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Poesía

Sinfonía «Odisea» para la orca Kshamenk

|

(Este poema es de los que más me ha costado hacer, ha sido como ir sacando trozos de yeso de mi pecho, algunos valían, otros no: para la estatua, que cada tanto parecía levantarse pero se caía. Hasta hoy, en que espigada, zozobrante en una altura de vértigo, triste e imperfecta, echando a andar, me ha dicho: Ya soy el poema.)


1


"Bueno, bien.

Han dicho que no te podemos salvar de una manera,

pues lo haremos de otra."


Espero que entendáis que esto que comienza no se detendrá nunca:

como tú si tu destino fuera ser flor,

piénsalo, ese es tu girar,

y, así, no te detendrás hasta serlo, hasta ser tú.

O si te nombrasen 'águila' al abrir tú los ojos por primera vez,

no pararás hasta volar

e impedirás que quien sea toque tus alas.


Un caballito de mar puede dar a luz unos 300 caballitos en un mismo mágico, intenso, doloroso, instante,

y no se importa a sí mismo en el proceso.

Los picapedreros horadan la roca profunda,

cantan,

porque saben que aunque vivan

o mueran,

en sus mentes siempre brilla el Sol.


2


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Desde ya hace mucho.

Desde adonde llega nuestra memoria lanzada abierta como un barco:

Estamos preparadas para hundir los pasos.

Estamos preparados para plantar la simiente.

Estamos listas desde ese primer fuego de nuestra madre.

Estamos preparados, estamos dispuestas


3


Hoy es un gran día triste,

estamos en una tristeza constructiva.

Mi familia me está llamando desde el balcón,

pero yo prefiero venir con vosotros a escucharos.


La noche la empujan los durmientes.

Tranquila cuando te sientas vencida, Ofelia,

que otros por ti están sujetando tus lágrimas,

planchando tu ropa, acodados a la defensa de tu puerta,

esperándote entre el brillante trigo,

sosteniendo tus melenas.


4


"¿Qué delito ha cometido la orca Kshamenk, quien como ser sintiente, vulnerable e inocente, lleva 32 años de condena cumplida sin merecerla en una mini piscina donde casi ni la vuelta puede darse?" ELENA LIBERATORI


Kshamenk, amigo,

que ya te vas yendo,

que ya te nos vas yendo... pierdes cuerpo

como hoja caída de un árbol, que se vuelve cada día menos ella,

callado y quieto te enredas en el mínimo agua,

pareces marcharte hacia adentro.

Yo digo: aguanta. Tú no me oyes. Te alejas.


Como la luz en la tarde. Pero tú para siempre.


Lo sabemos. Nos empuja tu pena.

Que recorre el globo, e impreca uno a uno a cada humano que habita con un corazón.

En la madrugada tu llanto nos araña con sus harapos negros

en el vientre, mi amor:

¡qué solo estás!

Un día vi a mi madre, en la vieja casa, por cómo andaba,

por lo que no vi en sus ojos, lo sabía:

Que ella ya era mitad cieno, mitad cordilleras en el horizonte.

Tú eres ya mitad fantasma, mitad azalea.

Mitad orca, mitad mineral.

Mitad diamante mitad nada.


(yo no poseo guantes para este fuego,

tú vas perdiendo ojos, y conjuntos de tu abrigo).


Y no será porque no fuiste sol.

Y no será porque tu pecho no bramó.

Y no será porque tu aurora no se arcose, colosalmente.

Y no será porque él, los millares de él, el viento no besó.

Y no será porque para recibir a la primavera no usó su mejor traje.

/ Allí, en la prisión. ¡En la mismísima estúpida prisión! /

Y no será porque, al olor de Atlántico, él con sus amigos,

con su familia, habló; y navegó los océanos, y navegó los océanos;

tú nada supiste, adiestrador de orcas, hijo y cómplice de un crimen colectivo de dimensiones aberrantes, no lo sabes,

idiota violento y necio:

No se puede aherrojar espíritus.


Cuando amanece.

¿Quién maneja la brocha que pinta de verde los bosques?

¿Quién trae luz a estas calles y a los cuartos?

¿Quién nos puso la cara de los amigos enfrente?

¿Quién hace todo lo bello, el caballo, la cascada, la zarpa del perro?

¿Quién escribe aquellos poemas y luego se marcha?

¿Quién es tan amigo del río y luego el río se queda sólo?

¿Por qué?

Cuando amanece.


5


Viene un sistema solar, viene otro sistema solar

(eso soñamos todos)

Porque este está roto.


Hay una casita azul en el bosque oscuro

Yo muero mientras espero


Las hermanas arañan la tierra

para encontrar palabra

Y los hombres gritamos en las terrazas

en las raíces del Sol


Quizá cuando fui pequeño pueda haber visto algo

pero no lo vi


El hombre de la casita azul está callado como el pájaro Ampelis

Mamá ya casi no espera sus cartas


La raíz de mi memoria la han roto los cazadores


El mar se aleja de sus manos, y ella cierra la ventana

y aunque en su castillo cerrado tenga luz en su cara,

llora igual, como él


Quizá ahora que soy mayor, vea algo.

Pero nada hay tras mis pupilas, más que lo oscuro


Y mi amigo agoniza en una espesura de muros

Yo me acerco afanoso a su llamada, pero los ejércitos no duermen


No importa, estadista, la sombra que haya al otro lado de la casa,

si a la casa le da continuamente el sol


En la mañana vimos a los niños caminar como reos:

Vuestros libros son ladrillos, amurallan


Y el pájaro Ampelis cantó, cantó largo

Entre las raíces amarillas

Y el pájaro Ampelis cantó, largo y largo

con la lengua irrevocable y arcana del sol


6


¡Oh, amada mía, qué raro es el dolor!,

que se puede sentir

pero no contar.


El dolor es una cosa

que se te mete dentro y te preocupa los ojos,

te preocupa la sangre,

te acoda a lo siniestro, te hace temer a la vida, y no se debe.

Y luego cuando se va, ese dolor, se deshace

como una cosa inútil, se te queda dentro

ensuciando la arteria, decolora las ropas.

Por eso se muere, por demasiado dolor,

por el desapego, por la lejanía;

pero tú estás aquí.

Yo te amo y tú me amas.


Oh, amada mía!

Hoy pienso en un amigo, y me pongo triste.

Qué afortunado soy con tenerte. Pero él está solo.

He visto esta noche por las terrazas de España

camino a Argentina

(y viniendo de más lejos)

atraviesan las fincas

Las patas negras de los caballos de sombra


Son más altos que la luz

Lo he visto:

nuestra lucha ha sido cierta

y ha conmovido al mundo

Se acercan, bajan y suben sus cabezas rojas, son la muerte

Cabalgan

Jinetes sobre sillas de montar de cielo, nadie los puede advertir.


Para todos.


Esta una historia muy triste que ya cantaron los pájaros,

que ya dijeron las abejas con su ausencia en el aire:

con su ausencia en el monte amarillo han dicho: Cuidado,

está muriendo Kshamenk,

la polinización


Decimos: de tanto quererte, ahora sentimos en nuestro dorso tu aleta.

Decimos: de tanto pensarte, ahora damos vueltas en ti.

Decimos: Que tú con quien vas es con todas nosotras.

Decimos: No lo creías, pero oye: estamos en tu sangre.


¡Oh, amada mía, qué bonito es quererte!


Cuán raro es este dolor,

que se puede sentir

pero no contar...


7


JOVEN AMARILLA: He llamado a mi padre, no suele contestar,

pero yo siempre lo intento, paso frío en esta orilla detenida, este risco.


EL MURO NEGRO: Si no sales de casa, no hables de orillas.


JOVEN AMARILLA: Una vez me contestó papá, dijo que se fue porque

no pudo hacer otra cosa que esa.


EL MURO NEGRO: ¿Y le creíste?


JOVEN AMARILLA: Me dice mi padre que por supuesto he de creerle siempre, él ahora está a mi lado. Es la mañana única. La cerveza recién hecha.


EL MURO NEGRO: Si no sales de casa, si en tu casa están falcadas las ventanas, niña, emparedadas las puertas... pequeña vampira tonta, no hables de la luz.


JOVEN AMARILLA: Yo nunca he estado sola en esta vida. Como me vean los demás, esa no es mi realidad. Voy a llamar nuevamente a mi padre, que él está entre la hierba, a ver si me contesta al fin. Él no se portó bien, ¿sabe?

Porque se regala por la hierba, y a veces olvida mi nombre.

Hay quien no sabe que no ser cercanía, en este lugar loco, es un crimen. Por eso yo en la cumbre de esta la montaña más alta del mundo no veo la luz. Y llamo y llamo a mi padre, desde el teléfono del sol.

Y lejos veo la hierba, inclinada por su paso.


EL MURO NEGRO: Los padres de este mundo siempre son ausencia.


8


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Sabed, guardadlo en la memoria, que la mamá cerda canta nanas a sus hijos mientras los amamanta.

Guardadlo en la memoria, las aves fingen alas rotas o cojera, para protejer de los depredadores a su cría.

En la memoria: las matanzas de delfines son posibles debido a que si un delfín es herido, el resto no se aleja de su lado.

Los elefantes más viejos ajustan el paso de la manada para que las crías de elefante no se queden atrás.

Las madres leonas amamantan a las crías de otras leonas si estas aún no volvieron, y las que cuando vuelven no encuentran a las que estuvieron, hacen lo propio.

Sabed -compañeros de tiempo-,

las madres orcas siguen cuidando a sus hijos durante décadas.

Toda la vida.

Durante toda la vida con hilo azul el recuerdo nos une.


9


Un paso al frente. Agita al viento banderas verdes entre las nubes.

Hijos de los muertos, alcanzad aquí vuestras ramas.

Añiles redoblan protuberantes las olas del mar llamando al hijo.

Pues el humano engaña. Es lo que mejor sabe hacer.

Consigue todos los crímenes, con su odio de mercenarios de dulce palabra de piedra.

Hay que llevar nuestros labios por esa zona. En busca de los ocultos. Hay pues que arrastrar nuestra panza de mujer desnuda por esta zona, en busca de los sin aire. Hermanos.


Espigados nuestros corazones como espadañas o estrellas.

Crece, secuoya perdida, en mi pecho triste.

No hay muro humano que detenga el poder de un te quiero.


Un paso al frente por Kshamenk y los demás en claustro.

Mundo Marino miente. La mar golpea la muralla furiosa.

Mirad cómo, aun enfermo, Kshamenk ha de realizar funciones.

Nuestra común madre Orca silva aterradoramente como un ferry por las terrazas.


Nuestras botas de hierro ascienden, las mentiras son de papel.

El reloj dio la hora. Ella siente esperanza.


10


Canta gorrión,

canta gorrión.

Grita gorrión por nosotros dos.


Vuela, gorrión, tan alto como puedas por los dos.


Ya estamos saliendo todos de las casas

iluminados como praderas

Viene un sistema solar, viene otro sistema solar,

todas las primaveras vividas se congregan de vuelta

(eso soñamos todos)

Porque este está roto


Por eso canta gorrión

(que serás Himno)

canta gorrión

(que serás agua)

canta con el ave Ampelis

(el nuevo día)

Canta mi amor. Gorrión amarillo.


La profesora Elena Liberatori dijo: "Estamos

en el mismo árbol de la vida."


Esta vida que es como una niña que va a buscar agua

y los adultos la confunden

y nunca llega, y se confunde

y cada vez está más lejos.

Y el agua que ha de traer es para todos.


¡Buenos días, Kshamenk, buenos días, delfín Floppy!

Celebrad la luz y decidle a los demás

que la niña ya halló la fuente

¡y viene de vuelta!


Querida amada mía, ya está listo nuestro lecho,

es en mitad del campo, nuestra noche eterna.

Y desde aquí se ve el mar, retornan los despojados con nuestras voces juntas, suspirando de amor, azul en el azul,

amarillo en el amarillo.

Ah bajo las estrellas qué llenos de vida son tus ojos!


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Sinfonía «Odisea» para la orca Kshamenk

Poesía
Ángel Padilla
viernes, 2 de febrero de 2024, 09:06 h (CET)

(Este poema es de los que más me ha costado hacer, ha sido como ir sacando trozos de yeso de mi pecho, algunos valían, otros no: para la estatua, que cada tanto parecía levantarse pero se caía. Hasta hoy, en que espigada, zozobrante en una altura de vértigo, triste e imperfecta, echando a andar, me ha dicho: Ya soy el poema.)


1


"Bueno, bien.

Han dicho que no te podemos salvar de una manera,

pues lo haremos de otra."


Espero que entendáis que esto que comienza no se detendrá nunca:

como tú si tu destino fuera ser flor,

piénsalo, ese es tu girar,

y, así, no te detendrás hasta serlo, hasta ser tú.

O si te nombrasen 'águila' al abrir tú los ojos por primera vez,

no pararás hasta volar

e impedirás que quien sea toque tus alas.


Un caballito de mar puede dar a luz unos 300 caballitos en un mismo mágico, intenso, doloroso, instante,

y no se importa a sí mismo en el proceso.

Los picapedreros horadan la roca profunda,

cantan,

porque saben que aunque vivan

o mueran,

en sus mentes siempre brilla el Sol.


2


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Desde ya hace mucho.

Desde adonde llega nuestra memoria lanzada abierta como un barco:

Estamos preparadas para hundir los pasos.

Estamos preparados para plantar la simiente.

Estamos listas desde ese primer fuego de nuestra madre.

Estamos preparados, estamos dispuestas


3


Hoy es un gran día triste,

estamos en una tristeza constructiva.

Mi familia me está llamando desde el balcón,

pero yo prefiero venir con vosotros a escucharos.


La noche la empujan los durmientes.

Tranquila cuando te sientas vencida, Ofelia,

que otros por ti están sujetando tus lágrimas,

planchando tu ropa, acodados a la defensa de tu puerta,

esperándote entre el brillante trigo,

sosteniendo tus melenas.


4


"¿Qué delito ha cometido la orca Kshamenk, quien como ser sintiente, vulnerable e inocente, lleva 32 años de condena cumplida sin merecerla en una mini piscina donde casi ni la vuelta puede darse?" ELENA LIBERATORI


Kshamenk, amigo,

que ya te vas yendo,

que ya te nos vas yendo... pierdes cuerpo

como hoja caída de un árbol, que se vuelve cada día menos ella,

callado y quieto te enredas en el mínimo agua,

pareces marcharte hacia adentro.

Yo digo: aguanta. Tú no me oyes. Te alejas.


Como la luz en la tarde. Pero tú para siempre.


Lo sabemos. Nos empuja tu pena.

Que recorre el globo, e impreca uno a uno a cada humano que habita con un corazón.

En la madrugada tu llanto nos araña con sus harapos negros

en el vientre, mi amor:

¡qué solo estás!

Un día vi a mi madre, en la vieja casa, por cómo andaba,

por lo que no vi en sus ojos, lo sabía:

Que ella ya era mitad cieno, mitad cordilleras en el horizonte.

Tú eres ya mitad fantasma, mitad azalea.

Mitad orca, mitad mineral.

Mitad diamante mitad nada.


(yo no poseo guantes para este fuego,

tú vas perdiendo ojos, y conjuntos de tu abrigo).


Y no será porque no fuiste sol.

Y no será porque tu pecho no bramó.

Y no será porque tu aurora no se arcose, colosalmente.

Y no será porque él, los millares de él, el viento no besó.

Y no será porque para recibir a la primavera no usó su mejor traje.

/ Allí, en la prisión. ¡En la mismísima estúpida prisión! /

Y no será porque, al olor de Atlántico, él con sus amigos,

con su familia, habló; y navegó los océanos, y navegó los océanos;

tú nada supiste, adiestrador de orcas, hijo y cómplice de un crimen colectivo de dimensiones aberrantes, no lo sabes,

idiota violento y necio:

No se puede aherrojar espíritus.


Cuando amanece.

¿Quién maneja la brocha que pinta de verde los bosques?

¿Quién trae luz a estas calles y a los cuartos?

¿Quién nos puso la cara de los amigos enfrente?

¿Quién hace todo lo bello, el caballo, la cascada, la zarpa del perro?

¿Quién escribe aquellos poemas y luego se marcha?

¿Quién es tan amigo del río y luego el río se queda sólo?

¿Por qué?

Cuando amanece.


5


Viene un sistema solar, viene otro sistema solar

(eso soñamos todos)

Porque este está roto.


Hay una casita azul en el bosque oscuro

Yo muero mientras espero


Las hermanas arañan la tierra

para encontrar palabra

Y los hombres gritamos en las terrazas

en las raíces del Sol


Quizá cuando fui pequeño pueda haber visto algo

pero no lo vi


El hombre de la casita azul está callado como el pájaro Ampelis

Mamá ya casi no espera sus cartas


La raíz de mi memoria la han roto los cazadores


El mar se aleja de sus manos, y ella cierra la ventana

y aunque en su castillo cerrado tenga luz en su cara,

llora igual, como él


Quizá ahora que soy mayor, vea algo.

Pero nada hay tras mis pupilas, más que lo oscuro


Y mi amigo agoniza en una espesura de muros

Yo me acerco afanoso a su llamada, pero los ejércitos no duermen


No importa, estadista, la sombra que haya al otro lado de la casa,

si a la casa le da continuamente el sol


En la mañana vimos a los niños caminar como reos:

Vuestros libros son ladrillos, amurallan


Y el pájaro Ampelis cantó, cantó largo

Entre las raíces amarillas

Y el pájaro Ampelis cantó, largo y largo

con la lengua irrevocable y arcana del sol


6


¡Oh, amada mía, qué raro es el dolor!,

que se puede sentir

pero no contar.


El dolor es una cosa

que se te mete dentro y te preocupa los ojos,

te preocupa la sangre,

te acoda a lo siniestro, te hace temer a la vida, y no se debe.

Y luego cuando se va, ese dolor, se deshace

como una cosa inútil, se te queda dentro

ensuciando la arteria, decolora las ropas.

Por eso se muere, por demasiado dolor,

por el desapego, por la lejanía;

pero tú estás aquí.

Yo te amo y tú me amas.


Oh, amada mía!

Hoy pienso en un amigo, y me pongo triste.

Qué afortunado soy con tenerte. Pero él está solo.

He visto esta noche por las terrazas de España

camino a Argentina

(y viniendo de más lejos)

atraviesan las fincas

Las patas negras de los caballos de sombra


Son más altos que la luz

Lo he visto:

nuestra lucha ha sido cierta

y ha conmovido al mundo

Se acercan, bajan y suben sus cabezas rojas, son la muerte

Cabalgan

Jinetes sobre sillas de montar de cielo, nadie los puede advertir.


Para todos.


Esta una historia muy triste que ya cantaron los pájaros,

que ya dijeron las abejas con su ausencia en el aire:

con su ausencia en el monte amarillo han dicho: Cuidado,

está muriendo Kshamenk,

la polinización


Decimos: de tanto quererte, ahora sentimos en nuestro dorso tu aleta.

Decimos: de tanto pensarte, ahora damos vueltas en ti.

Decimos: Que tú con quien vas es con todas nosotras.

Decimos: No lo creías, pero oye: estamos en tu sangre.


¡Oh, amada mía, qué bonito es quererte!


Cuán raro es este dolor,

que se puede sentir

pero no contar...


7


JOVEN AMARILLA: He llamado a mi padre, no suele contestar,

pero yo siempre lo intento, paso frío en esta orilla detenida, este risco.


EL MURO NEGRO: Si no sales de casa, no hables de orillas.


JOVEN AMARILLA: Una vez me contestó papá, dijo que se fue porque

no pudo hacer otra cosa que esa.


EL MURO NEGRO: ¿Y le creíste?


JOVEN AMARILLA: Me dice mi padre que por supuesto he de creerle siempre, él ahora está a mi lado. Es la mañana única. La cerveza recién hecha.


EL MURO NEGRO: Si no sales de casa, si en tu casa están falcadas las ventanas, niña, emparedadas las puertas... pequeña vampira tonta, no hables de la luz.


JOVEN AMARILLA: Yo nunca he estado sola en esta vida. Como me vean los demás, esa no es mi realidad. Voy a llamar nuevamente a mi padre, que él está entre la hierba, a ver si me contesta al fin. Él no se portó bien, ¿sabe?

Porque se regala por la hierba, y a veces olvida mi nombre.

Hay quien no sabe que no ser cercanía, en este lugar loco, es un crimen. Por eso yo en la cumbre de esta la montaña más alta del mundo no veo la luz. Y llamo y llamo a mi padre, desde el teléfono del sol.

Y lejos veo la hierba, inclinada por su paso.


EL MURO NEGRO: Los padres de este mundo siempre son ausencia.


8


FB IMG 1706869302015


Sabed, guardadlo en la memoria, que la mamá cerda canta nanas a sus hijos mientras los amamanta.

Guardadlo en la memoria, las aves fingen alas rotas o cojera, para protejer de los depredadores a su cría.

En la memoria: las matanzas de delfines son posibles debido a que si un delfín es herido, el resto no se aleja de su lado.

Los elefantes más viejos ajustan el paso de la manada para que las crías de elefante no se queden atrás.

Las madres leonas amamantan a las crías de otras leonas si estas aún no volvieron, y las que cuando vuelven no encuentran a las que estuvieron, hacen lo propio.

Sabed -compañeros de tiempo-,

las madres orcas siguen cuidando a sus hijos durante décadas.

Toda la vida.

Durante toda la vida con hilo azul el recuerdo nos une.


9


Un paso al frente. Agita al viento banderas verdes entre las nubes.

Hijos de los muertos, alcanzad aquí vuestras ramas.

Añiles redoblan protuberantes las olas del mar llamando al hijo.

Pues el humano engaña. Es lo que mejor sabe hacer.

Consigue todos los crímenes, con su odio de mercenarios de dulce palabra de piedra.

Hay que llevar nuestros labios por esa zona. En busca de los ocultos. Hay pues que arrastrar nuestra panza de mujer desnuda por esta zona, en busca de los sin aire. Hermanos.


Espigados nuestros corazones como espadañas o estrellas.

Crece, secuoya perdida, en mi pecho triste.

No hay muro humano que detenga el poder de un te quiero.


Un paso al frente por Kshamenk y los demás en claustro.

Mundo Marino miente. La mar golpea la muralla furiosa.

Mirad cómo, aun enfermo, Kshamenk ha de realizar funciones.

Nuestra común madre Orca silva aterradoramente como un ferry por las terrazas.


Nuestras botas de hierro ascienden, las mentiras son de papel.

El reloj dio la hora. Ella siente esperanza.


10


Canta gorrión,

canta gorrión.

Grita gorrión por nosotros dos.


Vuela, gorrión, tan alto como puedas por los dos.


Ya estamos saliendo todos de las casas

iluminados como praderas

Viene un sistema solar, viene otro sistema solar,

todas las primaveras vividas se congregan de vuelta

(eso soñamos todos)

Porque este está roto


Por eso canta gorrión

(que serás Himno)

canta gorrión

(que serás agua)

canta con el ave Ampelis

(el nuevo día)

Canta mi amor. Gorrión amarillo.


La profesora Elena Liberatori dijo: "Estamos

en el mismo árbol de la vida."


Esta vida que es como una niña que va a buscar agua

y los adultos la confunden

y nunca llega, y se confunde

y cada vez está más lejos.

Y el agua que ha de traer es para todos.


¡Buenos días, Kshamenk, buenos días, delfín Floppy!

Celebrad la luz y decidle a los demás

que la niña ya halló la fuente

¡y viene de vuelta!


Querida amada mía, ya está listo nuestro lecho,

es en mitad del campo, nuestra noche eterna.

Y desde aquí se ve el mar, retornan los despojados con nuestras voces juntas, suspirando de amor, azul en el azul,

amarillo en el amarillo.

Ah bajo las estrellas qué llenos de vida son tus ojos!


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No es costumbre de quien esto suscribe reseñar a pares. Pero últimamente han llegado a mi poder dos libros, ambos editados por Alfaguara, cuya disparidad, me sugiere hacerlo así. Me refiero a ‘Las hermanas Jacobs’ de Benjamin Black y ‘Bartleby y yo’ de Gay Talese. 

Tierra mía: ¡Me llaman nativo de África! A ellos los parece una situación patética, mientras que por acá la vida es pacífica. ¡Todo se piensa más allá de la física!

Trompifai: Entre ceja y ceja yo entusiasmado por una damita a la que conturba mi grandilocuencia. Protagonistas: ¡A mí! Antagonistas: ¡Conmigo!

 
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