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Fernando Jáuregui
La semana política
Fernando Jáuregui Campuzano nació en 1950 en Santander y estudió Derecho y Periodismo en Madrid. Lleva 32 años dedicado a tareas informativas, habiendo desempeñado diversos cargos en Europa Press, Informaciones, Diario 16, El País, El Periódico, El Independiente, Ya y El Correo. En la actualidad colabora en ABC y en Colpisa, y dirige la revista Más-Más y los sitios digitales Ocio Crítico, Diario Crítico y Diario Hispanoargentino. Ha sido corresponsal de EFE en Naciones Unidas (Ginebra), de Pyresa y de otros medios en Lisboa durante la revolución de los claveles. En radio ha colaborado con COPE, RNE y actualmente con Onda Cero. También colabora en Telemadrid y Telecinco, donde ha sido subdirector de Informativos y director del programa 'Mesa de Redacción'. Ha publicado 18 libros sobre actualidad e historia contemporánea, el último de ellos 'Cinco horas y toda una vida con Fraga'. Fue directivo de la Asociación de la Prensa de Madrid y ahora es miembro de la directiva del Club Internacional de Prensa. Ha sido subjefe de prensa del Ministerio de Hacienda (con el ministro Jaime García Añoveros), director de comunicación del Ayuntamiento de Madrid (con el alcalde Juan Barranco) y director general de comunicación de la ONCE.
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MADRID, 20 (OTR/PRESS) Víctor de Aldama, en prisión provisional, ha pedido declarar ante el juez y lo hará este jueves. Si cuenta todo lo que sabe pondrá a más de uno en un aprieto. A más de uno y, además, importante. Y nadie piensa que alguien como Aldama, que ha estado en el ajo de todo lo que hoy constituye los titulares escandalizados de los periódicos, pida declarar sin más, llevado por un afán de esclarecer toda la verdad. Aldama sabe mucho y resultaría increíble que no hubiese hecho un pacto con la Fiscalía: cuento todo (o bastante) lo que sé, y recibo un mejor trato en la petición fiscal y en el tratamiento carcelario.
Aldama ya se ha intercambiado anteriormente mensajes con el ex ministro José Luis Abalos, y estos no han sido muy tranquilizadores para quien fuera la 'mano derecha' de Pedro Sánchez. Que, por cierto, tampoco debe andar demasiado tranquilo ante lo que el 'comisionista de las mascarillas' (y de tantas otras cosas, parece) pueda contar en el Juzgado.
Lo que puede contar Aldama está relacionado con el 'caso Koldo', en el que actuó directamente como comisionista, y también con el rescate gubernamental de Air Europa, en el que al menos fue testigo. Una cuestión que atañe directamente a Pedro Sánchez e indirectamente a la mujer de este, Begoña Gómez, aliada con Javier Hidalgo, ex dirigente de Globalia y, por tanto, de la aerolínea. Y por cierto, hoy reclamado para testificar ante el Senado.
Es decir, el comisionista, que hasta ha visto cómo desconocidos tiroteaban su coche como advertencia ante lo que pueda decir, tiene conocimiento directo de los episodios que más preocupan ahora en La Moncloa: el 'caso Koldo/Abalos' y las actividades de Begoña Gómez. Eso, sin contar con que seguramente dispone también de información sobre algunas actividades de la UCO, la Unidad Central Operativa policial que ha estado en el epicentro de la 'trama Koldo' con algunas actuaciones no bien explicadas en su totalidad.
Aldama está en prisión provisional por un presunto fraude de 180 millones de euros con el IVA en una operación de hidrocarburos. La 'trama Koldo' sería, pues, el menor de los problemas del comisionista, que quizá hasta teme por su vida, pero sí es un 'affaire' de enorme envergadura para el principal inquilino de La Moncloa, que ve cómo el círculo se cierra en torno a su mujer con las investigaciones del juez instructor Juan Carlos Peinado, y que continuarán la semana próxima.
Así, Sánchez se enfrenta este jueves a no pocos problemas: a la declaración de Aldama se suma la tramitación de la reforma fiscal del Gobierno en el Congreso, para cuya aprobación carece, en los momentos de redactar este comentario, de la suficiente mayoría. Para no hablar ya, desde luego, del lío en el que se ha metido el Gobierno al prometer a algunos de sus aliados una cosa y a otros, la contraria.
¿Seguirá Sánchez flotando sobre todas las aguas? Quizá este jueves podremos afirmar si, en efecto, su alianza con la diosa Fortuna le concede más vidas que a un gato. O si ya, con lo de Aldama por un lado y la insatisfacción de los socios que le han venido apoyando y que se sienten engañados, por otro, ha empezado el declive del político mas imprevisible, más atípico, que jamás haya ejercido el poder en España. Y quizá el comienzo del fin de la Legislatura más agónica que hayamos vivido desde la restauración de la democracia parlamentaria.
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Hasta donde me ha sido posible, he venido evitando, desde hace meses, escribir sobre el 'caso Begoña Gómez'. Me han disgustado algunas faltas de respeto a la persona, merecedora de toda consideración incluso siendo la mujer del presidente del Gobierno, de la misma manera que me desagradan las muestras de fidelidad excesiva que le prodigan ministros y funcionarios cortesanos. Pero creo que algo que no tiene, a mi juicio, trascendencia penal, pero sí tiene mucho de falta de ética, estética y de moral, merece abordarse en un periódico cuando empieza a tener claras consecuencias políticas.
20 de noviembre de 2024.
Oiga, presidente, le rogamos que, desde Brasil o desde donde sea, arregle el entuerto que hemos montado en la Unión Europea, cuya nueva dirección está paralizada por culpa de la torpeza del Partido Popular, lo sé, y por la de los propios socialistas, empeñados siempre en afrontar las cosas a mamporros. ¿Que el señor Feijoo pone trabas a la designación de la vicepresidenta Teresa Ribera como comisaria de la Competencia en la Comisión Europea? Pues entonces vamos nosotros, los socialistas, y les lanzamos otro gancho a la mandíbula, vetando como comisarios al designado por los italianos de Meloni, Raffaele Fitto, y al otro super-derechista, el húngaro Oliver Verhelvi. Así, ya hemos logrado trasladar el permanente duelo a garrotazos en que consiste la política española a la Eurocámara y a la ejecutiva europea que pretende consolidar una persona tan competente por otro lado como Ursula von der Leyen.
19 de noviembre de 2024.
Cuando esto escribo, los equipos de rescate y sus familiares aún buscan a Antonio Noblejas, que es uno de los dieciséis desaparecidos tras la devastadora DANA en Valencia. Conocí a Antonio, trabajé un tiempo con su hijo Daniel y comprendo así mejor el impacto anímico que ha supuesto la catástrofe para sus muchas víctimas. Quiero con ello decir que las imágenes que ilustran los primeros intentos de reconstrucción y limpieza de las calles no borrarán fácilmente los recuerdos, el impacto emocional ni tampoco el desastre económico que la tragedia ha impuesto. A lo que habría que unir la mala gestión política que aún ahora salpica los titulares, incluyendo los europeos, a los que hemos trasladado, cómo no, nuestras querellas intestinas.
18 de noviembre de 2024.
Ya nos advertía Don Hilarión, el personaje de 'La verbena de La Paloma', que "los tiempos cambian que es una barbaridad". Esta semana que concluye, los cambios y el Cambio, que han irrumpido en nuestras vidas como nunca en la Historia, han sido profundos y traerán consecuencias múltiples. Y no, no hablo ni de que dimita el presidente de la Generalitat valenciana ni de la absurda controversia que hemos montado en la Unión Europea a cuenta de mantener o no la candidatura de Teresa Ribera como comisaria de la Competencia. Hablo de cosas que obviamente van a ser mucho más trascendentes en el progreso o retroceso de la Humanidad y muy importantes para España. Hablo, claro, de Trump. Y de Milei. Y, cómo no, de Elon Musk. Y de su X. Y de un tal Robert Kennedy, el antivacunas negacionista que podría ser responsable de la Sanidad estadounidense, y hablo de...
17 de noviembre de 2024.
Siento decirlo, pero me parece un craso error la ofensiva contra la aún vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, ministra (todavía) para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El Partido Popular logró que el euro Parlamento aplazase la designación de la señora Ribera como comisaria europea de la Competencia, después de haber lanzado duras críticas contra ella en la Cámara de Bruselas. Estoy casi convencido de que el 'pacto de hierro' vigente en la UE entre las principales fuerzas políticas hará que ella finalmente sea, aunque con un poco de retraso, nombrada para el importante cargo, lo que sin duda frustrasaría las pretensiones del PP, que quedaría desairado.
15 de noviembre de 2024.
La democracia que yo quiero es una en la que, ante una catástrofe nacional, vemos juntos al jefe del Gobierno y al líder de la oposición buscando soluciones. La democracia que yo quiero es una en la que la oposición no torpedea los nombramientos internacionales del Gobierno, y menos cuando se trata de comisarías de la Unión Europea. La democracia que yo quiero no tolera que gente, por muy indignada que esté, llame 'asesino' al presidente de la Comunidad Autónoma que se mostró algo negligente ante la mentada catástrofe, y mucho menos al jefe del Estado que acude a cumplir con su deber. La democracia que yo quiero es una en la que el Parlamento juega un papel constructivo, y no se convierte en una batalla permanente e inútil. ¿Es esa la democracia que tenemos?
14 de noviembre de 2024.
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