Cuentan que cuando ETA hizo volar por encima de un edificio de cinco pisos el automóvil del Almirante Carrero Blanco, la aprobación popular se hizo notoria con la humorada que circulaba y decía que fue el primer devoto del Opus Dei en ascender a los cielos en cuerpo y alma. La muerte del almirante que presidía el gobierno del generalísimo Francisco Franco Bahamonde, significó el fin del régimen franquista en España, pero no impidió el resurgimiento del franquismo en el Paraguay del siglo XXI.
Un candidato a ser ascendido a los cielos en cuerpo y alma como Carrero Blanco y compañero de fórmula de Fernando Lugo, el neo nazi Federico Franco, se encuentra en la mira de la despiadada guerrilla paraguaya que aterroriza a la oligarquía de este pais sudamericano. Ya durante la campaña que llevó a Lugo al poder, el ex presidente Nicanor Duarte había hecho notar el parecido entre las poses de Franco y las del español José María Aznar.
Desde las selvas del norte de Paraguay, la guerrilla sigue desafiando a través de sus comunicaciones vía redes sociales, a este gobierno que Fernando Lugo y los suyos trajeron de la mano en su misma chapa.
Sobre el nuevo jefe de gobierno, el EPP aclara que se trata del “nuevo depositario de la Fe de los ricos, el ungido Presidente gracias a la complicidad y la inutilidad de los luguistas y con el voto de unos 100 desprestigiados congresistas, Federico Franco”. El EPP se atribuye la caída de Fernando Lugo y asegura que ahora va por Franco.
El EPP esclarece que Federico Franco fue un personaje que trajeron de la mano Fernando Lugo y sus seguidores de las ONG financiadas por la embajada norteamericana, como Tekojoja y Pmas.
Otro personaje surgido en el seno de este hato de eclécticos y claudicantes también es blanco de los dardos del EPP. Se trata del ex ministro del interior Rafael Filizzola, quien según el EPP “no tiene nada de arcángel, y su apellido, para hacernos recordar su origen de mafioso siciliano, es Filizzola”.
El EPP no duda en calificarlo de “excremento”, algo que demostró siendo Ministro del Interior de la Bestia del Apocalipsis, Fernando Lugo. “Por exigencia de su jefe y con el apoyo de agentes antiinsurgentes colombianos y norteamericanos –dice el EPP llevó adelante su campaña de asesinato y terror en contra del EPP y de los pobres de toda la República. Convertido en peón de Fe de rico quiso asumir de nuevo en el Ministerio del Interior, pero su ex viceministro, Carmelo Caballero, más conocido como Narciso Cabellera, le ganó en cepillesismo y tuvo que conformarse con aceptar el puesto de Asesor “.
Filizzola es, según el EPP “una de esas figuras impopulares e insignificantes y tan gratas a la oligarquía que con el propósito de ganar el favor de sus amos comete los mayores crímenes en contra del pueblo pobre”.
Hoy, prendido al saco de su socio neoliberal Efraín Alegre quiere convertirse en candidato a la vicepresidencia de la República. El problema que se le presenta es su condición de espantavotos. Su aburguesada, criminal y aduladora figura repele los votos del pueblo, asegura el EPP.
“Sus periodistas alquilados” , dicen también los insurgentes, “a pesar de sus esfuerzos, no consiguen el milagro de hacer prender su candidatura. Ya en Paraguay todos conocen que su pretendido progresismo es solo un barniz con el que busca encubrir las ideas más retrógradas de su oligárquica testa”. Es lógico, dice el EPP refiriéndose a Filizzola, que un enemigo del pueblo como este viva con una guardia de 25 efectivos policiales y sólo pueda salir a la calle en autos blindados.
Dice de Filizzola el EPP que cuando niño, su madre debía hacer milagros para consolarlo de su abatimiento por haber nacido paraguayo. “Desde niño se siente muy desdichado y odia a los paraguayos. Él siempre quiso ser italo-norteamericano. Con el correr del tiempo se convirtió en una mezcla de mafioso de Cosa Nostra, inescrupuloso empresario de estilo norteamericano y corrupto político paraguayo”.
De acuerdo con la guerrilla el concepto democrático de los liberales, que llegaron al poder gracias a la ayuda de los luguistas, se restringe a que “las facciones de la oligarquía no se peleen entre ellas y todas vayan como un sólo hombre sobre el pueblo en defensa de sus propiedades y del régimen político y social que mantenga sus privilegios”.
Para la mayoría de estos dinosaurios, testimonios de un mundo extinguido, el liberalismo apenas si es la libertad de adaptar el pensamiento a la propia conveniencia.
Se atribuye a Manuel Azaña haber dicho que la libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres. Muchos de quienes pusieron sus fichas a la Fe de los Ricos, evidentemente, ni siquiera se han graduado de eso.
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