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La pérdida del olfato ha marcado la pandemia de COVID-19 al ser uno de los síntomas más destacados con una prevalencia del 53%, sobre todo en pacientes jóvenes y no hospitalizados, como ha podido comprobar la SEORL-CCC en diferentes estudios. Esto es debido a que el virus SARS-CoV-2 se sitúa en el epitelio respiratorio, por lo que puede afectar al neuroepitelio olfatorio. Aunque una parte de ellos recupera la capacidad olfativa de forma espontánea, hay otra parte en la que este problema persiste y en la que la solución está en el entrenamiento olfatorio.
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