Aroximadamente hace dos meses, una emisora de tirada nacional anunció en Internet este titular: “Pleno de victorias en la Euroliga: ganan Real Madrid, Barcelona, Caja Laboral y Unicaja”. La pregunta subsiguiente es clara, y contundente (disculpen la cacofonía): Power Electronics is not from Spain? La otra pregunta que se me ocurre aún es más rotunda: ¿Somos marcianos los valencianos? Lo digo y escribo porque del Power Electronics Valencia, uno de los dos equipos españoles que, a día de hoy, todavía siguen en liza en la Euroliga, no se dice ni “xufa” en esa noticia.
Lo bien cierto es que transcurrida la segunda semana del play-off que da paso a la Final Four de la Euroliga, el equivalente en básket a la Champions del fútbol, Barça y Caja Laboral ya no están en competición, porque han sido eliminados por sus rivales de turno. Por su parte, Unicaja ya cayó en la fase anterior. Ahora la pelota está en el tejado de dos equipos: Real Madrid y Power Electronics Valencia que, vaya usted a saber cómo, si antes no existía para determinados medios informativos – más adelante veremos que para otros tampoco –, ha ganado de pleno derecho su participación en el quinto encuentro que decidirá el próximo jueves en la Caja Mágica cuál de los dos equipos, el mesetario o el mediterráneo, acceden a la citada Final Four que, además, este año se celebra en el Palau Sant Jordi de Barcelona. ¡Magia potagia!
Nadie contaba con la presencia del Power Electronics en esta fase tan avanzada de la competición europea. Nadie. Y todo ha sido posible gracias a la labor de un extraordinario entrenador, Svetislav Pesic, un serbio nacido en Pirot el 28 de agosto de 1949. Del palmarés de este profesional no hace falta hablar. Su trayectoria es suficientemente conocida en el mundo entero, especialmente, en España, donde entrenó entre otros al F.C. Barcelona y al Akasvayu de Girona. Pesic cogió al quinteto taronja en un momento difícil, tras un arranque deficitario de la mano de su anterior preparador, Manuel de los Reyes Hussein Viera, más conocido como Manolo Hussein. Desde su llegada al banquillo de la Fonteta se empezaron a vislumbrar cambios. Dos fundamentales: la presión defensiva a la yugoslava, con el objetivo de obtener siempre marcadores en contra menores de setenta puntos, y el reconocimiento de su autoridad: Pesic es el jefe. Probablemente, este último punto, con su palmarés, lo tenía fácil de conseguir.
Pero una cosa es la fama, lo que se oye y se lee, y otra cuando uno llega a un sitio nuevo. En ese momento es cuando hay que demostrarlo con carácter y trabajo diario. Y eso es lo que ha hecho Pesic. Power Electronics está tercero en la Liga Regular española y, además, aún tiene la posibilidad de ser cuartofinalista en el Pabellón Sant Jordi como ya he dicho. Y, ojo, porque a un partido, no importa en qué cancha, puede pasar de todo. Probablemente, Pesic tiene la eliminatoria donde deseaba, aunque sin duda le hubiera gustado dejar el asunto resuelto en su propia casa, tras empatar a una victoria en los dos primeros encuentros. Y no hay que olvidar, con todos los respetos para il signore Emanuele Molin, técnico madridista, que en manejar esas situaciones y partidos, Pesic es un maestro. No hay más que verlo desenvolverse en los tiempos muertos.
Este hombre tiene una enorme capacidad para aislarse, concentrarse y leer los partidos como toca y, además, para dar las instrucciones más sencillas y fáciles de asimilar en los momentos más complicados. Enfrente tiene al Real Madrid, un equipo que duplica de largo, casi triplica, el presupuesto del equipo valenciano y que, en el ranking económico de la Euroliga ocupa la quinta posición. ¡Casi ná, que diría aquel! Por pura lógica, la plantilla blanca plagadita de figuras (Fisher, Felipe Reyes, Sergio Rodríguez, Tomic, Mirotic, Tucker, Llull, Prigione, Velickovic ...) parte como favorita. Pero hay que jugar, repito. Y Pesic, como lo viene haciendo toda la temporada, sabrá administrar los minutos de Rafa Martinez, Nando de Colo, Cook, Pietrus, Savanovic, Javtokas, Lischuk, José Simeón, Marc Fernández y Richardson, como mejor convenga para los intereses del equipo. Y hay que tener en cuenta que el plantel le responde, y de qué manera. Y cuando un colectivo responde a su entrenador es porque cree en él y confía en sus propias posibilidades.
Hace un par de semanas Pesic criticó al Valencia C.F., porque no entendía que la entidad de Mestalla sólo aspirase a ocupar la tercera plaza en la clasificación final liguera. Y es lógico que no lo entienda. Nadie debe de aspirar a ser tercero nunca. La obligación de todo deportista es intentar ganar, pero intentarlo siempre. Su aspiración, por definición, es la de ser el mejor, el primero, el número uno. Si un equipo tiene que ser tercero, que sean los rivales quienes se lo demuestren en el parquet donde se compite, bajo los aros donde se encesta o en el césped. Pero nunca antes. Precisamente este no entender esas declaraciones, este no resignarse nunca, esta sana – y obligatoria – ambición deportiva constituyen la filosofía deportiva que ha llevado al equipo de La Fonteta a estar donde está. Esa ambición y el trabajo adecuado para conseguirlo o, al menos, para aspirar a ello. Un serbio, antiguamente un yugoslavo, si tiene que caer lo hará en la pista, pero nunca antes. Y, además, si puede vencer a su contrincante, aunque no parta como favorito, le vencerá.
Y todo esto lo expongo mal que les pese a los comentaristas de la cadena estatal Teledeporte, quienes mantienen la misma línea que la emisora de radio de la que hablaba al principio de este artículo. Resulta asombroso el ninguneo al que someten a Power Electronics partido tras partido de este play-off. Y esto no es victimismo. Me limito simplemente a constatar una realidad. Los comentarios durante las transmisiones, y después de ellas, no admiten dudas. En el tercer partido de la serie, llegó un momento en que daba la impresión de que el Real Madrid jugaba sólo, que lo hacía contra sí mismo, que únicamente había cinco jugadores, todos blancos, que deambulaban sobre la cancha prestada por un rival invisible, inexistente. No hablaban para nada de los baloncestistas locales, sólo ponderaban las bondades de los madridistas. Lo que en un bando eran virtudes, en el otro defectos. No pude soportarlo más y apagué el televisor. Y tengan claro una cosa: Teledeporte, como ya he dicho, es una cadena estatal, que pagamos TODOS los españoles con nuestros impuestos. Los que parecen marcianos, también. Este año en Televisión Española, de la que depende Teledepote, los partidos de la Euroliga no los retransmiten Arsenio Cañadas y Manel Comas, cosa que sí hacen, y además muy bien, en la Liga y la Copa. Sus comentarios son buenos, atinados, argumentados y TÉCNICOS. La pregunta que se me ocurre ahora, otra más, es ¿a qué obedece este cambio? ¿Por qué Cañadas y Comas no comentan estos encuentros? ¿Por qué entre los asesores técnicos de Teledeporte está José Luis Galilea y Joe Arlaukas, dos ex-madridistas y no hay ni un sólo ex del Power?
Gane Power Electronics o Real Madrid el próximo jueves, lo bien cierto es que Pesic ha llevado al baloncesto valenciano a un nivel insospechado, aunque su antecesor en el cargo la temporada pasada, Neven Spahija, ya puso bastante alto el listón con la ayuda de algunos jugadores de la actual plantilla al conquistar la Eurocup. Pesic ha sabido continuar la tarea iniciada por su colega croata, escalar otro peldaño y dar un pasito más hacia delante. Ha llenado el Pabellón de La Fonteta varias veces, cosa tampoco demasiado habitual, ha colmado de ilusión las ansias de los aficionados al baloncesto de la capital del Turia, les ha demostrado que con esfuerzo y seriedad se pueden hacer cosas, cosas importantes, claro, y que con estos ingredientes los jugadores trabajan y los resultados llegan. En resumen, que el resultado del próximo jueves es importante, obviamente, pero también puede ser un poco intrascendente, porque lo que más importa a mi juicio es lo de la ilusión, el estar ahí, el ansia de competir, el deseo de ganar, la obligación de luchar, la posibilidad de crecer.
Gracias, Pesic, muchas gracias por hacernos soñar.
|