Una reciente movida de gabinete del cura Fernando Lugo demostró una vez más que para que todo sigue como está, a veces es necesario que todo cambia. Cambiando a dos ministros liberales por dos colorados y uniformados de la escuela de Stroessner, la izquierda chanta del luguismo pretendió hacer pasar gatopardo por liebre, y logró nuevamente posicionarse en la consideración de la izquierda internacional sembrando la confusión.
Pero no todos cayeron en el engaño, como se constata en un documento del Partido de los Trabajadores de Paraguay.
El marxista PT, opositor a Lugo, se pregunta, aludiendo al cambio de ministros: “Efraín y Filizzola echados por Lugo ¿Por qué?”
Según el comunicado, “La destitución por parte de Fernando Lugo de los ministros Efraín Alegre y Rafael Filizzola ha generado sorpresa y diferentes reacciones políticas. Para el PT los cambios de los ministros referidos, aún cuando los individuos imprimen su nota particular a los cargos que ocupan, no significan ni significarán ningún cambio en la política del gobierno Lugo/PLRA”.
La agrupación señala también que el gobierno de Lugo-PLRA seguirá siendo un gobierno de un Estado que garantiza ganancias record a los “dueños de este país” y al imperialismo, así como seguirá en la tónica de aguda represión y criminalización contra el movimiento del pueblo trabajador no domesticado.
Un amplio sector de la vanguardia del movimiento social se muestra contento con la salida de estos dos fanáticos ejecutores de las más abiertas medidas represivas y neoliberales del gobierno Lugo-PLRA. Y es comprensible ya que el liberal Alegre, era uno de los principales paladines de todo el plan privatista del Ejecutivo, en tanto que Filizzola actuaba como punta de lanza de la represión sistemática y la criminalización más metódica contra las luchadoras y los luchadores sociales de nuestro pueblo.
La derecha tradicional salió al unísono y con sobradas razones a defender a los ministros defenestrados. No pocos compañeros y compañeras opinan que con estos cambios, el presidente Lugo estaría dando la espalda a esa derecha, dando una señal positiva hacia la izquierda.
Comunistas saludan militarización estronista
El Pt también llama la atención sobre un nuevo y sospechoso despropósito del Partido Comunista.
El Partido Comunista Paraguayo, en un comunicado saluda “los cambios efectuados por el Presidente Fernando Lugo” y alientan la posibilidad de que sea una “medida saneadora” o representen “señales positivas” para un cambio profundo en “las políticas entreguistas y represivas que encarnaban estos dos personajotes de la política antinacional”.El PT contesta el “saludo”: ¿Estos cambios de ministros ¿Cambios? ¡No, son políticas de gobierno!
Basta ver a quiénes designó Fernando Lugo como reemplazantes de Efraín y Filizzola. En el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) nombró a Cecilio Pérez Bordón, quien asumiera como ministro de Defensa tras la caída de Bareiro Spaini, con ánimos de recomponer las relaciones con la virreina Ayalde.
En lugar de Filizzola, fue investido como ministro Federico Acuña, un ex comandante de la Policía Nacional destituido por hechos de corrupción en 2008, por el propio Lugo y a instancias del ahora ex ministro. Ante la renuncia por enfermedad de éste, nombró a Humberto Blasco, ex ministro de Justicia y Trabajo.
Ante la desconfianza que generó en la derecha tradicional la salida de dos fieles servidores de los intereses capitalistas, los flamantes secretarios de Estado anunciaron que seguirán la misma línea y proyectos iniciados por sus antecesores, pues eran políticas de gobierno.
Por ejemplo, el ahora ministro de Obras Públicas, Cecilio Pérez Bordón afirmó tajantemente que continuarán los proyectos de concesión de aeropuertos y la franja costera. “Claro que sí. Todo proyecto que ha realizado el señor Alegre, lo ha estado realizando muy bien. Eran proyectos de gobierno y serán continuados (…) el proceso no se rompe con esto, continúa el proceso, es una profundización del proceso”.
Entonces, ¿por qué las destituciones?
Los cambios de ministros tienen un simple origen oportunista, mal que les pese a las izquierdas luguistas que quieren darle “más vuelo” y significación: Alegre y Filizzola no apoyaban a Lugo en sus pretensiones de reelección porque tienen sus propios proyectos y además con posibilidades de vuelo propio.
El Pt también afirma que los ministros luguistas “no fueron cambiados por las políticas neoliberales y represivas que impulsaban –las cuales eran de absoluto conocimiento y responsabilidad de Lugo-, sino por su rechazo a la reelección del ex obispo” y que “a lo sumo se dará un corto tiempo de reacomodo de las fuerzas del gobierno antes de emprender nuevamente contra las luchas sociales y el patrimonio nacional. Tal tiempo debemos aprovecharlo para fortalecer nuestras organizaciones en un sentido de independencia y solidaridad de clase”.
Como ya sucedió durante su proselitismo, la izquierda chanta del luguismo se articula en el discurso de los retardatarios para intentar salvar su alicaída imagen progresista ante la opinión pública internacional.
La misión es difícil. El gobierno “progresista” del cura se encuentra condenado internacionalmente por el estado de abandono en que se encuentran los pueblos originarios en Paraguay, la misma gente con la cual se enriquecen varios personeros de ONG y otros industriales de la miseria en Paraguay. Obviamente, su discurso es indigenista, pero en la práctica se trata de unos despiadados estafadores internacionales.
Muchos movimientos marxistas ya conocen la faceta represiva del gobierno luguista, que con la máscara bolivariana se dedicó a ejecutar extrajudicialmente a varios militantes de organizaciones campesinas con el aplauso del Papa Negro de la izquierda festiva, Fernando Lugo.
Sobre su subordinación a los intereses de la embajada norteamericana y la oligarquía, existe profusa documentación fácilmente accesible en la web. Su militancia en la Teología de la Liberación nunca pasó de un truco publicitario para concitar atención y apoyo internacional, en realidad sabemos hoy que aramos con un conspicuo exponente de la pederastia clerical.
Si algo ha demostrado el cura Fernando Lugo con su “meteórico” ascenso político, es cómo un personaje sin atributos, con muchos más defectos que virtudes, con el respaldo de la prensa, la oligarquía y un coro de seudo izquierdistas hambrientos, ex capaz de hacer pasar gato por liebre.
|