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Con 178 votos a favor y 172 en contra, y con un apoyo social mínimo, el Congreso de los Diputados aprobó, el pasado 14 de marzo, la Ley de amnistía, una ley a medida de un prófugo de la justicia hecha con la finalidad de garantizar su impunidad y la permanencia de Pedro Sánchez en el Gobierno. Una ley que supone la claudicación del Estado, la puesta en entredicho de la separación de poderes y de los principios constitucionales de igualdad y solidaridad entre los españoles.
El daño a las instituciones del Estado de Derecho erosiona de modo profundo nuestra democracia. Es una ley legitimadora de quienes no se han arrepentido de intentar un golpe de Estado, al contrario, afirman que la amnistía legitima su acción y que la próxima estación de este tren es la autodeterminación. De esta manera echan por tierra la supuesta intención de “reconciliación” con la que el Gobierno ha querido envolver la amnistía.
’A porta gayola’. Entre taurinos, forma de recibir al toro cuando sale al ruedo. Wikipedia añade que es el lance en el que el torero espera al toro de rodillas enfrente de la puerta de toriles; antes de que el animal salga, y cuando se produce la embestida, lo burla con una larga cambiada. Espectacular y peligrosa, pues el animal puede salir deslumbrado y arrollar al torero sin ver ni obedecer al capote.
Vivimos en un país cainita que lleva toda la vida con sus habitantes tirándose los trastos a la cabeza. Desde que dimos el vuelco hacia la democracia, ya hace casi setenta años, vivimos en un ambiente político que se preocupa más de resaltar lo que nos separa, que de poner en marcha lo que nos une.
Está visto que nos necesitamos unos a otros. Además, cuidado con la hoguera que actives contra tu análogo, no sea que se extienda el fuego contra ti mismo. Al mismo tiempo, custodia tu codicia, puedes ascender pero también descender hasta arrastrarte. Únicamente quien sabe preservar lo ajeno puede salvaguardar lo propio.
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