| ||||||||||||||||||||||
La humanidad ha estado siempre en una búsqueda incesante de la verdad y el sentido de la vida. Este anhelo de comprender nuestra existencia ha sido el motor detrás de la filosofía, la religión y el arte a lo largo de los siglos. Sin embargo, Albert Camus, el filósofo existencialista francés, introduce una perspectiva inquietante pero profundamente reveladora: la vida, según él, no tiene un propósito inherente.
En esta barahúnda constante en la que todos combaten a todos, en la que todos dicen verdades y mentiras respecto a la política tanto nacional como internacional, ¿cómo podré orientarme? Hastiado de tanto telediario teledirigido desde el gobierno o al servicio de unos pocos adinerados, opté por refugiarme en la lectura de los diálogos de Platón y poner atención a la Apología de Sócrates, incansable buscador de la verdad y condenado por ello a beber la cicuta.
El libro El balcón de Sócrates es una obra interesante que desarrolla numerosos aspectos del universalismo moral del maestro de Platón desde una perspectiva tanto filosófica como educativa. El autor José María Barrio es un filósofo de la educación profundo y que también sabe criticar los desajustes o las deficiencias existentes en los procesos formativos en nuestro país.
La interacción entre cuerpo y mente está presente en las explicaciones del preceptor de Alejandro Magno. Se discute la autoría de este problema XXX del Corpus aristotelicum. Según Diógenes Laercio el autor es Aristóteles. Según otros investigadores podría ser obra de su gran discípulo y amigo Teofrasto especialmente en la parte inicial.
En el libro de Victoria Camps titulado La búsqueda de la felicidad la autora que es catedrática de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona escribe sobre el sentido de la vida y acerca de la mejor vida que podemos lograr, entre otras muchas cuestiones.
|