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Cristina Fernández, Fernando Lugo y el día de la soberanía

Luis Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
lunes, 22 de noviembre de 2010, 08:40 h (CET)
La presidenta argentina Cristina Kirchner renovó este fin de semana el reclamo sobre las Islas Malvinas al conmemorar el Día de la Soberanía Nacional, en un acto realizado en la ciudad de San Pedro, 155 kilómetros al norte de Buenos Aires.

Acompañada por la mayor parte de su gabinete, la mandataria fustigó a "los colonialismos que hoy en día aún subsisten como en nuestras Islas Malvinas".

"En la escuela nos enseñaron con detalle cada batalla que nos permitió librarnos del yugo español y sin embargo se ocultaron por siglos las luchas que se dieron contra otros colonialismos y los que aún hoy en día subsisten, como en nuestras Islas Malvinas", dijo.

Argentina reclama la soberanía sobre el archipiélago que el Reino Unido mantiene ocupado desde 1833, en una grotesca muestra de

El reclamo se realizó en un acto realizado en el lugar situado a orillas del río Paraná donde el 20 de noviembre de 1845 tropas agentinas, bajo directivas de su gobernante Juan Manuel de Rosas, cruzaron cadenas para impedir el paso de una flota anglofrancesa que buscaba extender su comercio al interior del continente sudamericano.

Armados con los más modernos armamentos y cargados de productos industriales británicos, los europeos buscaban forzar la librenavegación del río Paraná en nombre de la “libertad de mercado”. Era la misma coartada que por esa época Inglaterra utilizaba en sus guerras del opio contra China, que consagrarían al decir de Eduardo Galeano, a la reina Victoria como la primera narcotraficante de la historia contemporánea.

La batalla sobre las aguas del río Paraná se conoce como Vuelta de Obligado y en su homenaje el gobierno de Cristina Fernández instauró desde este año el Día de la Soberanía.

"Es necesario despojar nuestras cabezas de las cadenas culturales que durante tanto tiempo nos han metido que son más profundas y dañinas que los cañonazos, porque nos hacen ver las cosas no con el cristal de la patria sino con el de los intereses de otros", dijo la mandataria.

La presidenta sostuvo que con la instauración del Día de la Soberanía en homenaje a esta batalla "se repara una deuda histórica, al recordar una epopeya oculta premeditadamente desde hace 150 años por la historia oficial".

La guerra del Paraguay
Ya al iniciar su mandato, Cristina Fernandez enfrentó a los guardianes de la historia a gusto del trono reivindicando la causa paraguaya en la guerra que este país sostuvo con la alianza que conformaron Argentina, Brasil y Uruguay, inspirada y sufragada por el imperio británico, para devastar moral y materialmente al Paraguay en 1870.

Gran indignación ocasionó entre los editorialistas del diario La Nación de Buenos Aires el elogio que hiciera del Mariscal Francisco Solano López la nueva presidenta de la república Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y su decisión de honrar la memoria del héroe paraguayo confiriendo su nombre a un regimiento de artillería argentino.

Desenterrando un enfoque histórico decimonónico, hoy perimido en círculos académicos argentinos, desde el diario familiar de los Mitre se establecieron paralelismos entre el jefe de estado paraguayo que enfrentó a la Triple Alianza y el dictador alemán Adolf Hitler, y por extensión, entre Bartolomé Mitre y las democracias europeas que enfrentaron a la Alemania Nazi.

Se entendía la interpretación de la mandataria por su conocida militancia en el movimiento peronista de izquierdas, notoriamente imbuido de la contextualización, matización y tono que dio a su obra el gran revisionista de la historia argentina José María Rosa, ex embajador de Argentina en Paraguay durante el gobierno de Juan Domingo Perón.

En contravención a lo actuado por la mandataria argentina, gestos como estos fueron recibidos con indiferencia en el Paraguay gobernado por el cura Fernando Lugo, quien se rodeó de los más conspicuos exponentes del mitrismo, entre ellos la historiadora Milda Rivarola, apasionada reivindicadora de Bartolomé Mitre.

Ello a pesar de que sus panegiristas del entramado de ONG, que por intereses creados hacen todo lo posible por libra a Fernández y Lugo en sus crónicas, a pesar de las distancias.

Al norte de Paraná
Cuenta la historia china que al culminar el siglo XIX, desolado por el avance de la dominación imperialista occidental sobre su país tras las guerras del opio, el letrado Kang Yeu-uei escribió al joven emperador Kuang Siu: “Estamos amenazados de seguir el mismo destino de la India, Egipto y Turquía. No tenemos tropas, ni armas, ni municiones. ¡Ferrocarriles, comercio, bancos, aduanas, nada es nuestro, nada! Aunque parezca que aún existimos, en realidad es como si no existiéramos”.

Una carta parecida podríamos escribir hoy sobre el Paraguay del cura Fernando Lugo, fraudulento adalid de la soberanía, donde la mayoría de las secretarías del estado han caído en manos de personeros de la embajada norteamericana de Asunción, cuyas agencias ya manejan la prensa, las fuerzas armadas, la policía y hasta el ministerio público del país.

En este contexto, los paraguayos han visto durante el presente gobierno deteriorarse progresivamente la situación de los derechos humanos, mientras el ministro del interior se sumerge en el tráfico de armas y otros negocios con los herederos colombianos de Alvaro Uribe.

Para colmo de males, la prensa al servicio de la embajada norteamericana no ha hecho otra cosa que desinformar intentando satanizar a los mismos luchadores por los Derechos Humanos.

El gobierno del cura Fernando Lugo es el primer gobierno en la historia que presenta como un logro la ejecución extrajudicial de sus ex aliados, como el caso de los militantes del EPP, grupo político-militar que apuntaló los primeros pasos del cura en la política. En ese entonces se hablaba de Lugo como una nueva estrella en la constelación bolivariana.

Otro aspecto original es que a pesar de llenarse la boca con la palabra soberanía, y haber invocado al chavismo bolivariano hasta el hartazgo para ganar notoriedad, ni siquiera las aduanas paraguayas se salvan de la supervisión de la embajada norteamericana. Tanta es la influencia de la embajada norteamericana, que en ocasiones parece ser la verdadera sede de gobierno en Paraguay.

Cuando saltó a la arena política el obispo Fernando Lugo sus tendenciosos allegados lo presentaron como incuestionable portador de credenciales izquierdistas y con una supuesta militancia en el movimiento de la Teología de la Liberación a cuestas.

Pronto algo empezó a oler mal en Dinamarca cuando los sectores más retardatarios de la sociedad paraguaya, como los Maccartistas propietarios de medios de comunicación que prosperaron empresarialmente gracias al dictador anticomunista Alfredo Stroessner, saludaron con grandes espacios y favorables comentarios la supuesta inédita incursión de izquierdas en un mundillo dominado desde hacía más de un siglo por exponentes de la más reaccionaria derecha.

Poco duró la ilusión, si es que alguien la tuvo. Al poco tiempo de su intempestiva aparición en el escenario, dejó de lado a los sectores revolucionarios para abrazarse con los exponentes más representativos en Paraguay del entramado imperialista montado por la IAF-NED y USAID, así como para acercarse a sectores de funestos antecedentes en materia administrativa. Hoy quienes integran su entorno niegan todo vínculo con Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Fidel Castro y el anti-imperialismo y la izquierda latinoamericana que invocaron para ganar notoriedad.

Hábiles pescadores en río revuelto, agentes del consenso de Washington y enemigos declarados del MERCOSUR pretendieron así hacerse pasar por "izquierdistas" para alcanzar el poder en Paraguay, en ancas del impulso de izquierdas y el Socialismo del siglo 21

La colombiana que hace las veces de embajadora de Estados Unidos ante la República del Paraguay, Liliana Ayalde, realiza cotidianas visitas a las dependencias para supervisar los “logros” alcanzados en el marco del denominado Plan Umbral.

El Plan Umbral es una iniciativa de infiltración de las instituciones estatales paraguayas que cuenta con el apoyo financiero de la Corporación Desafío del Milenio, administrado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). La implementación del programa se ha iniciado en setiembre del 2009 y finalizará en setiembre del 2011, para ser reemplazado por una fase de mayor profundización.

A pesar de que sus supuestos fines son luchar contra la corrupción, las organizaciones vinculadas al imperio siguen rankeando al Paraguay en los peores lugares, desmintiendo a la embajadora Ayalde. La supuesta ayuda norteamericana, en la práctica, sólo añade la corrupción norteamericana a la paraguaya, dado que se traduce en comisiones a empresas norteamericanas que venden sus servicios al estado.

El Programa Umbral también tutela a la Policía Nacional paraguaya, a la que provee de equipamientos con tecnología de punta, armas de última generación, stand de tiro virtual, etc., mientras cada vez más integrantes de la cúpula policial aparecen en el bando de narcotraficantes y otras bandas de delincuentes. Los ministros luguistas, cronómetro en mano, cierran los ojos a la realidad y se sumergen en negociados en tanto el imperialismo se apodera de los pocos jirones de soberanía que quedan en el pais.

El día de la soberanía, por desgracia, todavía está muy lejos de merecer un festejo en el Paraguay.

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