| ||||||||||||||||||||||
Cada vez que abre la boca, Íñigo Urkullu, sube el pan o baja la bolsa. Y cuando habla de asuntos de fiscalidad ya es el colmo: algo así como las risotadas de los niños cuando los payasos hacen su aparición en la pista del circo. Hace unos días se ha reído media España de él y, si no lo ha hecho la otra media, es porque no ha entendido la majadería interesada que ha esputado.
|