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Aquí me tienes, amigo lector, soportando con pulso firme y amor propio esa cláusura laica instalada entre de las dos Españas, para que nos sirva de acicate y memoria de manera que no se nos borre Antonio Machado, mientras nos defendemos del virus y la multiplicación de los peces de la corrupción, de la mediocridad de una España oficial sumida a modo de padre nuestro de cada día.
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