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En busca del día que no existió, cuando el PSOE asumió su responsabilidad

Y no miro a nadie

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El 11 de Marzo de 2004, como todos recordamos desgraciadamente, una cadena de atentados islamistas asesinó a 192 personas en Madrid, mediante bombas colocadas en mochilas, abandonadas en los trenes de cercanías de la línea C-2 y activadas a través de teléfono móvil.

Atentado del 11-M

Inmediatamente, el partido, la prensa y los medios de comunicación socialdemócratas en general, se apresuraron a culpar al gobierno de José María Aznar por haber aceptado enviar tropas a la Guerra de Irak.

Además, sin solución de continuidad, se emprendieron sesudos análisis sociológicos sobre las causas materiales, económicas y políticas de la aparición, en su día, del terrorismo islámico. En estos análisis, por cierto, nunca faltaba el hecho de la “ocupación” israelí de Palestina o la explotación capitalista a la que estaban sometidos los países árabes, por parte de los malvados occidentales.

Análisis sobre el terrorismo islámico

En resumen, el problema provenía del caldo de cultivo creado por los excesos del capitalismo, por el imperialismo norteamericano o israelí y por la intolerancia de la ideología ultraderechista, que había provocado, por parte de los musulmanes, una reacción, cuanto menos, lógica.

Nadie, o realmente pocos, lo enunciaron de este modo; pero, claramente, esta era la conclusión que se deducía de los sesudos, y algunos no tan sesudos, análisis. Sobre todo, y antes que nada, en el caso del atentado contra la Torres Gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001.

La masacre de Noruega

Hace pocos días, el 22 de Julio, un loco ha asesinado a 76 personas, según las últimas informaciones de la policía noruega: 8 en Oslo, mediante un coche bomba, y 68 en la isla de Utoya, tiroteando con un rifle contra los asistentes a un evento del Partido Laborista de Noruega.

Al parecer, en este caso, no cabe análisis sociológico que valga: al menos, ninguno que vaya más allá de la obviedad de que Noruega ha triplicado su población inmigrante. Se trata, otra vez, de un atentado violento instigado por la ideología ultraderechista, que crispa el ambiente político.

La culpa es de la ultraderecha

En fin, por acción o por reacción, la culpa es de la ultraderecha. Si se produce un atentado islamista, hay que verlo como una respuesta a los ataques imperialistas o a las políticas económicas ultraliberales. No se justifica: se “comprende”. En cambio, si se trata del atentado de un desequilibrado admirador de Hitler, ya se habla de fundamentalismo cristiano (aprovechando el incidente para hacer crítica de la religión en general) y, por supuesto, vuelve a ser culpa de la ideología fascista.

Pensándolo bien, no hay por qué extrañarse de esta diferencia de tratamiento. Resulta tan común, que llega a pasar desapercibida. Tenemos a la mano decenas de ejemplos.

La justicia española

Por empezar por alguna parte, la justicia española reivindica el principio de universalidad para ocuparse de los crímenes de Pinochet en Chile o de los de la dictadura argentina. Hasta hoy, no se ha ocupado de los crímenes cometido en el antiguo (ni en el actual) bloque comunista.

Cuba

Cuba sería un paraíso igualitario, de no ser por el pérfido bloqueo norteamericano, que dura ya décadas y que tiene sumidos en la pobreza a los cubanos. Gran parte de la población está en la miseria y las niñas se prostituyen con los turistas: responsabilidad estadounidense. Por eso, España tiene a Cuba como interlocutor privilegiado. No hay más que conocer su avanzado sistema sanitario, que Obama no consigue copiar porque no se lo permiten los malvados republicanos.

Condena de la ideología ultraderechista

Otro ejemplo: tras esta matanza en Noruega, proliferan las proposiciones institucionales, en parlamentos, para condenar la ideología ultraderechista. Personalmente, no recuerdo iniciativas en este sentido tras la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989, por parte de China.

Las elecciones municipales

En otro orden de cosas, y centrando la atención en lo que nos concierne más de cerca, el 22 de Mayo se celebraron elecciones municipales en España. El partido socialista sufrió la mayor derrota de su historia, desde el franquismo. Nadie asumió un ápice de responsabilidad: al fin y al cabo, todo resultaba achacable a la crisis económica. Todos los candidatos hicieron lo mismo, o sea nada: los que perdieron el gobierno y los que empeoraron su resultado contra gobiernos anteriores ya establecidos.

La crisis económica

Por supuesto, la crisis económica tampoco es responsabilidad suya. Es mundial. Pero, ¿cuáles son sus causas? Adivinen. Se trata de las políticas ultraliberales de Bush hijo, que han llevado al mundo a la ruina por falta de control estatal. No se habla de China, que financió (según los análisis de Julián Pavón) los grandes déficits, por cierto muy poco ultraliberales, de la administración Bush, comprando gran parte de la deuda norteamericana.

La crisis del ladrillo

Sin embargo, la crisis mundial está resultando más profunda en España que en la mayor parte del mundo desarrollado, por obra y gracia del famoso ladrillo. Esto también es culpa del gobierno anterior, ultraliberal él. Nada tiene que ver, cómo será, la reconversión industrial que dejó al sector secundario de la economía española en el 16% del PIB.

El déficit, la deuda y los mercados

Aún más, el Estado español tiene un déficit descontrolado y no puede garantizar el pago de sus deudas en el futuro, si no es con la ayuda de Europa. Es decir, si Alemania no paga nuestras deudas. Por tanto, los compradores de bonos de deuda españoles exigen un tipo de interés más alto, para prevenir el riesgo de que, un día, Europa se niegue a seguir pagando el despilfarro español.

Pero, la culpa es de los “mercados”, de los “especuladores” y de las agencias de rating, que tienen a España entre ceja y ceja (nunca mejor dicho), quién sabe por qué oscuras razones políticas. Nada tiene que ver que el Estado haya gastado sin control y que, a día de hoy, no se conozca el montante real de la deuda de las Autonomías y los Ayuntamientos.

La deuda autonómica y el sistema

No faltaba más. La deuda autonómica es fruto, no del gasto desmesurado, no, sino de las exageraciones del Partido Popular, que mezclan facturas de diferentes ejercicios y quieren justificar recortes sociales futuros. Como si, por ser del año anterior, la deuda ya no tuviera que contabilizarse.

No es de extrañar, tampoco, que cortejen a ese grupo de “indignados”, que se manifiestan bajo el eslogan “No es una crisis, es el sistema”. Porque fue el sistema el que obligó, en contra de su voluntad, a nuestro presidente y a los presidentes autonómicos, a gastar nuestro dinero como si no fuera de nadie, sino del viento.

Responsabilidad

Podríamos continuar indefinidamente, con decenas y decenas de ejemplos del mismo modo de hacer y del mismo modo de pensar. Aquí hay un sector político y un gran sector de la sociedad que nunca asume su responsabilidad.

Y no miro a nadie…

Y no miro a nadie

En busca del día que no existió, cuando el PSOE asumió su responsabilidad
Felipe Muñoz
martes, 26 de julio de 2011, 07:07 h (CET)
El 11 de Marzo de 2004, como todos recordamos desgraciadamente, una cadena de atentados islamistas asesinó a 192 personas en Madrid, mediante bombas colocadas en mochilas, abandonadas en los trenes de cercanías de la línea C-2 y activadas a través de teléfono móvil.

Atentado del 11-M

Inmediatamente, el partido, la prensa y los medios de comunicación socialdemócratas en general, se apresuraron a culpar al gobierno de José María Aznar por haber aceptado enviar tropas a la Guerra de Irak.

Además, sin solución de continuidad, se emprendieron sesudos análisis sociológicos sobre las causas materiales, económicas y políticas de la aparición, en su día, del terrorismo islámico. En estos análisis, por cierto, nunca faltaba el hecho de la “ocupación” israelí de Palestina o la explotación capitalista a la que estaban sometidos los países árabes, por parte de los malvados occidentales.

Análisis sobre el terrorismo islámico

En resumen, el problema provenía del caldo de cultivo creado por los excesos del capitalismo, por el imperialismo norteamericano o israelí y por la intolerancia de la ideología ultraderechista, que había provocado, por parte de los musulmanes, una reacción, cuanto menos, lógica.

Nadie, o realmente pocos, lo enunciaron de este modo; pero, claramente, esta era la conclusión que se deducía de los sesudos, y algunos no tan sesudos, análisis. Sobre todo, y antes que nada, en el caso del atentado contra la Torres Gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001.

La masacre de Noruega

Hace pocos días, el 22 de Julio, un loco ha asesinado a 76 personas, según las últimas informaciones de la policía noruega: 8 en Oslo, mediante un coche bomba, y 68 en la isla de Utoya, tiroteando con un rifle contra los asistentes a un evento del Partido Laborista de Noruega.

Al parecer, en este caso, no cabe análisis sociológico que valga: al menos, ninguno que vaya más allá de la obviedad de que Noruega ha triplicado su población inmigrante. Se trata, otra vez, de un atentado violento instigado por la ideología ultraderechista, que crispa el ambiente político.

La culpa es de la ultraderecha

En fin, por acción o por reacción, la culpa es de la ultraderecha. Si se produce un atentado islamista, hay que verlo como una respuesta a los ataques imperialistas o a las políticas económicas ultraliberales. No se justifica: se “comprende”. En cambio, si se trata del atentado de un desequilibrado admirador de Hitler, ya se habla de fundamentalismo cristiano (aprovechando el incidente para hacer crítica de la religión en general) y, por supuesto, vuelve a ser culpa de la ideología fascista.

Pensándolo bien, no hay por qué extrañarse de esta diferencia de tratamiento. Resulta tan común, que llega a pasar desapercibida. Tenemos a la mano decenas de ejemplos.

La justicia española

Por empezar por alguna parte, la justicia española reivindica el principio de universalidad para ocuparse de los crímenes de Pinochet en Chile o de los de la dictadura argentina. Hasta hoy, no se ha ocupado de los crímenes cometido en el antiguo (ni en el actual) bloque comunista.

Cuba

Cuba sería un paraíso igualitario, de no ser por el pérfido bloqueo norteamericano, que dura ya décadas y que tiene sumidos en la pobreza a los cubanos. Gran parte de la población está en la miseria y las niñas se prostituyen con los turistas: responsabilidad estadounidense. Por eso, España tiene a Cuba como interlocutor privilegiado. No hay más que conocer su avanzado sistema sanitario, que Obama no consigue copiar porque no se lo permiten los malvados republicanos.

Condena de la ideología ultraderechista

Otro ejemplo: tras esta matanza en Noruega, proliferan las proposiciones institucionales, en parlamentos, para condenar la ideología ultraderechista. Personalmente, no recuerdo iniciativas en este sentido tras la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989, por parte de China.

Las elecciones municipales

En otro orden de cosas, y centrando la atención en lo que nos concierne más de cerca, el 22 de Mayo se celebraron elecciones municipales en España. El partido socialista sufrió la mayor derrota de su historia, desde el franquismo. Nadie asumió un ápice de responsabilidad: al fin y al cabo, todo resultaba achacable a la crisis económica. Todos los candidatos hicieron lo mismo, o sea nada: los que perdieron el gobierno y los que empeoraron su resultado contra gobiernos anteriores ya establecidos.

La crisis económica

Por supuesto, la crisis económica tampoco es responsabilidad suya. Es mundial. Pero, ¿cuáles son sus causas? Adivinen. Se trata de las políticas ultraliberales de Bush hijo, que han llevado al mundo a la ruina por falta de control estatal. No se habla de China, que financió (según los análisis de Julián Pavón) los grandes déficits, por cierto muy poco ultraliberales, de la administración Bush, comprando gran parte de la deuda norteamericana.

La crisis del ladrillo

Sin embargo, la crisis mundial está resultando más profunda en España que en la mayor parte del mundo desarrollado, por obra y gracia del famoso ladrillo. Esto también es culpa del gobierno anterior, ultraliberal él. Nada tiene que ver, cómo será, la reconversión industrial que dejó al sector secundario de la economía española en el 16% del PIB.

El déficit, la deuda y los mercados

Aún más, el Estado español tiene un déficit descontrolado y no puede garantizar el pago de sus deudas en el futuro, si no es con la ayuda de Europa. Es decir, si Alemania no paga nuestras deudas. Por tanto, los compradores de bonos de deuda españoles exigen un tipo de interés más alto, para prevenir el riesgo de que, un día, Europa se niegue a seguir pagando el despilfarro español.

Pero, la culpa es de los “mercados”, de los “especuladores” y de las agencias de rating, que tienen a España entre ceja y ceja (nunca mejor dicho), quién sabe por qué oscuras razones políticas. Nada tiene que ver que el Estado haya gastado sin control y que, a día de hoy, no se conozca el montante real de la deuda de las Autonomías y los Ayuntamientos.

La deuda autonómica y el sistema

No faltaba más. La deuda autonómica es fruto, no del gasto desmesurado, no, sino de las exageraciones del Partido Popular, que mezclan facturas de diferentes ejercicios y quieren justificar recortes sociales futuros. Como si, por ser del año anterior, la deuda ya no tuviera que contabilizarse.

No es de extrañar, tampoco, que cortejen a ese grupo de “indignados”, que se manifiestan bajo el eslogan “No es una crisis, es el sistema”. Porque fue el sistema el que obligó, en contra de su voluntad, a nuestro presidente y a los presidentes autonómicos, a gastar nuestro dinero como si no fuera de nadie, sino del viento.

Responsabilidad

Podríamos continuar indefinidamente, con decenas y decenas de ejemplos del mismo modo de hacer y del mismo modo de pensar. Aquí hay un sector político y un gran sector de la sociedad que nunca asume su responsabilidad.

Y no miro a nadie…

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