Lo que ya se sabía que sucedía y nadie olvidaba pero tampoco quería recordar, quedó al desnudo con la filtración de documentos a través de la organización Wikileaks. En realidad, no había motivo para creer que la injerencia del imperio en todas las latitudes era cosa del pasado, si se considera lo poco que habían variado el estilo, las intenciones y las mentalidades que manejan la descomunal maquinaria imperialista.
En ese contexto, mucho antes del reciente fenómeno logrado por Julian Assange, la venezolana Eva Golinger había logrado desclasificar a través de la Ley de Acceso a la Información de Estados Unidos (Freedom of Information Act "FOIA")donde se corroboraba que la USAID en Bolivia fue el primer detonante que apoyaba los gobiernos departamentales y los programas de descentralización.
Según esta fuente, USAID había invertido 97 millones de dólares en la descentralización, la "autonomía" y los partidos políticos de oposición en Bolivia, entre 2002 y 2008. De esta manera quedó al descubierto que Estados Unidos había sido uno de los principales financistas y promotores de los proyectos separatistas promovidos por los gobiernos departamentales en el oriente boliviano.
Uno de los principales protagonistas de estas maniobras orquestadas por el imperio, Mario Cossio, acabó en estos días protegido en el Paraguay por un gobierno que hasta las filtraciones de Wikileaks muchos consideraban afín al de Evo Morales.
Amigo de tus enemigos
Uno de los más recalcitrantes opositores al gobierno de Evo Morales recibió refugio en el Paraguay del cura Fernando Lugo, quien según Wikileaks incluso se comprometió con la embajada norteamericana a no apoyar a Hugo Chávez.
Paraguay, vía la Comisión Nacional para Refugiados (Conare), concedió “refugio provisorio” al suspendido gobernador Mario Cossío, entretanto se resuelva una solicitud de asilo.
Paralelamente, la embajada boliviana en Asunción reportó que el acusado se desplazó al Perú.
La Conare señaló que "en cumplimiento de sus atribuciones expidió un documento de duración provisoria" que autoriza a Cossío a residir en ese país “hasta que su caso (pedido de asilo) sea resuelto”.
La Comisión está presidida por el secretario de Asuntos Consulares y Generales de la Cancillería paraguaya.
El cónsul del vecino país en Santa Cruz, Ramón Amado, en contacto con Fides, confirmó que la suspendida autoridad ingresó a Paraguay por Ciudad del Este del departamento de Alto Paraná, limítrofe con Argentina y Brasil, y que este jueves estuvo averiguando en la Cancillería los requisitos para tramitar un asilo o un refugio político.
El acusado por un daño económico al Estado de 1,3 millones de bolivianos (US$181.000) fue suspendido de su cargo el 15 de diciembre. Dos días después apareció en una entrevista televisiva y el jueves 23, en una audiencia judicial, su hija, Silvana, presentó un memorial en el que hizo conocer que su padre estaba fuera de Tarija. Ese día surgieron rumores sobre su fuga a Paraguay, donde hoy descansa plácidamente bajo protección de influyentes personajes vinculados al gobierno arzobispal.
En tanto Evo Morales se despacha con proclamas de inflamado anatema contra USAID y EEUU, al sur del río Parapití su supuesto compañero bolivariano el cura Fernando Lugo se desvive claudicando ante EEUU, que ya maneja merced al Plan Umbral (pagado por USAID), la Policía, las Aduanas, el Ministerio Público y otras oficinas estratégicas de la burocracia estatal paraguaya.
Lo paradójico es que mientras la mayoría de los comunicadores y blogueros en Internet se pasan vinculando a Lugo con Morales y otros presidentes de la izquierda latinoamericana, tanto USAID, la SIP y NED son enemigos para uno y aliados para otro.
“No tenemos ningún conflicto con la SIP” había declarado recientemente Augusto Dos Santos, ministro de Comunicación del cura Lugo, en cuyo gabinete se encuentra como ministra de la mujer la principal referente del National Endowment for Democracy en Paraguay, Gloria Rubin.
Rubin y su familia son conocidos en Paraguay por sus estrechos vínculos con este fondo (National Endowment for Democracy), núcleo conservador y anti-comunista que financia y asesora a varios grupos de la oposición boliviana y también de la venezolana, particularmente aquellos que ejecutaron el golpe de estado de abril de 2002 contra Hugo Chávez, para luego dedicarse al sabotaje y lockout.
De esta manera, cabe preguntarse una vez más: con amigos como Lugo, para qué Evo Morales precisa de enemigos.
En tanto el cura Fernando Lugo sigue con su monólogo derechista, paulatinamente la izquierda -empezando por el Partido Comunista- empieza a abandonar al gobierno desilusionada ante la falta de cambios.
Si como dice Julian Assange toda organización descansa sobre una montaña de secretos, habría que preguntarse cuál fue el acuerdo secreto que obligó al partido comunista paraguayo a acompañar por cuatro años al gobierno de Lugo, al que hoy denuncian como derechista, neoliberal y con un plan de seguridad copiado de Colombia.
El periodista Edwin Brítez señala que "Son tres las constataciones dolorosas de la izquierda paraguaya. Una es que el gobierno de Lugo no es de izquierda por lo que hace en el país, lo que explica el desesperado intento por parecer afuera lo que no es adentro. Dos, la izquierda no es nada electoralmente en el Paraguay, a pesar del apoyo que les dio Lugo y del empoderamiento extraordinario que tuvo en tan poco tiempo. Tres, el Partido Colorado, que fue desalojado del poder, sigue vigoroso y fuerte como antes, lo que demuestra que el nuevo poder no produjo el más mínimo cambio en dos años y medio".
Y concluye: "Me pregunto, ante la falta de una autocrítica de la izquierda, posterior a las elecciones municipales, si este asunto de abandonar el gobierno y de reconocer que no hay cambio con Lugo no es una huida a tiempo para evitarse el trabajo de tener que dar explicaciones al final del mandato, o lo que es peor, tratar de ocultar de esa forma el fracaso en las elecciones municipales como alternativa ideológica, expuesta con todas las ventajas que el poder ofrece".
Desafortunadamente, tuvieron que sobrevenir un cablegate y una guerra en el ciberespacio para que la izquierda paraguaya y la prensa luguista reconozcan lo que ya todos sabíamos.
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