Se ha dicho que riqueza es sinónimo de influencia, algo que se corrobora cuando se observa la forma en que los empresarios de medios influyen sobre el gobierno encabezado por el cura Fernando Lugo.
Desde que saltó a la arena política, doblegarse ante los propietarios de medios ha sido la marca registrada de su desempeño. Por complacer a sus publicistas, durante su campaña hizo suyas las “reivindicaciones” de esos medios enemigos del Mercosur, que solo buscaban disturbios en el bloque regional por medio de ellas.
Por complacer a sus publicistas, Lugo no dudó en dejar de lado su supuesta afinidad con Hugo Chávez, y se arrojó a los brazos de Alvaro Uribe, quien colaboró a montar el andamiaje represivo del gobierno arzobispal.
Por complacer a los propietarios de medios, incluidos los medios hegemónicos de Argentina como Clarín o La Nación, Lugo no dudó en reprender por supuesta llegada tardía a la presidenta Argentina Cristina Fernández durante una cumbre del Mercosur. Así buscaba ganarse el favor de los medios de Buenos Aires enfrentados al gobierno kirchnerista.
Para no importunar a los propietarios de medios, en incontables ocasiones el gobierno arzobispal dejó de lado a campesinos sin tierra e indígenas, temeroso de perder el favor mediático. Estos propietarios de medios, ensoberbecidos por el éxito de sus manipulaciones y mentiras en abril de 2008, han ganado protagonismo político a través del gobierno del cura Fernando Lugo, tanto que hoy parecen considerar un mero gerente al poder político.
Ello quedó de manifiesto con la campaña realizada para intentar alejar al senador Juan Carlos Galaverna del entorno del favorito para ganar las elecciones del 2013, el empresario Horacio Cartes.
Disparen contra Galaverna
Evidentemente, el camino rumbo al poder del movimiento que postula al empresario Horacio Cartes no estará cubierto por pétalos de rosas, como las presentes turbulencias generadas en las cumbres estratosféricas del poder económico y mediático lo demuestran.
Fiel a su estilo y tradición opuesta a la obsecuencia luguista con los medios, el senador Juan Carlos Galaverna atacó hace unas semanas desde una emisora con dureza a propietarios de medios de Paraguay como el ex propagandista de Videla, Pinochet y Stroessner, Aldo Zuccolillo, y al propietario del diario Ultima Hora, Antonio Vierci, a quien imputó evasión de impuestos y contrabando a gran escala. La reacción de los empresarios de medios fue inmediata, y realizaron un bombardeo contra Galaverna buscando que Cartes tome distancia de sus declaraciones, campaña que disparó versiones y desmentidos. Declararse enemigo de Galaverna periódica y públicamente es uno de los principales requisitos que exigen los propietarios de medios para ceder espacio a los políticos deseosos de destaque en la prensa, y así fue que el luguismo anexó el discurso anti-Galaverna de ABC color y Zucolillo a su propaganda electoralista en el 2008.
Buscando el favor de ABC o alguna mención en sus páginas, varios grupúsculos luguistas como el PMAS o el Partido Comunista hacen los deberes emitiendo comunicados contra el citado senador. La última maniobra para intentar debilitar a Galaverna, que lleva dos décadas resistiendo al permanente ataque de los medios, fue marginarlo de la titularidad de la convención colorada que se llevará a cabo el fin de semana, en la sede de la ANR.
La orden de apartar a Galaverna, según trascendidos, habría venido del mismo Horacio Cartes, fuertemente influenciado por los sectores empresariales y propietarios de medios para tal determinación. La maniobra denota una vez más la ingerencia de los propietarios de medios en el interior de los partidos políticos paraguayos.
La maniobra se venía venir, dada la expansión del protagonismo que han tenido los propietarios de medios con el gobierno arzobispal, que prácticamente los ha entronado en la cima del poder político. Galaverna viene a ser la última piedra en el zapato de estos voraces empresarios para alcanzar el poder omnímodo, y transformar al poder político en un mero gerente.
Sin embargo, el desenlace es aún incierto. Como advirtiera Séneca, el primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio, algo en lo cual Galaverna está capacitado para dictar cátedra.
A Horacio Cartes, por su lado, la crisis le presenta la magnífica oportunidad de demostrar que si alcanza el poder, no será un segundo Fernando Lugo. Es decir, que no se dejará gobernar desde editoriales de periódicos como su antecesor.
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