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¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás alabanza de ella, porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Romanos 13: 1, 3, 4). Lo que está mal o bien no lo dictan los dictadores, lo determina la Biblia. Las autoridades como servidores de Dios deben gobernar guiados por los principios bíblicos de la justicia.
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