En los últimos días, decenas de ejemplares de Carabelas Portuguesas se han apoderado de playas de Alicante, Murcia y Málaga. Los investigadores prevén que las condiciones ambientales y la sobrepesca provoquen más avistamientos en las principales zonas turísticas del Mediterráneo. La picadura de esta especie de medusa es de las más venenosas y dolorosas. Por eso es muy importante saber cómo pica una medusa y sus métodos de prevención.
¿Cómo pica una medusa?
Si bien es cierto que es una de las especies más llamativas, su picadura se produce en milésimas de segundo. Muy poco tiempo para reaccionar e intentar evitarla. Cada uno de sus largos tentáculos contiene miles de células urticantes que se activan al entrar en contacto físico con la piel humana. Estas células contienen túbulos como arpones que inyectan veneno en la piel, generando dolor, sarpullidos y enrojecimiento.
Cada tentáculo contiene millones de células urticantes. Todos los organismos que pertenecen a la familia “phylum Cnidaria“, como las propias medusas, el coral o las anémonas, están equipadas con este tipo de células, que les protegen de los depredadores. Cada una de estas células (cnidoblastos) consiste en una cápsula que contiene: un filamento enrollado acabado en un dardo y potentes toxinas.
¿Cómo es la picadura de la carabela portuguesa?
La picadura de esta temida especie es venenosa y muy dolorosa. Puede provocar fiebre, dolor de cabeza, inflamación local, náuseas, vómitos y/o nerviosismo. Para evitar este serial de malestares entre los bañistas,
la marca SAFE SEA distribuye en el mercado farmacéutico una gama de cremas solares que inhiben la picadura de toda especie de medusa. Y entre ellas, la de la temida Carabela Portuguesa.
¿Cómo protege esta marca de las picaduras de medusa?
Safe Sea contiene ingredientes únicos y patentados que evitan las picaduras a través de 4 mecanismos sinérgicos:
Primero, su textura hidrofóbica dificulta que los tentáculos se adhieran a la piel.
Luego, Safe Sea libera unos polisacáridos que confunden a la medusa y hacen que esta piense que está tocando a otra medusa, con lo que las células urticantes no se activan.
A continuación, se bloquean los receptores de las células urticantes, que no reciben la información de tener “una presa” o “enemigo”. Es el mismo sistema de defensa que protege al pez payaso de las anémonas.
Por último, se reduce la presión osmótica en la célula urticante, que sería necesaria para el activar el disparo sobre la piel humana.
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