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La esperada adhesión multitudinaria e inquebrantable a la convocatoria del Comité Federal del PSOE, para adular al vanidoso Pedro Sánchez, ha resultado un rotundo fracaso que traerá consecuencias poco gratas para este cuentista. Ya me dirán si no es así, cuando ellos mismos (que multiplican siempre) dan una asistencia de 12.500 personas.
Y es que Pedro, contrariamente a lo que sus seguidores proclaman, es un ignorante integral y no se ha dado cuenta de que carece de la intuición e inteligencia necesarias para tomar decisiones razonables.
En esta ocasión, ha rizado el rizo con la escritura de una carta dirigida, nada más y nada menos que a “la Ciudadanía”. ¿Y que ha ocurrido?: Pues que la Ciudadanía no le ha hecho ni puñetero caso. Los que han ido a adularle, unas 4.000 personas, según apreciaciones más ajustadas, han sido sus beneficiarios de chollos y prebendas, compañeros de gobierno y unos cuantos ancianos desplazados de distintos lugares del solar patrio. Porque la Ciudadanía (¡a ver si aprende!) este fin de semana había decidido asistir a estadios, Romerías, Cruces y excursiones primaverales como todos los años y no le interesaba responder a tan plañidera misiva.
Esta vez, el tiro le ha salido por la culata.
Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.
Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.
Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.
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