MADRID, 17 (SERVIMEDIA) Ciertos azúcares (polisacáridos sulfatados) obtenidos a partir de organismos marinos podrían podrían contribuir a encontrar cura para la malaria porque inhiben el crecimiento del Plasmodium falciparum, uno de los parásitos que causa la malaria, al imposibilitar su capacidad de invadir los glóbulos rojos, según han comprobado investigadores de la unidad mixta de nanomalaria del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Cuando el parásito de la malaria entra en el torrente sanguíneo invade las células del hígado para producir miles de merozoítos (una fase del ciclo de vida del parásito Plasmodium). Dichos merozoítos vuelven a incorporarse al torrente, donde infectan los glóbulos rojos y logran escapar a la vigilancia del sistema inmunitario. La heparina puede bloquear la adhesión y entrada de los merozoítos a los glóbulos rojos pero, sin embargo, las cantidades necesarias para el tratamiento de la malaria podrían provocar hemorragias internas. La investigadora de la unidad mixta IBEC/ISGlobal y primera autora del artículo, Joana Marques, explicó que “los organismos marinos son una fuente rica en polisacáridos sulfatados similares a la heparina” pero que su ventaja es que “dichas moléculas tienen actividades anticoagulantes suficientemente pequeñas para ser utilizadas en la sangre circulante a sus concentraciones activas sin incurrir en el riesgo de hemorragia interna”. Por su parte, el responsable de la unidad mixta IBEC/ISGlobal, Xavier Fernández-Busquets, afirmó que “en los experimentos in vitro que hemos hecho con todos estos compuestos se demostró una inhibición significativa del crecimiento del Plasmodium falciparum, incluso a bajas actividades anticoagulantes, y los ensayos preliminares in vivo en ratones son prometedores”. Por último, este descubrimiento implica que las moléculas relacionadas con la heparina se puedan considerar y explorar para el diseño de nuevos enfoques terapéuticos contra la malaria en los que los polisacáridos con baja actividad anticoagulante podrían desempeñar un doble papel, tanto como fármacos inhibiendo el crecimiento del parásito como promoviendo la respuesta inmune contra el mismo. En el estudio también han participado el Instituto de Nanociencia y Nanotecnología de Barcelona y la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
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