Apenas se iniciaba el gobierno del cura Fernando Lugo, su flamante ministra Gloria Rubin organizó un escandalete sincronizado con la oposición al presidente de Nicaragua Daniel Ortega, a pocos meses de las elecciones municipales del 2008 en el país Centroamericano.
Con la ayuda de otras activistas prebendarías prendidas a las dádivas de USAID, NED y otras oficinas de penetración del imperialismo en un país soberano, Rubin levantó barricadas de repudio contra el líder sandinista con la excusa de las denuncias de abuso de su hijastra Zoilamérica Narvaez, caso considerado superado en la misma Nicaragua.
Tal vez no se imaginaba la ministra Rubin que pronto un bochorno global envolvería al jefe de gobierno del cual forma parte, el cura con hijos Fernando Lugo, pederasta confeso y también acusado de participar en feminicidios y secuestros, a quien el mismo Joaquin Sabina recomendaría más adelante el uso del condón.
A pesar de la susceptibilidad de la ministra Rubin con respecto a problemas familiares a miles de kilómetros de Paraguay, esta pundonorosa feminista ha sido incapaz de evitar desplantes misóginos y machistas en su propia familia. Basta citar la acusación vertida por el senador Alfredo Jaegli, quien ante críticas por una publicidad aconsejó a la ministra Rubin ocuparse de educar a sus propios hijos para no denigrar a mujeres exhibiéndolas pornográficamente en programas de TV.
Impunidad para la agresión sexista
La ministra Rubin tampoco ha sido buena evitando las agresiones a las mujeres en su propia empresa familiar, la radio oficialista Ñanduti, donde es frecuente que las empleadas queden embarazadas de algunos de sus hijos quienes luego se niegan a reconocer sus vástagos.
Este mismo año, Beatriz Osorio, ultrajada en las mismas narices de la ministra, planteó querella por acoso sexual en contra del jefe de Producción de Radio Ñandutí, propiedad de la familia de Gloria Rubin. Según dice la demanda, la misma entró hace seis años a trabajar en la citada radio, primero como recepcionista, y luego, a los tres años, como productora de varios programas.
Refiere que en el momento en que ingresaron a la radio, el querellado Juan Carlos Rojas, era operador de radio. Alega que como compañeros de trabajo, el trato era frecuente y siempre le incomodaba con palabras subidas de tono con piropos soeces y chabacanos.
Explica que nunca respondía, pero que con el paso del tiempo, de los piropos de baja calaña pasó ya a las invitaciones en concreto, "a tomar algo, a conocer nuevos moteles y otras morbosidades".
Remarca la querellante que después, hace unos 2 años, Rojas pasó a ser jefe de producción; es decir, su jefe directo. "Todas las veces que podíamos siempre me proponía salir con él e inclusive iba más lejos preguntándome cuándo le daría la oportunidad de que lo conozca sexualmente", añade.
Señala que había testigos de los acosos, entre sus compañeros de trabajo, y que incluso en una ocasión en que a ella le faltaba una radio, refiere que el mismo le dijo que le iba a dar, pero le consultó "qué le daría a cambio".
Afirma que luego ella fue a vivir sola en un apartamento, y el mismo le invitó a "inaugurarlo a solas". Al final, también le enviaba mensajes por internet, y que ante las negativas, al final, éste hizo que la despidieran de la radio en forma injustificada.
“He sentido la forma más cobarde de maltrato que puede sentir una mujer”, aseguró Sandra Beatriz Osorio Enciso, quien decidió judicializar el acoso sexual del que fue víctima por parte de su ex jefe, Juan Carlos Rojas, productor general de la emisora radial Ñandutí, en donde trabajaba desde hace seis años hasta que rescindieron su contrato por “bajo rendimiento laboral”
Inoperancia y complicidad
La ministra también dirigió por muchos años una fundación supuestamente dedicada a proteger a mujeres maltratadas, Kuña Aty, que recibió millonarias sumas del exterior del país y de organismos del estado paraguaya. Sin embargo, cotidianamente varias mujeres maltratadas denuncian que acuden a la fundación de la entidad y no reciben ayuda alguna, sumando una nueva agresión.
Desde la cartera que ocupa, la ministra Rubin lo único que ha hecho es destinar sumas millonarias de dinero a publicidad en su propia radio, donde pretende realizar un autobombo de su deplorable gestión.
A pesar de todo ello, las acusaciones de los “colegas” periodistas a Gloria Rubin son escasas, dado que cuenta con un ejército familiar en los medios e instituciones del estado para defenderla. La periodista Gloria Rolon, por ejemplo, omitía el nombre de Gloria Rubin cuando decía en un reciente artículo sobre la intención de impulsar la candidatura de una mujer como presidenta del Paraguay que “no estoy de acuerdo es que esa presidenta vaya a ser alguna de las tres ministras del Gobierno de Fernando Lugo: Esperanza Martínez, Lilian Soto o Liz Torres. Ellas podrán postularse y seguir con las reglas de juego impuestas, porque eso es lo justo y tienen derecho a hacerlo. Pero, lo que no pueden es pretender esgrimir el tema género como bandera principal en su campaña política. Por lo menos no en tanto y en cuanto sigan acompañando a un presidente como Fernando Lugo”.
“Él encarna precisamente todo contra lo que quienes dicen defender la igualdad de género, deben luchar. Ellas, con su silencio y acompañándolo en todo este tiempo lo han legitimado”.
“Los casos de Benigna Leguizamón, Viviana Carrillo y Hortensia Morán son los más claros ejemplos de abuso y sometimiento de género. Esas ministras lo saben pero prefirieron callar. Lamentable y condenable decisión”. Casi tan lamentable como la omisión del nombre de Gloria Rubin al citar a las mujeres que ya no tienen derecho a postularse a ningún cargo público en el futuro.
El auge de feminicidios como el sonado caso de la señora Gloria Vera, ultimada por su pareja ante el estupor de la sociedad, son testigos del fracaso de Rubin.
La réplica sandinista
Si Gloria Rubin pensó que el sandinismo recibiría pasivamente sus agresiones, también falló en sus cálculos. El vocero oficial, La Voz del Sandinismo, reporta con precisión hasta hoy en su sitio web que “Gloria Beatriz Godoy Montórfano de Rubín, Secretaria de la Mujer de Paraguay, es sobrina de Adán Godoy Jiménez, ex ministro de Salud del dictador Alfredo Stroessner. Además, se declaró en agosto pasado abiertamente partidaria del aborto. Está casada con Humberto Rubín, quien fue el eterno animador de los cumpleaños de Stroessner. Aún hoy se recuerda en el país suramericano, el kilométrico elogio que le dedicó al “Ilustre Jefe” el tres de noviembre de 1979, en ocasión del denominado Gran Festival de Gratitud por la Paz, organizado en el Estadio Comuneros. Stroessner ya llevaba más de 25 años en el poder, y de las brutales represiones internas se pasó a una multinacional del terror, con la “Operación Cóndor”. Pero Rubín, tal como quedó probado, seguía elogiando al dictador”.
“Como único descargo de Humberto Rubín, puede decirse que él nunca fue partidario del “servilismo voluntario”.
“Él profesó siempre y fervientemente "la paraguaya teoría de las medias", cuya aplicación suponía siempre que la adulonería debía ser proporcional a la ventaja que quería obtenerse”, Gloria Godoy de Rubín, revela la información, se encuentra vinculada a la intacta red de medios de comunicación que Stroessner fundó por medio de sus amigos de confianza: Aldo Zuccolillo, fundador de ABC, y Alejandro Cáceres, director de Radio Nacional.
Además, uno de los mayores panegiristas del dictador, el periodista Humberto Rubín, en Radio Ñandutí, emisora financiada por el coronel Pablo Rojas, administrador de parte de los bienes desviados por Stroessner, el mismo tirano que asiló al dictador Anastasio Somoza Debayle.
“Esta red terminó cooptada por la embajada norteamericana de Asunción y en los últimos meses de la dictadura se pasó a la vereda de enfrente. Así, estos medios bien remunerados por la CIA para desestabilizar al anacrónico dictador, superaron luego los límites de lo que toleraba el estronismo y sufrieron interferencias, suspensiones y cierres --caso de ABC en 1984-- que no impidieron su reflote mediante financiación externa, sobre todo de fuentes norteamericanas”, añade.
No caben dudas de que quien siembra vientos, cosecha tempestades. Deberían haberlo tenido en cuenta los eternos acomodados con el oficialismo como la ministra Gloria Rubin.
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