comicios de los republicanos en la mayoría de las capitales de provincia, a pesar de la ventaja obtenida por los monárquicos en los pueblos, dio un carácter de plebiscito a la consulta electoral y el rey Alfonso XIII, no deseando derramar sangre en defensa de los privilegios correspondientes a su linaje, abandonó territorio español.
Pocas horas antes se había proclamado la república en Barcelona por Luis Companys, seguida de la república catalana, por Francisco Maciá, y al atardecer del 14 de abril el comité revolucionario instalado en Madrid designó a Niceto Alcalá Zamora presidente provisional de la república.
A pesar de antecedentes históricos de este fuste para unas elecciones municipales, el gobierno paraguayo encabezado por el escandaloso cura Fernando Lugo, pretende ignorar su derrota catastrófica en las elecciones municipales del 7 de noviembre.
Sus voceros principales y adulones llegan al colmo de intentar exonerar a Lugo de la responsabilidad de la derrota, a pesar de haber oficiado públicamente como jefe de campaña de los principales derrotados.
Y aunque intentó adjudicarse el mérito de haber evitado el uso de bienes del estado por primera vez en unas elecciones paraguayas, la prensa denunció un fuerte faltante en la petrolera estatal en los días previos a la votación.
Plebiscito del pueblo ratificó rechazo a Fernando Lugo y secuaces
El plebiscito del pueblo del 7 de noviembre ratificó lo que ya todos sabían: la gran mayoría del pueblo paraguayo rechaza la gestión del cura Fernando Lugo.
A pesar de ello, el luguismo sigue con sus desplantes de "mayoría popular" buscando coartadas para explicar su desastrosa y humillante derrota en casi todas las capitales departamentales del país, incluida la capital de la república.
Aunque el oficialismo pretenda negar el carácter de plebiscito a su gestión, vale la pena recordar el caso ya mencionado de las elecciones municipales de abril de 1931, que obligaron a abandonar el poder nada más y nada menos que a la monarquía española.
El rey Alfonso XIII debió huir de España, proclamándose así la II República.
En el caso paraguayo, la ficticia "mayoría" luguista, "el pueblo" que respaldaba al payasesco cura con hijos, fue uno de los mitos desbaratados, que debería cuando menos bajar los humos a los portavoces del errático gobierno arzobispal.
El naufragio ideológico del oficialismo, entretanto, se evidencia con cada vez mayor profundidad a medida que se manifiesta cada vez más presionable y claudicante ante los agentes de la embajada norteamericana.
Aduanas bajo supervisión del imperio
El gobierno del cura Fernando Lugo es único en muchos aspectos, aunque no precisamente en los cuales su propaganda pretende. Por ejemplo, es el primer gobierno en la historia que presenta como un logro la ejecución extrajudicial de sus ex aliados, como el caso de los militantes del EPP, grupo político-militar que apuntaló los primeros pasos del cura en la política.
Otro aspecto original es que a pesar de llenarse la boca con la palabra soberanía, y haber invocado al chavismo bolivariano hasta el hartazgo para ganar notoriedad, ni siquiera las aduanas paraguayas se salvan de la supervisión de la embajada norteamericana.
La colombiana que hace las veces de embajadora de Estados Unidos ante la República del Paraguay, Liliana Ayalde, realizó en ese contexto una visita al titular de la Dirección Nacional de Aduanas, Javier Contreras, para supervisar los “logros” alcanzados por la institución recaudadora, en el marco del denominado Plan Umbral.
La susodicha indicó que en la oportunidad se pasó revista al trabajo encarado, en esta materia, por los Estados Unidos y Aduana. “Queríamos revisar un poco el trabajo, la calidad de la asistencia técnica, el progreso en cuanto a los logros, y podemos decir que estamos contentos en cuanto a los logros que el señor Contreras está dando a la Aduana”, dijo la representante imperial.
El Plan Umbral es una iniciativa de infiltración de las instituciones estatales paraguayas que cuenta con el apoyo financiero de la Corporación Desafío del Milenio, administrado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). La implementación del programa se ha iniciado en setiembre del 2009 y finalizará en setiembre del 2011, para ser reemplazado por una fase de mayor profundización.
A pesar de que sus supuestos fines son luchar contra la corrupción, las organizaciones vinculadas al imperio siguen rankeando al Paraguay en los peores lugares, desmintiendo a la embajadora Ayalde. La supuesta ayuda norteamericana, en la práctica, sólo añade la corrupción norteamericana a la paraguaya, dado que se traduce en comisiones a empresas norteamericanas que venden sus servicios al estado.
El Programa Umbral también tutela a la Policía Nacional paraguaya, a la que provee de equipamientos con tecnología de punta, armas de última generación, stand de tiro virtual, etc., mientras cada vez más integrantes de la cúpula policial aparecen en el bando de narcotraficantes y otras bandas de delincuentes.
Una estafa a la fe de los paraguayos
El reconocido luchador por los derechos Humanos Luis Alfonso Resck afirmó a los medios paraguayos que la elección del cura Fernando Lugo fue una "estafa a la fe del pueblo paraguayo".
Fernando Lugo llegó a la presidencia del Paraguay en ancas del pensamiento mágico, la tradición autoritaria, la misoginia y sobre todo, debido a la enorme influencia del lavado de cerebro realizado por siglos a la iletrada población de este país por la iglesia católica.
Resck definió al gobierno de Lugo como "un barco que surca las agitadas aguas del mar sin tener un timonel que lo oriente, un rumbo definido hacia un ancho horizonte de luz, que disipe las tinieblas de esta oscura incertidumbre en que estamos sumidos".
Tal vez, por cierto, el gobierno luguista no tenga norte definido con respecto a los problemas del pais, pero varios de los personajes del macabro entorno arzobispal sí lo tienen: el objetivo bien definido es abultar sus billeteras y cuentas bancarias lo más rápido posible.
|