Adelfa y sus problemas con el alcohol
Por si alguien no lo ha intuido ya (y si no lo ha hecho será otra razón para no dudar de los datos que colocan a España como uno de los países punteros en fracaso escolar), Adelfa tenía un problema con el alcohol. Si bien las clases particulares la producían algún momento de felicidad (el clásico “estoy seca, ¿tenéis algo rico en la bodega?” según se llegaba a un domicilio) hasta el siempre recurrido “¿podría cobrar cinco clases más por adelantado?”… lo cierto es que Adelfa no gozaba de una situación económica saneada, motivo por el cual se veía obligada a tener citas con hombres para conseguir alguna invitación a alguna copa (no menos de seis, no más de diez, que la salud es lo primero). No, Adelfa no era una prostituta porque, para llegar a serlo, tendría que haber sido bastante más guapa de lo que era. Adelfa jamás practicaba sexo con sus clientes ni prometía nada que no fuera una relación alcohólica madura y responsable. A cambio, ofrecía compañía y buena conversación.