El colegio Areteia de Madrid aborda el próximo sábado 10 de marzo una jornada sobre los "obstáculos" con los que se encuentran los niños adoptados en el sistema educativo español, bajo el título 'Adopción, asignatura pendiente en la Educación'.
En este encuentro participarán psicólogos, picopedagogos, pediatras, docentes, asociaciones, padres y madres adoptantes y representantes de la administración, entre otros, que abordarán las claves de la adopción en los centros educativos. La jornada es gratuita y los interesados pueden inscribirse enviando un correo electrónico a admisiones@areteia.edu.es.
Según indican desde Areteia, donde el 25% de los alumnos son adoptados desde 2010, el modelo de enseñanza en España "no lo pone fácil" sobre todo a aquellos alumnos adoptados que padecen Síndrome Alcohólico Fetal. Estos menores presentan problemas de aprendizaje y necesitan una atención más flexible y personalizada, que, según los expertos, no ofrece el sistema educativo.
Intervendrán expertos como la directora del Instituto de Lenguaje y Desarrollo y profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid, experta en adopción, Alicia Fernández Zúñiga; la psicóloga clínica con experiencia en tratamiento psicoterapéutico con menores acogidos y adoptados, Ana Piris, y el jefe del Servicio de Neonatología Hospital Clínic-Maternitat de Barcelona y profesor de Pediatría Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Óscar García-Algar.
Además, durante la jornada habrá una mesa redonda de padres adoptantes que contarán su testimonio, como Mercedes, una madre de una niña con SAF, adoptada en Rusia con tres años de edad y que actualmente tiene 17.
"Te advierten que vienen con mochila, pero no te dicen que llegan con cicatrices profundas. Han sido muchos años de incomprensión, sin un diagnóstico concreto y tratamiento específico y sin apoyo en los colegios. Nos decían que como era hija única estaba muy mimada", señala esta madre, que advierte de que para un niño con este síndrome, la escuela puede ser "una verdadera tortura".
Mercedes asegura que los padres y los cuidadores de estos niños están a menudo "al límite" y que las familias se sienten "juzgadas", se desmoronan e incluso se rompen. Según explica, se culpabilizan porque un SAF no diagnosticado y no tratado llega a la adolescencia y a lamayoría de edad con condicionantes secundarios.
"Son jóvenes que a menudo tienen problemas con la ley, las adicciones, problemas de salud mental, y los profesionales a los que recurren no tienen la información, la formación o las ganas de entender el problema. Demasiados niños y jóvenes y sus familias no saben que tienen SAF porque el sistema educativo les niega injustamente la atención que necesitan", alerta.
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