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En un estudio llevado a cabo por Gaceta Sanitaria, donde se identifican las principales contrariedades que afectan a los médicos como consecuencia de la aplicación de la ley de eutanasia. Esta norma, que se aprobó en España en el año 2021, ha acabado con la vida de 749 personas, según los últimos datos publicados.
Para el análisis, los investigadores atendieron a cuatro momentos: la recepción de la solicitud, el papeleo burocrático, el trámite propiamente dicho y el cierre. En cada una de estas situaciones, explican los autores, surgen “dificultades que pueden ser fuente de malestar” y tienen que ver con los “límites y tensiones” entre lo jurídico y lo moral, la concepción del propio rol profesional, el estrés y la sobrecarga, la falta de apoyo formal e informal, así como la relación con el paciente y su familia. La conclusión es que el 20 por ciento de los médicos sufren problemas de salud mental tras aplicarla.
Lo que está pasando tiene una explicación clara: nadie puede determinar cuándo ha de morir una persona. Sencillamente. Así pues, si hay sanitarios afectados psicológicamente se debe a que se han involucrado en una acción perversa en sí misma, se venda como se venda. Además, precisamente porque tienen una sensibilidad especial hacia la vida, con esta práctica sufren una contradicción que no resuelve ningún discurso ideológico, incluso aunque se comulgue con el mismo. Se los aboca a la impostura, y la impostura nunca acaba bien.
Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.
Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.
Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.
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