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Me atrevo a redactar estas líneas cuando parece que se han calmado los ánimos tras las pasadas elecciones madrileñas y cuando estamos a punto de entrar en un nuevo espacio de libertad tras haber dejado atrás el Estado de Alarma. Y mire usted por dónde me ha salido espontáneamente la palabra “libertad” que es el término al que pienso dedicar mi comentario.
No es necesario haber sido un político comprometido y muy activo durante los apasionantes años de la transición, para poder afirmar, como cualquier ciudadano, que esta campaña para las elecciones de la Comunidad de Madrid nos ha enseñado la cara más negativa y zafia de la actual izquierda española.
“Tratábamos de frenar discursos de exclusión”, decía en el desayuno virtual de Nueva Economía Fórum, el candidato socialista para presidir la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) Ángel Gabilondo.
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