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Lisandro Prieto Femenía
Lisandro Prieto Femenía es un docente, escritor y filósofo argentino de 34 años, papá de Pilar. Sus escritos son publicados en toda Hispanoamérica, España, EEUU y Canadá y en ellos pretende acercar la filosofía a la lectura cotidiana de todos los ciudadanos de a pie, convocando a reflexiones que interpelan nuestra cotidianidad que nos invitan constantemente a repensar críticamente nuestra existencia. |
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En la presente oportunidad presentamos la tercera entrega de la saga denominada “El sentido de la Navidad”, en la cual intentaremos reflexionar sobre dos pilares esenciales de la celebración: la humanidad y la humildad. En su esencia más profunda, la Navidad nos interpela como individuos y como sociedad, enfrentándonos a cuestiones éticas, espirituales y filosóficas.
"¿Qué me deprime? Ver a la gente estúpida feliz" (Slavoj Žižek). Bien sabemos que Žižek es un filósofo contemporáneo y psicoanalista lacaniano que se caracteriza por sus comentarios provocativos, que intentan invitarnos a pensar sobre aspectos profundos de la condición humana. Aunque la frase precedentemente presentada se suele atribuir a su autoría, la verdad es que no tenemos la certeza de que aparezca publicada en sus obras.
Continuando con la saga “El sentido de la Navidad”, hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre la paradoja temporal única que introduce la Navidad, como celebración religiosa y cultural. En un contexto de consumismo desenfrenado y rutinas repetitivas y vacías, surge un momento de ruptura en el flujo ordinario del tiempo: el tiempo sagrado.
La presente es la primera entrega de la saga “El sentido de la Navidad”, en la cual reflexionaremos sobre el simbolismo del nacimiento y la renovación, más allá de su dimensión festiva o religiosa, puesto que se trata de una celebración que invita a la reflexión de la existencia humana en general.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar una vez más sobre nuestro tiempo, también conocido como “postmodernidad”, un período caracterizado por la fragmentación de las narrativas, la desconfianza en los metarrelatos y la proliferación de los simulacros, logrando así reconfigurar radicalmente nuestra relación con la estética.
La mezquindad y la mediocridad no son simples defectos morales individuales, sino que son fuerzas corrosivas que pueden fragmentar severamente el tejido social, minar el potencial colectivo y fomentar la alienación de las personas. Estas actitudes, al arraigarse en las relaciones humanas, bloquean todo tipo de cooperación puesto que desconfían del mérito de quienes puedan llegar a tener algún talento real que no sea chupar medias.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que ya pasó de moda hace rato, a saber, la verdad. No siempre existió este modelo actual de relativizar absolutamente todo al punto de que cualquier afirmación es digna de ser considerada verdadera o certera porque, en el afán de un falso pluralismo intelectual, se quiere aceptar cualquier postulado, venga de quien venga.
Hoy vamos a reflexionar sobre un problema político clásico, que ha demostrado no solo estar más vigente que nunca, sino también haberse radicalizado en el caldo decadente de nuestras democracias occidentales. En la historia de nuestras democracias, se ha observado un patrón recurrente: una retórica puritana que clama por la moralidad y la probidad de sus gobernantes, acompañada de una realidad política marcada por el cinismo, la hipocresía y la corrupción.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre la relación entre la obra de George Orwell, titulada “1984” y su relación con nuestro presente puesto que, leer esa pieza hoy en día, es como asomarse a un espejo que refleja los desafíos más acuciantes de nuestra era. El autor, con una perspicacia asombrosa, anticipó muchas de las inquietudes que nos aquejan: la vigilancia constante, la manipulación de la información, la erosión de la privacidad y el peligro del pensamiento único.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre el subtexto de la catástrofe ocurrida en Valencia, la cual ha desencadenado una profunda reflexión sobre la naturaleza del contrato social y la responsabilidad del Estado hacia sus ciudadanos. Más allá de la devastación material y el dolor humano, este evento ha puesto de manifiesto una sensación palpable de abandono, que resuena con algunas preocupaciones expresadas por filósofos políticos desde tiempos inmemoriales.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar en torno a una emoción (o sentimiento) exagerada e hipócritamente ponderado en nuestros tiempos, a saber, la empatía. Como bien sabemos, la empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, o como decían nuestros abuelos “ponerse en los zapatos del otro”.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre la resiliencia, entendida como la capacidad de sobreponernos a las adversidades. Este poder ha sido objeto de la reflexión filosófica desde la antigüedad, ya que el ser humano siempre ha estado marcado por el sufrimiento, el dolor y las dificultades recurrentes.
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