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Aunque un jubilado tiene unas vacaciones perpetuas sigo llamando vacaciones a cambiar de aires por un par de semanas. Antes de entrar, mi mujer y yo en la década de los ochenta, en que se ha acentuado nuestro deterioro físico hemos aprovechado cualquier motivo para recorrer España. Hoy, gracias a la ayuda de nuestros hijos, hemos estado en la costa de Málaga, (más bien en la piscina de la urbanización), ya que la arena de la playa no la hemos pisado.
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