El saber estar siempre se ha visto reflejado en los trajes de novia de la realeza británica. Desde 1840, con la boda entre la Reina Victoria y el Príncipe Alberto de Sajonia, hasta el próximo enlace del presente 29 de abril entre el Príncipe Guillermo y Kate, siempre han aparecido reflejadas estas cualidades.
El 26 de abril de 1923, la Reina Madre (foto central) no lució los máximos atuendos, pues no tenía expectativas de convertirse, inicialmente, en Reina pues se estaba casando con un príncipe. Fue ataviada a su boda con joyas y, además, también lució un destacado velo que se ajustaba a una guirnalda.
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