| ||||||||||||||||||||||
lusionados, saltando, corriendo, gracias a Dios comiendo, esperan un dueño atento los perros de las perreras.
Tengo mucho que hacer ahí fuera, en el frío exterior, ¿será una bendición o una locura de casa de locos ciertas cosas que suceden a los hombres?… Corazón latiendo y congelado a su pesar… tengo mucho por hacer, pero, ¿pa´qué?, ¿para quién?…
La espera tiene su recompensa, la cuestión radica en no desesperarse, para poder dar sentido a la vida. Lo importante siempre es entrar en disposición de encuentro; y, así, llegar a buen puerto a través de los acuerdos entre unos y otros. Por eso, es trascendental no confundirse e ir a lo esencial.
Muchos españoles, nacidos en la década de 1940, han vivido la posguerra con lo que significa ese concepto. Dureza social, desconfianza cívica, supervivencia racionada, manipulación de ideas y sentimientos y educación edulcorados con la ideología política del momento. Algunos, ya pocos, todavía pueden recordar su experiencia personal de lo que es una guerra civil.
Nervios, miedos, esperas que se hacen interminables… estas inquietudes pueden llegar a minar la ilusión de la mujer que esté buscando un embarazo mediante técnicas de reproducción asistida. Una de las situaciones que más angustia genera es la betaespera, es decir, el tiempo que pasa desde que la paciente se hace la inseminación artificial, hasta el día que obtiene el resultado de la prueba de embarazo en laboratorio.
|