Científicos de la Universidad de Granada han determinado que el consumo de ácido fólico y el aceite de pescado (Omega-3), administrados de forma no simultánea durante la gestación, tiene efectos positivos sobre la atención en el niño a los 8,5 años, ya que mejora las funciones ejecutivas (capacidad de resolución del conflicto), la alerta y la orientación. Estos efectos disminuyeron cuando dicha suplementación se simultáneo con aceite de pescado (omega-3).
Así lo recoge una investigación realizada por científicos del departamento de Pediatría de la Universidad de Granada (UGR) y del Centro de Excelencia de Investigación Pediátrica Euristikos liderados por la profesora de la Universidad de Granada Cristina Campoy, en colaboración con el grupo del profesor Andrés Catena, del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc), publicados en la prestigiosa revista de la Sociedad Americana de Nutrición The American Journal of Clinical Nutrition.
En contra de lo que se creía hasta ahora, la suplementación conjunta con Omega 3 y ácido fólico durante el embarazo no determina una mejoría en el desarrollo de la atención de los niños a los 8,5 años, neutralizando los efectos beneficiosos sobre este dominio cerebral, que quedaría programado durante la vida fetal.
Este efecto se interpreta como un efecto de interacción entre los dos nutrientes, que debe estudiarse en profundidad, y que indica la necesidad de darlos en distintos momentos del embarazo, pero no de forma simultánea. En el estudio publicado por los investigadores de la UGR se demuestra que los suplementos de ácido fólico en las madres durante el embarazo sí parecen tener un claro efecto positivo a largo plazo sobre el desarrollo de la atención en sus hijos.
El estudio también ha demostrado que las concentraciones y proporción de Omega 3 y Omega 6 en cordón umbilical son fundamentales para la velocidad de procesamiento y la alerta en los niños 8,5 años más tarde. Teniendo en cuenta el largo periodo de tiempo entre la suplementación en las madres y la evaluación de los niños a los 8,5 años, este estudio demuestra claramente una relación causal de la alimentación en etapas muy precoces de la vida sobre el desarrollo cerebral de los niños a largo plazo.
Un reciente boletín de la Sociedad Americana de Nutrición, además de publicar el trabajo realizado por los investigadores de la UGR y recomendarlo como muy importante, ha resaltado sus novedosos hallazgos en un capítulo introductorio especial de la misma publicación.
El cerebro humano como órgano altamente sensible a las variaciones nutricionales y metabólicas durante estas etapas tempranas del desarrollo, es uno de los órganos diana para sufrir alteraciones que pueden dejar secuelas a largo plazo, e influir en el desarrollo cognitivo y de la conducta de los niños.
Como parte de este trabajo, la Universidad de Granada ha participado en un estudio multicéntrico internacional en el marco del Proyecto Europeo Nutrimenthe, de los Departamentos de Pediatría y Obstetricia y Ginecología de Münich (Alemania), Pécs (Hungría) y Granada (España), donde se asignaron al azar suplementos alimentarios conteniendo aceite de pescado y/o ácido fólico, que recibieron las madres durante la gestación. Los hijos nacidos de estas mamás se han evaluado de manera continua durante diez años.
"En este estudio, observamos una ventaja significativa en la atención (funciones ejecutivas (mejora en la capacidad de resolver conflictos), alerta y orientación) en los niños nacidos de las mamás que recibieron suplementos de ácido fólico, aunque este efecto disminuyó cuando se simultaneó dicha suplementación con Omega 3", explica la profesora Cristina Campoy.
Los resultados publicados aportan nuevos datos sobre la importancia de la Nutrición Prenatal o Early Nutrition Programming en el desarrollo cerebral, y estimulan la realización de más estudios sobre este tema, especialmente acerca de los factores que influyen sobre la activación del área del córtex prefrontal que regula esta función ejecutiva.
Igualmente, esta investigación sugiere la necesidad de realizar nuevos estudios que permitan establecer las dosis óptimas de ácidos grasos y ácido fólico en los diferentes estadios del embarazo.
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