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Aplicando el símil del tenis a este asunto, resulta que los chinos se están dedicando a devolver la pelota vírica a sus contrarios. Dando pruebas de su paciencia tradicional, habían dejado que la parte contraria de la cancha, donde se ventilan los grandes negocios del momento, se dedicara a anotarse puntos sin ningún esfuerzo, porque permitían que la pelota pasara a su terreno, sin responder, pero como la paciencia tiene un límite ha decidido devolverla al contrario.
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