¡Cinco días! Tantos como aros olímpicos para ver por fin a una de las nuestras en el podio. Mireia ha dado una bofetada a nervios y ansiedad para marcarse una plata histórica. Es la quinta presea de nuestra natación, y la segunda de una chica después del fichaje de Nina Zhivanevskaya. En todo Londres se ha escuchado el suspiro de una delegación que ya no tiene la presión añadida de inaugurar medallero.
Ha sido un alivio enorme, y ha evitado además que servidor comenzara una plantación clandestina de ajos en pleno estadio olímpico. Porque hay cosas que ya no pueden ser. Si Luisle comienza la contrarreloj y se le estropea la bicicleta en la rampa de salida, para más tarde acabar pinchando, algo te hueles. Pero si además palmamos 5-0 con Australia en hockey y se lesiona Pol Amat, desgracia que se suma a la baja de Freixa, ya te vas encendiendo. Y si finalmente Ferrer y Feli, dos opciones con muy buena perspectiva, caen en Wimbledon (individuales), pues ya es para contratar astróloga televisiva de madrugada. ¡Vaya racha!
Pero la plata de Mireia enciende nuestra esperanza. Queremos un efecto dominó y un punto de inflexión hacia otras conquistas. Un oro es más que obligatorio. Y se lo están currando, y mucho, las chicas de balonmano. Primera victoria frente a Dinamarca para sacar la cabeza del agua en un grupo infernal, y seguir demostrando que nadie lo va a tener fácil con las guerreras. Además Alabau ya está arrasando en RSX, y sería un pecado olvidar la excelente competición que está haciendo la pareja de vóley playa Elsa – Lili, en los primeros Juegos que tenemos representación femenina en esta disciplina.
'Wiggo' suma y sigue
El hombre de moda de Inglaterra (AGENCIAS)
Fuera de nuestras fronteras olímpicas, Bradley Wiggins ha brillado sobremanera. Oro olímpico en contrarreloj, en un año inolvidable para el británico después de hacerse con el último Tour. También ha comenzado el concurso general en gimnasia, con Uchimura haciendo las delicias de la gente y Fabián González, noveno (a un pasito del diploma) y dejando el pabellón alto.
En el estadio, por tele o en la PlayStation, ver gimnasia es un placer muy especial. Nadie merece más este protagonismo que tienen en los Juegos, tras una vida basada en la búsqueda de la perfección y donde el error más humilde puede estropear años de esfuerzo ilimitado. Héroes atléticos que transforman al cuerpo humano en una máquina de infinitas posibilidades físicas, técnicas y artísticas. Un placer visual que se repite hoy con las chicas. ¡Cita obligatoria!
El rey de la gimnasia en Londres (AP)
¿Nos cabe el fútbol? Y ya que hablamos de una de las pruebas legendarias en el programa olímpico, me animo en el cierre con unos párrafos sobre el debate acerca de si deportes como el fútbol deberían o no estar en los Juegos. Solo hay una respuesta. Sí, sí o sí. El deporte más practicado del planeta no puede quedarse fuera de la fiesta. Lo que me produce mayor vergüenza (más que el hecho de que no hayamos marcado ni al arco iris) es que no vengan los mejores. Una ofensa sin sentido que menosprecia la supremacía histórica de los Juegos.
Algunos dicen que con toda la tropa el balompié robaría protagonismo al resto. Complejo de inferioridad discutible, pues pondríamos al fútbol a la misma altura que cualquier otro deporte, democratizando la victoria a ojos de unos aficionados saturados con gigantescos contenedores de nimiedades.
Pero en realidad esto no tiene mayor importancia, porque la cosa va mucho más lejos. La FIFA no está dispuesta a perder protagonismo y arriesgar la explosividad del Mundial que organiza entregando “sus” estrellas en los Juegos. Por eso mismo los estadounidenses plantean eliminar el Dream Team para Río. Para mí, si no quieren estar dentro, que no vengan. Pero insultar a los Juegos con equipos descafeinados no tiene perdón.
