Por tercera vez el parlamento británico ha rechazado el plan de la primera ministra Theresa May para salirse de la UE. Esto se da en el día en que se cumplen dos años desde que ella aplicó el artículo 50, lo que implicaría que hoy debiéramos divorciarnos del bloque europeo.
Según los recientes acuerdos estipulados con la UE se amplió el plazo de salida para el 12 de abril para el caso que el plan de May no fuese refrendado. Ahora varios dirigentes europeos hablan de que se hallan preparados para una ruptura no negociada lo que implicaría la caída de la libra esterlina, aranceles a los productos que UK importa de o exporta a la UE y visas para que los ciudadanos británicos tengan para ingresar a la UE (y viceversa), además de toda una serie de colas en puntos de entrada y problemas con el comercio y la producción.
Por supuesto que las amenazas de un Brexit sin acuerdo son, esencialmente, medidas de presión para conseguir algo. Como ahora es UK la interesada en que no se dé un Brexit no negociado, es la UE la cual tiene el timón, y ésta va a demandar que la mejor posibilidad que tiene para postergar el Brexit es un periodo de largo alcance, el cual podría durar hasta fines del 2019 o del 2020.
Esto implicaría que UK debiera participar en las elecciones al euro-parlamento a darse a fines de mayo, cosa que ya había sido previamente desestimado, que UK debería tener más tiempo para llegar a un consenso interno y también esperar a que el nuevo parlamento europeo elige a sus respectivos directivos y acuerde sus nuevos planes, para quienes la situación de uno de sus 28 miembros (en este caso, UK) no sería ya la prioridad.
Si UK va a ser parte de esos comicios, es probable que se invierta la tendencia que se dio en la anterior euro-elección del 2014, cuando la gran sorpresa fue que por primera vez todos los partidos británicos tradicionales perdieron y quien ganó fue el antieuropeo UKIP, el cual presionó para que los conservadores fuesen a prometer dar un referéndum sobre la UE y que moviera el viento en su favor.
Ahora la marea se mueve en la otra dirección. Mientras el sábado 23 hubo un millón de personas en las calles de Londres demandando un nuevo referéndum para poder votar poder quedarse en la UE, hoy viernes 29 hubo una marcha para implementar el Brexit, la cual solo trajo cientos o pocos miles de personas. Mientras hay una petición al parlamento que pide revocar el Brexit, la cual bordea las 6 millones de firmas y ya se ha convertido en la mayor de la historia, la petición inversa que pide que para hoy se de el Brexit apenas tiene la décima parte de esas firmas.
En unas nuevas euro-elecciones el UKIP va a quedar muy atrás del 27% que obtuvo en el 2014, porque se encuentra disminuido y dividido, su líder histórico Nigel Farage se ha ido y su nuevo partido no ha de despegar mucho, y porque esta vez no va a darse tanta apatía y van a salir a votar en masas mucha gente, especialmente gran parte de los 3 millones de ciudadanos europeos que no fueron habilitados para sufragar en el referéndum pero que sin ha de poder ir a las urnas en dichos comicios.
Para este lunes primero de abril el parlamento debe volver a sesionar. Una de las propuestas a ser tomadas en cuenta es la de buscar una fórmula de transacción entre los que quieren quedarse y los que quieren irse, como la que propuse “el padre de la casa de los comunes” Kenneth Clarke, quien propuso extender el periodo de salida por alrededor de uno a dos años más para lograr que UK se mantenga en una forma de unión económica europea pero no de la unión política. Esta última propuesta de Brexit fue de las 8 que fueron derrotadas el lunes 24, la que casi logra una mayoría.
Sin embargo, dado el entrampamiento del parlamento y que los dos grandes partidos que controlan casi el 90% de la cámara de los comunes (conservadores y laboristas) se encuentran bastante divididos ante el Brexit, cada vez más crecen las tendencias en favor de pedir que ahora sea el pueblo quien dirima, ya sea mediante un adelantamiento de las elecciones generales o mediante un nuevo referéndum.
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