Mariano Rajoy expuso en el debate de su investidura como presidente del Gobierno su intención de acometer cambios en la política educativa, entre otras cosas para “garantizar enseñanzas comunes en todo el territorio nacional”.
“No podemos permitirnos el lujo de replantear el modelo de nuestra educación al compás de cada cambio de gobierno”, dijo Rajoy, y por ello se comprometió a buscar “el más amplio consenso para abordar los cambios que requiere la situación actual”.
Esa situación, precisó, se resume en una tasa de abandono escolar “inaceptable” y unos resultados “muy mediocres” en las pruebas internacionales de conocimiento como el informe Pisa.
La educación es la formación del capital humano pero, sobre todo, el fundamento esencial para la libertad, la igualdad de oportunidades, la cohesión social y la convivencia democrática, subrayó Rajoy.
Así como en otros ámbitos España alcanza “notables éxitos internacionales”, ninguna de sus universidades está entre las 150 mejores del mundo, y eso es muestra, en su opinión, de la necesidad del cambio.
La clave pasa, a juicio de Rajoy, por desarrollar en los alumnos los valores del esfuerzo, el gusto por aprender, el espíritu emprendedor, la exigencia la responsabilidad personales.
Su intención es mejorar la educación obligatoria y gratuita hasta los 16 años para reducir el abandono educativo temprano y elevar la formación de los alumnos. Además, la secundaria debe tener una organización “más flexible, con vías formativas distintas, de acuerdo con los intereses, motivaciones y progresos de los alumnos”.
Confirmó también su promesa electoral de promover un bachillerato de tres años, con el objetivo de mejorar la preparación de los futuros universitarios y elevar el nivel cultural medio de España.
Hay “mucho que mejorar” en los resultados del proceso educativo, advirtió Rajoy, que confirmó por ello el impulso de una Estrategia Nacional de Calidad de la Educación.
Se propone, asimismo, promover el bilingüismo español-inglés en todo el sistema educativo, impulsar la opción de una educación trilingüe en las comunidades autónomas con lengua cooficial, y extender el uso de las nuevas tecnologías para alumnos y docentes.
Además, para garantizar la eficiencia del sistema, abogó por un nuevo sistema nacional de acceso a la función docente para atraer a los mejores profesionales, primando el mérito y la capacidad, reconocer su autoridad e incentivar su labor.
En las universidades, Rajoy considera necesario una reforma que apueste por la innovación, la excelencia y la internacionalización del sistema universitario.
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