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La situación que atraviesa la región de Tierra Santa, Palestina, pone a prueba la capacidad de resistencia de una población que ha visto y está viendo, disminuir sus números de forma dramática, hasta temerse por la continuidad de una presencia de 2.000 años. El Papa aludía hace unos días en concreto a los niños, a quienes la guerra niega un futuro en la tierra de sus padres. Uno de los gestos más elocuentes de esos días ha sido el abrazo de Francisco a un padre israelí y otro palestino unidos por el dolor de haber perdido a sus hijas de 13 y 10 años en el conflicto. Y unidos, sobre todo, por la esperanza en que Dios, a quien ambos invocan con nombres diferentes, no permitirá que el odio tenga la última palabra. Es la esperanza en la Resurrección, que los cristianos comenzaron a proclamar tras el acontecimiento del sepulcro vacío en Jerusalén. Una esperanza que brilla con especial luminosidad en medio de tanto dolor y sinsentido.
La llamada democracia formal habría surgido un corrosivo desgaste entre las sociedades occidentales debido a causas económicas (el imparable coste de la vida); culturales (el declive de las democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción, entre otras) y geopolíticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolítico mundial tras el retorno a la Guerra Fría entre EEUU y Rusia).
Sabe lo que son; se lo explicaron y, lo peor de todo, es que le da igual abrazarles, compartir mitin y retratarse con ellos para la posteridad. Parece que en la cruzada contra el socialismo y los 'colectivistas' todo vale, incluso darte abrazos de oso con lo mas granado del populismo nacionalista conservador de Occidente.
Nuevamente, un grupo de activistas del colectivo antiespecista València Animal Save nos hemos concentrado en la céntrica plaza de la Virgen de Valencia realizando una línea silenciosa en defensa de todos los animales acuáticos concienciando a favor de la liberación animal.
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