Dicen que del árbol caido todos hacen leña, y es exactamente eso lo que buscan los comunistas paraguayos condenando al grupo luguista disidente del EPP.
El jueves de la semana pasada, con la destitución de dos ministros que se oponen a su reelección inconstitucional, el cura Fernando Lugo desató la más grave crisis política de su accidentado gobierno.
Manifestantes adherentes a uno de los ministros cesados, Rafael Filizzola, inclusive realizaron una ruidosa manifestación frente a mburuvicha roga.
Un grupo de liberales, adherentes del exministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Efraín Alegre, se sumaron a otros grupos de manifestantes con los que cerraron en la noche del lunes el tránsito en la calle Palma, en protesta por las destituciones.
Algunos manifestantes incluso pidieron la renuncia de Lugo. También se criticó los nombramientos que hizo el presidente, como el del nuevo ministro del Interior, Federico Acuña, quien había sido destituido de la Comandancia de la Policía por serias sospechas de corrupción. Dos ministos liberales fueron reemplazados por dos colorados, en lo que muchos leyeron como un guiño del cura en busca de su reelección.
Además se cuestionó la cercanía del cuestionado por corrupción Camilo Soares al jefe de Estado. Soares, a quien muchos responsabilizan de la crisis, también fue procesado por desvíos de fondos en la Secretaría de Emergencia Nacional.
El oportunismo comunista
Con motivo de ser cambiados los ministros Efrain Alegre y Rafael Filizzola, con el oportunismo lacayuno que los caracteriza, los comunistas paraguayos emitieron un comunicado reproducido por Prensa Latina donde "saludaban" la salida de ambos, uno identificado con las políticas neoliberales y el otro con la represión policíaca de grupos campesinos.
El texto planteaba que Alegre "encarnaba la política de privatizaciones, de cuño neoliberal", y "proyectaba rematar el patrimonio nacional (los aeropuertos, las rutas, la vía fluvial), en beneficio de las transnacionales capitalistas".
También afirmaban Filizzola "era el representante de una política represiva, especialmente contra el campesinado pobre", y constituía un "azote contra los campesinos y las campesinas con el pretexto de reprimir al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)".
La mala fe de intentar separar a la gestión de Filizzola y Alegre de la de Lugo es notoria, ningún ministro puede hacer su trabajo sin el visto bueno del presidente.
Tal vez el cargo de conciencia que les causa haber defendido con tanta pasión al gobierno del cura, mientras se reprimía organizaciones campesinas y se ejecutaba extrajudicialmente a sus ex aliados políticos, haya llevado a los comunistas a ver el cuadro de manera tan parcial.
En otro párrafo los comunistas señalan que el EPP es un "engendro provocativo de los poderes fácticos (narcotraficantes, sojeros, capos policiales corruptos".
Esta aseveración constituye una de las más descaradas mentiras que alguna vez haya emitido partido alguno en Paraguay. El mismo Filizzola defendió a integrantes del grupo en tiempos de otros gobiernos, y otro tanto hicieron en incontables veces los mismos comunistas.
El EPP es un grupo marxista, desprendido del partido Patria Libre, y sus integrantes son conocidos de la izquierda y del mismo Lugo, dado que fueron sus aliados políticos para alcanzar el poder. Existen incluso fotografías de Lugo y varios otros miembros de su gobierno con militantes de dicho grupo armado y Juan Arrom tiene una amistad de vieja data con varios ministros.
El mismo obispo Fernando Lugo es considerado un viejo conocido de los principales dirigentes del Ejército Popular Paraguayo, una guerrilla considerada subsidiaria de las FARC. Manuel Cristaldo Mieres, Alcides Oviedo y Gilberto Setrini son ex seminaristas formados por el mismo cura-presidente Lugo, quien fue su maestro.
Otro ministro de Lugo, Camilo Soares, incluso acompañó a los prófugos en la sesión de Diputados en la que se intentó llevar a juicio político al ex fiscal general Oscar Latorre por el “secuestro” de los presuntos secuestradores de la señora Edith Debernardi, los mismos Arrom y Martí.
Hoy el gobierno del cura afirma que considera a los principales dirigentes del Partido Patria Libre como peligrosos criminales, pero no fue siempre ésa su opinión.
Héctor Lacognata, hasta hace poco Canciller de Lugo, había pedido a principios del año 2002, al entonces ministro de Justicia y Trabajo, Silvio Ferreira, que Arrom y Martí fueran liberados del cautiverio ilegal y recibió en respuesta el reconocimiento de que los detenidos estaban en poder de la Policía, pero que serían liberados cuando se encuentren “presentables”.
En 2002, el actual ministro del interior del cura, Rafael Filizzola, era el fiscal acusador en el juicio político al ex fiscal Latorre, por la “desaparición” de los dirigentes de Patria Libre.
El 17 de marzo del 2002, el entonces diputado Rafael Filizzola llegaba hasta Kororô’i, San Pedro y se reunía con Lucio Silva y Gustavo Lezcano, dos ex convictos por el frustrado asalto a la sucursal del BNF, de Choré, señalado hoy como el primer golpe intentado por el EPP.
El actual ministro del Interior dijo que había ido al lugar por pedido del abogado del movimiento Patria Libre, Óscar Ayala, en ayuda de sus dos correligionarios que ya habían cumplido condena de 3 años y 3 meses por su participación en el malogrado atraco, y tenían en contra órdenes de captura por el secuestro de María Edith de Debernardi. En ambos casos negaban responsabilidad.
En una foto publicada por Ultima Hora el 31 de enero del 2002, se observa también al obispo Fernando Lugo visitando a Arrom y Martí en el sanatorio Migone, y en la crónica se lee que “exige la aclaración” del secuestro de sus amigos, por cuya cabeza hoy a puesto precio, dándoles un valor de 500 millones de guaraníes.
También existen documentos que prueban visitas de Lugo a Carmen Villalba –otra integrante del EPP, considerada hoy una peligrosa criminal por el gobierno arzobispal- en la cárcel del Buen Pastor, hecho que nunca tuvo el coraje de aclarar ante la prensa, llegando a agredir a un periodista que inquirió al respecto.
Mentiras del Partido Comunista sobre Fernando Lugo, ¿Hasta cuándo?
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