Pavor. Es lo que sentí al leer que el ministro plenipotenciario del decadente gobierno de un tal José Luis Rodríguez Zapatero de quien a estas alturas casi todo el mundo se avergüenza, ha amenazado a los niños de España al anunciar a bombo y platillo un “MIR educativo” para los docentes.
Niños a los que el mismo Rubalcaba, junto al nefasto Marchesi y a Maravall “hay que secuestrar el alma de los niños”, impuso la escuela comprensiva, la LOGSE, que ha liquidado miles de mentes infantiles y abocado a nuestros jóvenes a una frustración que los políticamente correctos dicen no entender. Docentes hacia quienes Rubalcaba muestra “preocupación”. Que el sector de los docentes, la nueva clerecía progre, tenga relación con la dominación que los comisarios políticos y los sindicatos ejercen sobre un cada vez más sumiso y devaluado cuerpo de profesores, muchos de ellos por cuestión generacional ya víctimas de la propia LOGSE, sin duda tiene mucho que ver.
Admitamos que en esto de seleccionar a quienes tendrán la responsabilidad de formar personas quizá y por casualidad razón no le falte al señor del “no nos merecemos un gobierno que nos mienta”. Otra cosa es que podemos intuir de qué va el asunto si quien debe seleccionar el profesorado es alguien como Rubalcaba. Las escuelas de reeducación chinas, un chiste. O sea, más de lo mismo.
Además, como en Rubalcaba todo es trola, anuncia que España tendrá que contratar 200.000 profesores en 2020. ¡Como si el Bienestar del Estado fuera a durar tanto! El cheque escolar del que abjuran todos aquellos que quieren adoctrinar y no enseñar, que desprecian la libertad de elección de los padres porque como buenos totalitarios pretenden imponer su modelo al resto, hace tiempo que aparece irremisiblemente en el horizonte.
Si a Rubalcaba realmente le preocupara el sistema educativo español, qué cosas tengo, anunciaría la derogación de la LOE, la LODE, la LOGSE y demás siglas criminalmente liberticidas impuestas en España desde hace más de treinta años por los socialistas. Además, liquidaría el comisariado político en que se ha convertido la inspección educativa. Vamos, que fumigaría el ministerio de Educación, quitaría la competencia en tal materia a las Comunidades Autónomas y la devolvería al Estado, renunciaría a la imposición de contenidos, liquidaría el invento socialista de la escuela concertada y daría libertad real a los padres para elegir, gracias a sistemas como el cheque escolar, qué tipo de educación quieren para sus hijos.
Cheque escolar para todos, de forma que no sólo los hijos de Cebrián o Montilla, sino también los hijos de los inmigrantes y de aquellos menos pudientes de nuestra sociedad puedan permitirse una educación de calidad. Que es lo que no sucede en la España socialista, en donde los hijos de los pobres son condenados a la basura adoctrinadora en que han convertido, en nombre del igualitarismo y la estupidez progre, la escuela pública.
No sucederá. Y es que, en caso de acometer los cambios señalados se correría el “peligro” de que aparecieran en España escuelas que implementasen excelentes programas formativos que valorasen capacidad, mérito y esfuerzo y enseñasen a los chicos lo que a los socialistas de todos los partidos les da pánico, que es a pensar. Ellos no quieren chicos que piensen, quieren imponer lo que los alumnos deben de pensar. La capacidad crítica debe ser destruida y el joven infantilizado de por vida. Y así nos va. Es posible que la economía española no llegue a comerse el turrón. El sistema educativo de Rubalcaba mucho tiene que ver en ello. Y no escarmientan.
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