Cuando en 1967 el dictador Alfredo Stroessner convocó a una Constituyente para reformar la constitución paraguaya, se aseguró dos períodos que finalizarían en 1977. Faltando unos meses para llegar a término el segundo y último período que le permitía la constitución, volvió a convocar a una asamblea que permitió la reelección indefinida.
De esta manera, la reelección fue, para los paraguayos, la puerta que abrió los infiernos de la dictadura en 1967 y 1977.
Cuando en 1992 se convocó a una nueva constituyente, sectores enfrentados al entonces presidente Andrés Rodríguez frustraron la reelección que éste preparaba solapadamente, con una cláusula que prohibía la reelección. Desde entonces, todos los presidentes que pasaron por el sillón de los López han realizado intentos, más o menos declarados, de volver gradualmente a los tiempos de la reelección indefinida.
El cura Fernando Lugo, para desilusión de muchos, no ha sido una excepción.
Aunque como es su modus operandi característico, Lugo niega que esté buscando la reelección, intentando dar a entender que "el pueblo le pide" otro período de bochornos, incompetencia y corrupción como el que hoy vive el Paraguay bajo su batuta.
Buscar la reelección se ha convertido así en la regla para todos los presidentes que pasaron por el sillón presidencial del Paraguay -el anterior que la intentó fue Nicanor Duarte Frutos-, desde la caída del dictador Stroessner, al punto que la cláusula constitucional que impide el continuismo se constituye en la llave sagrada de la democracia paraguaya.
Apenas se logre modificarla, promesas y engaños mediante, nadie duda que se gestará un nuevo Stroessner.
Ya a principios del gobierno luguista el PT hablaba de un “nicanorismo encubierto” de Lugo, citando “la confirmacion que hizo Fernando Lugo sobre el nombramiento de Dionisio Borda como futuro Ministro de Hacienda, va en sentido contrario a las expectativas e ilusiones de cambio que tiene el pueblo en su gobierno. Dionisio Borda ocupo la misma cartera durante el gobierno de Duarte Frutos del 2003 al 2005, siendo el artifice de su politica economica de hambre y entrega de la soberania”. Ahora puede decirse que al nicanorismo económico se ha agregado el político.
Una fortuna para autoelogios
El primer paso para apuntalar un vitaliciado, es conseguir dinero para promocionarlo, y en eso están trabajando los esbirros del cura.
La Secretaría de Información y Comunicación para el Desarrollo (Sicom) presentó al Congreso un exorbitante pedido de ampliación presupuestaria de 8.000 millones de guaraníes, que sumado al monto que esa repartición tiene asignado para el presente periodo fiscal, otros 8.251 millones, más 3.636 millones con que cuenta para la televisión pública, trepa a la friolera de 5.000.000 de dólares americanos. Nunca en doscientos años de vida independiente, un gobierno paraguayo contó con una cifra de tal magnitud para invertir en la propaganda de su propia imagen, es decir, en autoelogios y autopromoción.
Evidentemente, publicitar la reelección será parte importante de las “nuevas inversiones” de la SICOM, que intentará reeditar las falacias del 2008.
Para concitar la atención y respaldo internacional, el cura reaccionario, neoliberal y pro-Colombia Fernando Lugo buscó aparecer entonces como un marxista y bolivariano exponente de la teología de la liberación. Otro tanto pretenderá hacer ahora buscando que la misma maquinaria propagandística internacional lo respalde en su afán reeleccionario.
Sin embargo, las filtraciones de Wikileaks muestran su verdadera identidad política sin ambigüedades. Por citar sólo noticias del día, logramos enterarnos que su “gran aliado” Evo Morales es visto por Lugo como un indio acomplejado.
En medio de la crisis de Bolivia con el embajador estadounidense en el 2008, el presidente paraguayo Fernando Lugo opinó ante la diplomacia norteamericana que Evo Morales padece un “complejo racial”.
Un nuevo desmentido rotundo a la "entrañable amistad" que según la propaganda falaz de la izquierda chanta une a Lugo y Evo. Tal es así que para intentar disimular, el gobierno luguista pagó 430 mil dólares al seudo indigenista Leo Rubin para que organice un encuentro de caciques truchos buscando atenuar las diferencias con Morales, pero fue un fracaso dado que Evo rehusó participar.
No hay votos
Pero aunque existan fondos para realizar una grotesca auto-promoción a expensas del bolsillo del contribuyente, y el respaldo exterior que se hace eco de las falacias luguistas, el Parlamento ya ha cerrado las puertas a la discusión.
No hay votos para la reelección de Fernando Lugo, aseguró a la prensa el influyente senador liberal Alfredo Jaegli.
Reiteró que todos los liberales votarán en contra de la enmienda constitucional. Lamentó que en el gobierno todo el mundo se dedique a hablar esto. “Ya no se trabaja más, la única discusión es la reelección”, destacó.
Explicó que se necesitan 23 votos para impulsar en el Senado la enmienda. “No lo van a tener jamás” aseguró Jaeggli sobre los votos en la Cámara Alta, ya que los 14 liberales, más los oviedistas y los colorados se oponen a esta iniciativa.
El respaldo popular a la iniciativa también es insignificante, si se considera que los grupos que la promueven sólo cuentan con el 2 por ciento de los votos representados en el Parlamento, aunque hayan triunfado en las elecciones de abril del 2008 apoyados en el derechista Partido Liberal.
Decía Charles Dickens que el número de malhechores no autoriza el crimen, pero Fernando Lugo y su séquito parecen sentirse legitimados por haber triunfado en unas elecciones para las que falsificaron sus identidades, que luego quedaron al descubierto. Deberían haberse percatado que la ilusión se esfumó, y que hoy los números ya no les favorecen: la pretensión de reelegir a su líder para continuar la fiesta, hoy choca con las intenciones de un 75 por ciento de los paraguayos, según reveló la encuestadora Ati Snead al ser consultada por los medios.
Según otros sondeos realizados en secreto, el rechazo a Lugo es aún más alto.
Otra encuesta mantenida en secreto, también salió a luz mostrando un alto rechazo al gobierno de Fernando Lugo. El presidente en ejercicio Federico Franco afirmó que el 80 de la ciudadanía paraguaya rechaza la reelección de Fernando Lugo. Esto según una encuesta secreta hecha a pedido del propio jefe de Estado, según reveló el vicepresidente.
Ya al cumplir un año de gestión, una encuesta había revelado que el 75 por ciento de la gente desaprobaba el desempeño luguista.
Para Lugo, igual que para muchos otros, el tránsito de la gloria por este mundo ha sido tan breve como lo señalaba la máxima romana.
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