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En estos tiempos modernos, en los que la justicia social alumbra con la lámpara del empoderamiento femenino las relaciones humanas, en los que, gracias a nuestro “Señor Progresismo” y con la intercesión de nuestra “Señora del Feminismo LGTBIQ+” y advocaciones afines, por fin, lo que antaño era galantería se ha convertido en un alarde de machismo en distintos grados.
Con las conclusiones y la aplicación del Sínodo, se trata de hacer presente y vivo el Evangelio con todo su atractivo, un objetivo que, no obstante, nunca se podrá dar por cumplido con la simple publicación de un documento. En repetidas ocasiones ha advertido el Papa de que resulta estéril reducir la cuestión a un mero debate sobre estructuras, a la vez que pedía evitar afrontar el Sínodo como una lucha de poder entre facciones deseosas de hacer avanzar su agenda ideológica.
De niño, algunas veces, mi madre, al acostarme, me decía: "Si no te duermes, vienen los fantasmas y te meten en un saco, te llevan a lugares que nadie conoce, te llevan a sitios donde los fantasmas tienen sus subterráneos muy negros, muy negros". En esta época en que nos encontramos, no sé lo que me indicaría mi querida madre. Pero estoy seguro de que me diría que viene el fantasmón.
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