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En su edición del 6 de febrero de 1935, el diario Nueva Época de Salta advertía que la amenaza paraguaya de tomar la ciudad boliviana de Villamontes era cada vez más inmediata y real

De la guerra del Chaco a la guerrilla del Che

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En su edición del 6 de febrero de 1935, el diario Nueva Época de Salta advertía que la amenaza paraguaya de tomar la ciudad boliviana de Villamontes, era cada vez más inmediata y real. En esa misma fecha los paraguayos atacaron Ñaincoranza, dentro de las serranías del Aguaragüe, hasta donde habían llegado tras una larga y costosa ofensiva.


Estas sierras se suponía eran un excelente obstáculo para detener a un ejército que intentaba avanzar hacia el oeste.


Presionados desde el norte y sureste, los bolivianos tuvieron que abandonar también Boyuibé. Los paraguayos seguían logrando así gran impacto publicitario y moral, con acciones dirigidas a objetivos pequeños, pero que iban complicando la situación de Villa Montes.


Las maniobras paraguayas preocupaban a la prensa de la colindante provincia argentina de Salta, poniendo en peligro la zona petrolífera boliviana hacia el oeste y Santa Cruz de la Sierra hacia el norte.


El general boliviano Quintanilla había enviado un regimiento cuya misión específica era custodiar las instalaciones petrolíferas que la Standard Oil poseía en la zona de Camiri, que se consideraba uno de los objetivos del ataque paraguayo.


Al día siguiente, el 7 de febrero de 1935, tres regimientos paraguayos sorprendieron a los bolivianos en su retaguardia, penetrando en las sierras por una senda no custodiada hasta alcanzar Ñaincoranza.


El regimiento de infantería boliviano Manchego, perdió en la acción todo su parque de municiones y su equipo sanitario. El movimiento de cerco cortó además la senda de comunicación con Ipatí.


Alarmado, el general Quintanilla envió apresuradamente una numerosa y poderosa fuerza, con la misión de detener la incursión paraguaya en la retaguardia del regimiento boliviano y lanzar sobre la misma un ataque desde dos frentes. Esta acción permitió al maltrecho regimiento Manchego huir aunque con grandes pérdidas.


Décadas más tarde, la memoria de estos combates sería explotada por el ejército boliviano cuando el Che Guevara eligió aquellos parajes en su aventura boliviana, y Camiri acaparó la atención mundial con el juicio a Regis Debray y Ciro Bustos.


Según Pacho O'Donell, parte de la propaganda del ejército boliviano contra la guerrilla, era decirle a los campesinos de la zona que el Che y sus seguidores eran paraguayos que regresaban para arrebatarles sus tierras. Total, qué sabían aquellos nativos.

De la guerra del Chaco a la guerrilla del Che

En su edición del 6 de febrero de 1935, el diario Nueva Época de Salta advertía que la amenaza paraguaya de tomar la ciudad boliviana de Villamontes era cada vez más inmediata y real
Luis Agüero Wagner
martes, 6 de febrero de 2024, 10:11 h (CET)

En su edición del 6 de febrero de 1935, el diario Nueva Época de Salta advertía que la amenaza paraguaya de tomar la ciudad boliviana de Villamontes, era cada vez más inmediata y real. En esa misma fecha los paraguayos atacaron Ñaincoranza, dentro de las serranías del Aguaragüe, hasta donde habían llegado tras una larga y costosa ofensiva.


Estas sierras se suponía eran un excelente obstáculo para detener a un ejército que intentaba avanzar hacia el oeste.


Presionados desde el norte y sureste, los bolivianos tuvieron que abandonar también Boyuibé. Los paraguayos seguían logrando así gran impacto publicitario y moral, con acciones dirigidas a objetivos pequeños, pero que iban complicando la situación de Villa Montes.


Las maniobras paraguayas preocupaban a la prensa de la colindante provincia argentina de Salta, poniendo en peligro la zona petrolífera boliviana hacia el oeste y Santa Cruz de la Sierra hacia el norte.


El general boliviano Quintanilla había enviado un regimiento cuya misión específica era custodiar las instalaciones petrolíferas que la Standard Oil poseía en la zona de Camiri, que se consideraba uno de los objetivos del ataque paraguayo.


Al día siguiente, el 7 de febrero de 1935, tres regimientos paraguayos sorprendieron a los bolivianos en su retaguardia, penetrando en las sierras por una senda no custodiada hasta alcanzar Ñaincoranza.


El regimiento de infantería boliviano Manchego, perdió en la acción todo su parque de municiones y su equipo sanitario. El movimiento de cerco cortó además la senda de comunicación con Ipatí.


Alarmado, el general Quintanilla envió apresuradamente una numerosa y poderosa fuerza, con la misión de detener la incursión paraguaya en la retaguardia del regimiento boliviano y lanzar sobre la misma un ataque desde dos frentes. Esta acción permitió al maltrecho regimiento Manchego huir aunque con grandes pérdidas.


Décadas más tarde, la memoria de estos combates sería explotada por el ejército boliviano cuando el Che Guevara eligió aquellos parajes en su aventura boliviana, y Camiri acaparó la atención mundial con el juicio a Regis Debray y Ciro Bustos.


Según Pacho O'Donell, parte de la propaganda del ejército boliviano contra la guerrilla, era decirle a los campesinos de la zona que el Che y sus seguidores eran paraguayos que regresaban para arrebatarles sus tierras. Total, qué sabían aquellos nativos.

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