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En España, como ocurre en otros países existen dos meses del año en el que se dispara la deuda particular. Se trata de diciembre y junio, el primero a causa de las Navidades y los gastos que se generan en deuda mala (aquella que no genera beneficio) y el segundo referente a las vacaciones de verano.
Lo que está ocurriendo en el capitalismo de nuestros días es que, en lugar de proporcionarse crédito como un medio necesario para crear riqueza, su crecimiento constante se ha convertido en un fin. Algo que tiene consecuencias funestas porque obliga a seguir endeudándose continuamente para seguir pagando la deuda, drenando recursos que podrían dedicarse a crear riqueza productiva.
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