| ||||||||||||||||||||||
La economía mundial se ha resentido de manera desoladora a lo largo del siglo XXI. La primera crisis en llegar, en el año 2008, fue la de la burbuja inmobiliaria. Una cruda etapa en la que millones de personas perdieron su empleo y estilo de vida. Ahora, menos de una década después de la recuperación, estamos viviendo los efectos devastadores de la pandemia sanitaria y, acto seguido, ha llegado la crisis financiera asociada con la guerra de Rusia y Ucrania.
Somos el presente, lo que conlleva cargar con el ahora que es lo que importa, para poder acercarnos y profundizar en el autoanálisis. Lo prioritario es derribar muros, encauzarnos juntos y de sentirnos familia en un mundo globalizado. No importan las diferencias, son necesarios los pulsos para armonizar cultivos y concertar acordes saludables, que aminoren el sufrimiento. Sabemos que la batalla no es fácil, pero tampoco imposible.
Los momentos de crisis como los que atravesamos actualmente también generan nuevas oportunidades. La capacidad de reinvención en tiempo récord a la que se está viendo sometido el mundo empresarial y económico está acelerando procesos de transformación que no estaban tan adelantados como la digitalización de las compañías o el teletrabajo.
En la situación actual de incertidumbre, el miedo por el devenir de ciertos sectores laborales ha hecho que muchos emprendedores se cuestionen la viabilidad de sus proyectos y, en ocasiones, decidan dejarlos en ‘stand-by’. Sin embargo, la clave para tener éxito empresarial no consiste en pausar los proyectos, sino en formarse y adquirir habilidades clave que permitan mirar la situación actual desde otro ángulo para sacar ventaja de ella y aprovecharla en la construcción de nuestra nueva empresa.
|