Ya el influyente político y reformista social del siglo XIX James Freeman Clarke advertía que los políticos solo piensan en las próximas elecciones, en tanto los estadistas piensan en las próximas generaciones. Es el déficit de países como Paraguay, donde los estadistas han sido siempre artículos de lujo.
Si alguna falacia fue desparramada por la desinformación que siempre rodeó al cura papá Fernando Lugo, quien según un viejo amigo despilfarró 25 mil dólares en una noche con Jessica Cirio, fue la que lo presentaba como “el presidente más legítimo de la historia del Paraguay”. En realidad, Lugo había pasado por encima de la constitución nacional para postularse, siendo que estaba expresamente prohibida por la Carta Magna la candidatura de ministros de cualquier religión.
Su “histórica” victoria electoral fue fiscalizada por un Tribunal Electoral presidido por un antiguo represor de la dictadura de Stroessner, delator al servicio de la policía política, y esa misma justicia electoral se encontraba y se encuentra en Paraguay bajo tutela de USAID y la embajada norteamericana. Las perspectivas para las elecciones del año que viene en Paraguay no son menos deprimentes. La partidocracia corrupta y la prensa hegemónica lo saben, por lo cual han abierto un paraguas antes del diluvio afirmando que se prepara una campaña para deslegitimar lo ilegítimo.
Anticipándose a los acontecimientos, el EPP descalifica a quien pueda resultar ganador en las elecciones presidenciales paraguayas del año 2013, en sus opiniones vertidas a través de las redes sociales. El EPP desautoriza a cualquier versión que los “reptiles” de la prensa hegemónica paraguaya puedan propalar sobre su organización, dado que los consideran enemigos y “objetivos militares” en sus próximas acciones.
El EPP describe el proceso electoral paraguayo en los siguientes términos:
“La verdadera elección de un candidato la hacen los dirigentes de los partidos de la oligarquía, la misma oligarquía y los imperialistas. Son ellos quienes entre cuatro paredes deciden sobre la suerte de los millones de paraguayos pobres. Es la voluntad de está minoría insignificante la que prevalece a la hora de elegir los candidatos. Luego de esta elección, estos candidatos, con la fuerza que da el dinero y la propaganda, son presentados como los salvadores de la patria y del pueblo para que este convalide la decisión tomada por los poderosos”.
Para los insurgentes, lo que en la sociedad capitalista se le permite al pueblo es votar bajo la coacción del dinero, la propaganda, las mentiras para que sea el candidato "sida ", el candidato "cáncer ", el candidato "cólera "etc. quién gobierne. “Se le permite votar una vez cada cinco años que representantes de las facciones de las clases dominantes serán quienes los aplastarán desde el poder político”.
Según el EPP, “La caída del luguismo representó el definitivo fracaso no sólo del gobierno de los demócratas pequeñoburgueses sino de la misma democracia burguesa. Los luguistas no son nada más que unos demócratas liberales; en forma alguna son socialistas. Y el hecho de que estos burguesitos, amantes de la democracia burguesa, hayan sido desalojados por sus socios sin que hayan podido resolver su crisis interna dentro del juego democrático, significa que la democracia burguesa está en su crisis terminal”.
El EPP afirma que los revolucionarios nunca deben hacerse ilusiones respecto a la democracia de los ricos. “Sabemos muy bien que esta representa dominación, hambre, miseria, ignorancia, exclusión social, muerte y dolor para el pueblo. La construcción de la democracia revolucionaria de los obreros, de los campesinos, de todos los sectores explotados y oprimidos es una necesidad urgente. La democracia burguesa, en su agonía, necesita oprimir más y más al pueblo pobre y hambreado” afirma con seguridad.
“Hay que acelerar su muerte” recomiendan, “para evitar que sigan dañando a los trabajadores de nuestra patria”.
El Ejército del Pueblo Paraguayo tiene una posición clara en cuanto a que aquel que participe como candidato a cargo electivo en la farsa electoral organizada por el gobierno fascista no puede llevar en sí la representación popular. Quienes participen en la farsa " en nombre del pueblo ", nada más le estaría siguiendo y haciendo el juego a los fascistas.
“Sólo la victoria revolucionaria podrá alterar en sus fundamentos la correlación de fuerzas entre las clases sociales paraguayas”, dicen los guerrilleros.
“Sólo derrotando revolucionariamente el poder político del bloque burgués- latifundista- imperialista se podrá hacer que este poder pase en manos de una alianza de las obras populares donde los intereses de la clase obrera y de los campesinos trabajadores tengan el papel dominante. Solo la victoria del Ejército del Pueblo Paraguayo y su dirección revolucionaria garantizará que sea el pueblo quién realmente elija” afirma el EPP.
En tanto desde las selvas paraguayas del norte los afiebrados insurgentes alzan su voz ante el mundo para decir sus verdades, la irresponsable clase política sigue con el internismo de sus propios partidos en la mirilla, y subastando candidaturas al mejor postor en metálico.
Ya lo advirtió Octavio Paz, una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos.
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